miércoles, 29 de septiembre de 2010

Le Noise, lo nuevo de Neil Young

Que buenos son los discos de Neil Young. El tipo es un genio de la alternancia. Todos sus álbumes son una sorpresa. En los últimos diez años editó siete álbumes de estudio muy distintos entre sí. Silver & gold (2000): tranquilo y acústico, en la línea de Harvest moon; Are you passionate? (2002): romántico y bluseado, con Booker T & The MG’s; Greendale (2003): un álbum conceptual y rockeado que grabó junto a Crazy Horse; Prairie wind (2005): fue grabado en Nashville y representó la vuelta de Neil Young a la música country; Living with war (2006): fue su rockeado alegato antibelicista contra la administración Bush; Chrome dreams II (2007): representó su rescate emotivo de los archivos remozado con una impronta actual; Fork in the road (2009): rock de garaje inspirado en los autos, las rutas y el plan de salvataje de Obama a la industria automotriz.

Ahora, en un nuevo giro, el tipo se unió al productor noir Daniel Lanois y editó un álbum excepcional. Neil Young, su guitarra y una andanada de efectos conforman Le Noise. Apenas ocho canciones que reflexionan sobre la vida y la muerte, el amor, los recuerdos y cómo vivir con ellos. El disco abre con Walk with me: la Les Paul de Young ruge. Es impresionante el sonido abarcador y poderoso de su guitarra. Le siguen tres temas en la misma onda hasta que en el track 4, Love and war, Young cambia al modo acústico e interpreta una melodía dulce y melancólica, con unos solos conmovedores, que en el futuro seguramente será recordada como una de sus mejores canciones. Hay otro tema acústico más, Peaceful vally boulevard, también maravilloso y sutil.

Lanois, quien ya produjo a Dylan, U2 y Peter Gabriel, no modifica el estilo de Young, ambos se adaptan muy bien. Le Noise es un disco sencillo y profundo. "Quizás hemos reinventado el rock 'n' roll hasta cierto punto, al ser una sola persona y tener todo ese poder; es algo increíble. Le Noise es el opuesto de lo que otros están haciendo. La mayoría de las grabaciones de rock ahora están metiendo más y más cosas y comprimiendo más y (ecualizando) más. Bueno, nosotros nos fuimos hacia el otro lado. Decidimos mostrar más el paisaje para que uno pudiera ver cuál era el centro del mismo", dijo Lanois en una entrevista a la agencia The Associated Press.

En la misma entrevista, Young definió al disco: "Creo que es un, no sé... un álbum espiritual en cierto modo. Tiene mucho que ver con el amor. El amor está presente en casi todas las canciones... No está tratando de ser nada. Está tratando de ser él mismo".

lunes, 27 de septiembre de 2010

Lanzamientos de septiembre

Robert Plant – Band of Joy. Robert Plant es uno de los mejores cantantes de la historia del rock. Eso es un hecho indiscutible. Como también que su último disco es excelente. Band of Joy era el nombre de la banda de Plant, antes de que Led Zeppelin fuera una realidad. Como no hay nada grabado de aquellos años de finales de los sesenta no se puede hacer una comparación de estilos, pero lo que está claro es que el espíritu del álbum está centrado en un flashback sesentoso que combina un sonido folk transatlántico con una mixtura de rock y blues. La elección de los temas es curiosa: no hay grandes hits pero sí versiones de Los Lobos, Townes Van Zandt y Richard & Linda Thompson. Band of Joy es un álbum para escuchar tranquilo, que requiere mucho más de una pasada para descubrir todos sus matices. Pero sin duda es súper recomendable.

Black Country Communion - Black Country Communion. Una casualidad: Black Country es la región inglesa de la que surgió Robert Plant, así como también Glenn Hughes y John “Bonzo” Bonham. Hughes, ex bajista de Deep Purple, es un porcentaje grande de este proyecto extremadamente rockero. Bonham murió hace varios años, pero la batería aquí está a cargo de su hijo Jason. Los otros dos miembros de la banda son el tecladista Derek Sherinian (ex Dream Theater y Alice Cooper) y el magnífico Joe Bonamassa. Communion es un disco brillante, la guitarra de Bonamassa suena tan fantástica como en sus trabajos solista, pero aquí adquiere una especie de licencia que lo aleja un poco del blues –no del todo- para poder descargar una furia eléctrica muy interesante. La sinergia entre Hughes y él es brutal. El gran mérito aquí también es del productor Kevin Shirley quien vio el año pasado a Bonamassa y Hughes tocando juntos durante un festival y armó la banda para darle rienda suelta a esa "comunión".

Jerry Lee Lewis – Mean Old Man. Cuando juega la selección el técnico pretende tener a los mejores: Messi, Higuaín, Tévez, Mascherano. En este caso, Jerry Lee Lewis convocó a su selección de rock & roll y country para su nuevo disco: Keith Richards, Eric Clapton, Mick Jagger, John Fogerty, Ringo Starr, John Mayer, Solomon Burke, Sheryl Crow, Ron Wood, Willie Nelson, Slash, Kid Rock y Robbie Robertson, entre otros. Los Stones tienen una buena participación en el disco: Ron Wood toca la guitarra en el primer track, Mean old man, que le da el nombre al álbum. Jagger acompaña al viejo Jerry Lee en Dead flowers y luego aparece un Richards iluminado en Sweet Virginia. Después todo sigue en un mix rocanrolero y campestre. John Fogerty interpreta una animada versión de Bad moon rising. Y Slash y Kid Rock acompañan al pianista en Rockin’ my life away. Es la secuela perfecta de Last man standing (2006), incluso tiene hasta varios de los mismos invitados. La diferencia es que cambió el productor y este álbum es más relajado -por momentos bucólico- que el anterior. Jerry Lee Lewis está viejo pero aún quiere rockear.

Santana - Guitar Heaven: The Greatest Guitar Classics of All Time. En 1999, Santana editó el disco Supernatural, con varios invitados y un puñado de buenas canciones. Ese álbum llevó a Santana a la primera plana: éxito de venta, tapas de revistas, decenas de premios. Supernatural cautivó a un nuevo público, pero los que lo seguían desde antes se sintieron un poco desilusionados porque el rey de la guitarra latina se había vuelto demasiado pop y comercial. Los dos discos que le siguieron –Shaman y All that I am- tuvieron la misma tónica, pero con un agregado: ya no tenían la frescura del primero. Son dos álbumes olvidables e intrascendentes. Ahora, con Guitar Heaven vuelve a desilusionar. Más allá de los temas –Smoke on the water, Back in Black, Sunshine of your love, Whole lotta love- y los invitados –Joe Cocker, Rob Thomas, Jonny Lang, Chris Cornell- el disco no aporta nada. La guitarra de Santana suena bien, claro, pero para escuchar esos temas hoy realmente es preferible poner los originales de Deep Purple, AC/DC, Cream o Zeppelin. Es hora de que el productor Clive Davis deje que Santana vuelva a ser Santana.

Varios Artistas - Warren Haynes Presents The Benefit Concert Vol. 3. Lo mejor de este disco doble es la diversidad. Si bien fue editado ahora, fue grabado en vivo en 2001 gracias al fino laburo de Warren Haynes que, además de ser un excelente guitarrista, organiza estos conciertos benéficos en su Carolina del Norte natal cuando llega la Navidad. El propósito: recaudar dinero para las fundaciones de caridad locales. Así, Haynes logró montar un show que transmite blues, folk. y rock, tanto acústico como eléctrico que hace esta parábola: comienza con Alvin “Youngblood” Hart tocando un country blues con su guitarra y termina con Gov't Mule, al palo, interpretando Rockin' in the free world, de Neil Young, junto a Audley Freed (Black Crowes) y otros invitados. También participaron del festival los Blues Travelers, Phil Lesh (Grateful Dead), Edwin McCain y Drivin’ N Cryin’.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Wine song 41

El blues de Chicago actual también tiene su wine song. WINE HEADED WOMAN, de Lurrie Bell, cuenta la historia de una mujer que toma vino por la mañana, por la noche y en todo momento y cuya única ambición es: tomar vino, claro. Es la versión vitivinícola del tema Beer drinking woman, de Memphis Slim. Lurrie Bell grabó esta canción para su disco Let’s talk about love, de 2007, que presentó hace pocas semanas aquí en Buenos Aires.


lunes, 20 de septiembre de 2010

Leyendas de la armónica

James Cotton – Giant. Este disco es increíble. Cotton está en un nivel formidable y su armónica suena estupenda. Pero esta vez el plus, la explosión, viene de la mano del gentil Slam Allen, un cantante y guitarrista soberbio y con mucho soul. El resto de la banda, todos conocidos del público porteño, son Tom Holland, Noel Neal y Kenny Neal Jr. Buried alive in the blues, el tema que abre el disco, es tan alucinante que ya predispone de la mejor manera. Pero el resto no desentona. En la versión de How blue can you get? Slam llega a su pico máximo con unos solos sensacionales y un registro de voz muy poderoso. With the quickness es un shufflle instrumental en el que la armónica de Cotton planea. Y así, una pila de canciones más –That’s alright, Going down main street- en donde la compatibilidad entre Cotton y Slam sigue fluyendo hasta el último acorde. Giant es la gran obra moderna de una de las leyendas vivas del blues. Dejó pasar seis años desde su último disco y ahora vuelve de la mano del sello Alligator Records. El gran acierto ahora es haber cambiado: en Baby don't you tear my clothes (Telarc / 2006) invitó a músicos como Odetta, Bobby Rush o Marcia Ball para que cantaran. Aquí le da una oportunidad enorme a Slam Allen, quien no la desaprovecha.

Charlie Musselwhite – The Well. Acá tenemos a otro de los maestros modernos de la armónica luciéndose con su nuevo álbum. The Well tiene dos particularidades: es el primer disco de su carrera que graba íntegramente con temas propios y es su regreso al sello Alligátor, luego de peregrinar por otras discográficas durante 14 años. La banda, conformada por Dave Gonzales (guitarra), John Bazz (bajo) y Stephen Hodges (batería), suena groovie y se adapta a la perfección a los distintos ritmos que Musselwhite impone en los temas. Su voz, además, suena mejor que nunca: emana blues desde las vísceras. Todo el disco funciona como una autobiografía. Es realmente impresionante. Sobre todo su tema Sad and beautiful world, que canta junto a Mavis Staples, y en el que relata su experiencia luego del crimen de su madre, Ruth, durante un robo en 2005. Después hay de todo un poco: sonido del Delta, down home blues, shuffle, boogie y hasta un guiño al jazz en Dig the pain. Es muy buena la sinergia entre él y Gonzales en el instrumental Sonny Payne Special. Blues puro.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Maceo Funker

Foto Clarín
La banda de Maceo Parker suena como una pieza de relojería de alta gama. La maquinaria funky es perfecta. El sonido es contagioso y terco. Y puede llegar a ser tan caliente como Maceo quiera. El tipo baila, canta, anima, habla con el público. Dirige a sus músicos con señas, toca el saxo y, por sobre todas las cosas, no deja dudas de quién es el genio del funk actual. Todo el show –generoso con sus más de dos horas- fue una gran explosión rítmica. Maceo Parker, un tipo híper cool por donde se lo mire, llevó al groove a su máxima expresión.

“Si alguien se pregunta qué es lo que tocamos les digo que no es jazz –hace un gesto burlón con los manos-. Amo el jazz, pero…. Make it funky”. Todo había comenzado con un intermitente juego de luces, la banda tocando Funky Fiesta y la road manager, Natacha Maddison, haciendo las veces de maestra de ceremonia. Luego de un amague de Papa's got a brand new bag, el final de Funky Fiesta fue brutal. Todos los músicos se quedaron estáticos, como congelados, durante varios segundos. Impresionante.

Los arreglos de los temas son perfectos. Los silencios también. Bastó con escuchar la versión de Off the hook. William Hogans con la trompeta y Gregory Boyer con el trombón son pilares de bronce, los guardaespaldas del saxo de Maceo. Los tres suenan fantástico. Bajo y batería son un conglomerado rítmico, preciso y riguroso. El guitarrista Bruno Speight fue lo menos destacado: se despachó con unos solos un tanto chillones. Luego están los coristas Carolyn Hall y Corey Parker, el hijo de Maceo, quien también rapea y canta un par de canciones.

El Gran Rex estaba lleno. Había caras muy conocidas, músicos importantes como Luis Salinas y Walter Malosetti. Al principio muchos tuvieron la duda si Maceo iba a llenar el Gran Rex. Ahora es evidente que La Trastienda ya le quedaba chica.

Maceo dijo la palabra “love” (amor) unas cien veces. “We love you”, repetía. Presentó a sus músicos una y otra vez. La estructura de las canciones así se lo permite. Jugó con las palabras, con el ritmo. El hombre, proveniente de un planeta llamado Groove, es el dueño absoluto del escenario.

Una imagen que me quedó grabada: cuando todo terminó, la gente estaba tan encendida que al salir del teatro, desde la tercera bandeja, bajó una horda de flacos cantando “sacude todo lo que tenés”. Es que los bises fueron tremendos. Maceo amagaba con irse y volvía. Hubo un homenaje a Ray Charles, corto, en el que él y el tecladista William Boulware interpretaron You don’t know me. Y luego, con la gente coreando, Maceo dio lo que todos querían: Shake everything you got. Fue como un trance colectivo. Para donde mirara había gente literalmente sacudiéndolo todo.

La noche de ayer fue de esas en la que todo fluye con naturalidad, en la que la música domina la escena, las mentes y las almas. El espíritu de James Brown, presente. Fue una noche en el nombre del Funk.


martes, 14 de septiembre de 2010

Blues local (segunda parte)

“El blues paga mal”, asegura Mauro Diana, líder de los Easy Babies. Y si lo dice él hay que creerle. Hace años que él la viene peleando en el ámbito del blues local, tocando e instruyendo a chicos que están interesados en aprender los secretos y yeites de este género tan hermoso como cautivante. Aproveché el lanzamiento de su álbum para hacerle a Mauro unas preguntas para conocer cómo se acercó al blues y cómo lo vive.

1) ¿Cómo empezaste a escuchar blues?
Crecí en Valentín Alsina, mi primo y amigos mayores escuchaban a los Rolling Stones, había unos temas que me gustaban mucho y siguiéndolos llegue a Muddy Waters.
2) ¿Cuál fue el primer disco de blues que compraste?
Creo que fue Standing at the crossroad de Elmore James, pero pudo haber sido un compilado de BB King que se llamaba How blue can you get que estaba en Musimundo.
3) ¿Cuáles consideras que son los tres mejores discos de la historia del blues?
No creo que existan los tres mejores discos de la historia del blues, pero te puedo nombrar tres muy importantes en mi vida: I’m Ready, de Muddy Waters; Ain’t that enough comin’ in o Lost in the Blues, de Otis Rush; y The real deal,de John Primer.
4) ¿Cuál fue tu mejor experiencia arriba de un escenario?
Tuve muchas experiencias increíbles. Tuve la suerte de estar en el Buddy Guy Legend, en Chicago, el día que el club festejaba su décimo aniversario. Phil Guy estaba allí y me invitó a tocar la noche con él. También toqué junto a John Primer en el Checkerboard Lounge, bar que conocía del video de los Stones junto a Muddy Waters. Esa noche, junto a Roberto Porzio, compartimos escenario con Carey Bell. Era 1999, yo tenía 22 años y estaba cumpliendo un sueño. De Valentín Alsina a Chicago. Otro momento alucinante, y que no soñaba, fue ir con Pato Raffo a tocar a Moscú, donde junto a Omar Itcovici, acompañamos a John Primer en su gira por Rusia.
5) ¿Quién es el músico argentino que mejor nos representa a nivel internacional?
Para los que decidimos quedarnos, tocar, producir y difundir el blues acá es difícil pensar en una carrera internacional. Creo que hoy en día, el músico argentino de blues con más proyección es José Luis Pardo, que esta haciendo su historia desde Europa.

viernes, 10 de septiembre de 2010

El último disco de EC

En estos años se han impuesto dos estilos para bucear en el inmenso mar de la música popular estadounidense. Uno es el de Bob Dylan, quien va redescubriendo viejas canciones y ritmos, les saca el polvo y las reinterpreta con una sencillez dotada de personalidad y sentido histórico. Esos antiguos temas se convierten en nuevos clásicos en los que Bob deja su sello. El otro es el de Rod Stewart, quien tomó canciones más populares e hizo versiones comerciales, hits de venta, tan efímeros como exitosos. Lo de Eric Clapton, en su último trabajo, es una mezcla de ambos aunque con una inclinación hacia el lado de Dylan. Hay cuatro razones que hacen que su disco número 19 como solista sea de lo mejor que editó en los últimos años. 1) Slowhand está rodeado por una gran banda: Doyle Bramhall II (guitarra y producción), Willie Weeks (bajo) y el experimentadísimo Jim Keltner (batería). 2) Los invitados son un verdadero lujo: J.J. Cale, Wynton Marsalis, Allen Toussaint, Kim Wilson, Derek Trucks, Sheryl Crow y Paul Carrack. 3) El costado de intérprete en Clapton está muy bien trabajado desde lo vocal y sus solos de guitarra destilan una amplia gama de matices que abarcan desde el blues del Delta hasta el jazz. 4) Las canciones elegidas son verdaderas joyas históricas que comprenden distintos períodos y geografías musicales: Lil’ Son Jackson, Little Walter, Johnny Mercer, Fats Waller, J.J. Cale, Robert Wilkins, Snooky Pryor, Hoagy Carmichael. Claro que lo mejor del álbum son las versiones bluseras: en Hard times blues se luce el slide de Doyle Bramhal; Run back to your side tiene una épica sureña de la mano de Derek Trucks; la armónica de Kim Wilson estalla en Can't hold out much longer y Judgement day; el comienzo con Traveling alone es arrollador. Después, en las versiones más jazzeras, el aporte de la trompeta de Marsalis le da una perspectiva distinta a la música de Clapton. Tal vez lo más flojo del disco es Diamonds made from rain, junto a Sheryl Crow, una balada suave destinada a las FM comerciales. Sin dudas es un disco que vale la pena escuchar. La tapa del disco no es la gran cosa: no se asusten, no es Pepito Cibrián, es el viejo EC. El mismo de siempre.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Wine song 40


David Gray es un gran compositor. Es la definición perfecta del singer/songwriter. A fines de los noventa, este inglés nacido en Manchester en 1968 tuvo su explosión cuando editó el disco White Ladder, un álbum formidable repleto de hermosos temas como Babylon, Please forgive me y We're not right. Su último trabajo, Founding, no llega a la altura de White Ladder pero no decepciona. El estilo de David Gray queda muy reflejado en cada uno de los temas, especialmente en esta nueva wine song: ONLY THE WINE. Es el vino que el habla, solamente el vino / mi cabeza da vueltas, la boca abierta / una vez tras otra.