miércoles, 26 de junio de 2013

La joya oculta

“El 29 de septiembre de 1982, Tail Dragger grabó nueve canciones con una banda de lujo y muy representativa del sonido de Chicago: Johnny B. Moore y Jesse Lee Williams, en guitarras; Eddie ‘Jewtown’ Burks, en armónica; Willie Kent, en bajo; y Larry Taylor, en batería. La sesión fue producida por Iron Jaw Harris, pero el disco nunca vio la luz porque Harris murió poco después. A los pocos meses, Jimmy Dawkins llegó a un arreglo con el cantante y editó en su sello Leric un disco de 45 RPM con My head is bald en el lado A y So Ezee en el lado B. Dawkins le agregó a la grabación el piano de Lafayette Leake y la armónica de Little Mac Simmons. Ese sencillo tuvo una venta discreta en su momento y las otras siete canciones durmieron durante 30 años en la casa de Tail Dragger”. Esa es la descripción del sello Delmark que acompaña el lanzamiento de este álbum que, desde una perspectiva histórica, es un hallazgo formidable.

La historia de Tail Dragger es conocida. Su apodo se lo puso nada más y nada menos que Howlin’ Wolf, quien vaticinó además que él sería su sucesor. Y no se equivocó. Tail Dragger desarrolló una forma de cantar muy parecida a la de Wolf y se convirtió en uno de los músicos más importantes de la escena de Chicago.

Tail Dragger venía tocando desde hacía un tiempo con esos músicos en el Delta Fishmarket, así que la sesión de grabación fue algo que surgió de manera natural. Las letras de las canciones hablan de amores, desengaños y de la vida en general, con la impronta y la majestuosidad que sólo un cantante de fuste como él le puede dar. La sincronía entre los músicos es absoluta.

Además de los dos temas que fueron editados en su momento, Stop lyin’- The lost sessions cuenta con otras composiciones de Tail Dragger como Where did you go, Ain’t gonna cry no no, Don’t trust yo woman y la que da nombre al álbum. El disco cierra con una entrevista de 16 minutos en la que Tail Dragger relata cómo fue el primer contrato que firmó y algunas anécdotas de la grabación que ahora ven la luz, así como también otros recuerdos de la época.

Los amantes del blues tradicional de Chicago sabrán valorar este disco en el que, además de la voz potente de Tail Dragger, se lucen la guitarra de Johnny B. Moore y la armónica de Simmons. The Lost Sessions es una novedad que resistió al paso del tiempo y que, con justicia, ahora está al alcance de todos. 




1 comentario:

Ezequiel Diaz Baruj dijo...


Grande martin gracias por compartir !