sábado, 14 de enero de 2023

Esperando a un amigo


La banda se formó hace más de una década cuando alumnos de La Escuela de Blues e integrantes de Blues en Movimiento decidieron poner en marcha un proyecto de blues en español que respetara las bases del género, pero con letras que hablaran de nosotros y lo que nos pasa acá. Guido Venegoni, Federico Verteramo, Christian Morana, Jorge Costales y Gonzalo Ros eligieron como nombre del grupo la traducción del clásico título Black Cat Bone, pero en plural: Los Huesos de Gato Negro.  

Su primera experiencia importante fue la participación en la grabación del álbum Blues en Movimiento Vol I en español. Allí registraron tres temas cuando todavía no tenían baterista y recurrieron a los servicios de Gabriel Cabiaglia y Homero Tolosa para la sesión. El disco, Mala suerte amigo, apareció un año después ya con Tavo Doreste en piano en lugar de Ros. Pero el grupo pronto se disolvió porque los músicos no pudieron sostenerlo en medio de otros proyectos. El último show que dieron fue en Tabaco, a fines de 2012, y luego Guido Venegoni puso su alma y energía en Tamesis, Fede Verteramo se sumó a Easy Babies, Costales armó su propia banda y Christian Morana se incorporó a El Club del Jump. Pero siempre siguieron conectados entre ellos.

En 2016, Morana se fue a vivir a España. Y tras la pandemia el que también partió a Europa fue Fede Verteramo. Pero la última página de Los Huesos de Gato Negro no estaba escrita aún y como los Rolling Stones, Los Huesos también esperaron a un amigo, el lungo Morana, quien desde que partió no había regresado. Distinto el caso de Verteramo que se fue hace menos tiempo y se sabía que volvería pronto. Los planetas se alinearon justo un viernes 13. El reencuentro se llevó a cabo en Lucille aprovechando que los dos “europeos” están de visita en Buenos Aires.

El show comenzó minutos antes de las 12 de la noche y casi como una maldición vudú lo primero que se escuchó fue el sonido inequívoco de un cable roto. Mientras lanzaban los primeros acordes de No va más, Morana apuró el cambio con un cable que le cedió Costales. Superado ese inconveniente, el blues comenzó a fluir como si nunca hubieran dejado de tocar juntos.

Guido Venegoni es un showman que no esconde nada. Cuando arranca con sus registros agudos parece que va a hacer estallar la cristalería, pero en algún punto logra un equilibrio y armoniza con un estilo muy personal. Baila y arenga constantemente al público. Es incansable. El campeonato del mundo logrado por la Selección argentina nos tiene todavía bien arriba y Guido, claro está, no es francés. En un momento comenzó a cantar a capella Muchachos y el público lo siguió con ganas.

Cuando grabaron el álbum una década atrás, Fede Verteramo era una promesa de la guitarra de blues en la Argentina. Hoy es un guitarrista de nivel internacional. Se tomó muy en serio su trabajo, pulió su estilo con mucha vocación y sentimiento y hasta logró un dominio magnético del slide. Jorge Costales es otro elemento clave de la banda, aporta un swing contagioso cuando tiene que solear con su armónica y luego se mantiene rellenando espacios, con pinceladas rítmicas, y siempre bien ubicado. Eso ocurre también con Tavo Doreste, tanto con el sonido del piano como con el hammond. Los dos juegan un rol decisivo en la banda y se complementan a la perfección con una sección rítmica que vuela, presidente, con Morana al bajo y Germán Pedraza en la batería.

Promediando el show, Doreste le dejó su lugar a Gonzalo Ros, quien se subió para tocar los tres temas que habían grabado para el compilado de Blues en Movimiento: Decime algo, Son momentos y Todo va a estar bien. Una hora y media después, con el público pidiendo más, Los Huesos comenzaron a despedirse con Es mejor así y No lo ves querida. El recital llegaba a su fin, pero la historia sigue escribiéndose. La amistad que los une también.

 ¿Qué es un hueso de gato negro? 

Un hueso de gato negro es un tipo de amuleto de la suerte que se utiliza en la tradición mágica del vudú. Se cree que asegura una variedad de efectos positivos, como la invisibilidad, la buena suerte, la protección contra la magia maligna, el renacimiento después de la muerte y el éxito romántico. Es una creencia que está muy arraigada en la cultura afroamericana del sur de los Estados Unidos y, por ende, en el blues.  

jueves, 12 de enero de 2023

La verdad según Jeff Beck


En 1967, Jeff Beck abandonó The Yardbirds después de haber tocado en casi todos los hits de la banda y dejó a Jimmy Page como guitarrista líder. En cuestión de meses Page tomó el control los New Yardbirds, grupo que pronto se convertiría en Led Zeppelin. De esa manera, un tanto azarosa, la partida de Beck fue una de las semillas del surgimiento del hard rock y el heavy metal.

La carrera solista de Beck, que por entonces contaba 23 abriles, había comenzado a gestarse un año antes con la grabación de Beck’s Bolero, con Page en guitarra de doce cuerdas y una rítmica conformada por John Paul Jones en bajo y Keith Moon en batería, quien por entonces evaluaba dejar a los Who, algo que finalmente no sucedió.

Jeff Beck sintió que era su momento. Comenzaba una revolución interna que la plasmaría en su sonido, cargado de distorsión y lirismo, pero todavía faltaba para su etapa instrumental. Como cantar no era lo suyo, para formar su propia banda, recurrió a un joven que tenía destino de estrella. Rod Stewart cantaba en los grupos Steampacket y Shotgun Express, pero la posibilidad de ser el vocalista principal de un grupo formado por un ex Yardbird fue mucho más tentadora.

La formación se completó con un joven Ron Wood en bajo y Aynsley Dunbar en batería. Mickey Most, un importante productor de la época, que había alcanzado hits con The Animals, y Donovan, sugirió que como líder del grupo que llevaría su nombre, Beck debía cantar. Claro que él sabía de sus limitaciones, pero intentó hacerlo de todas maneras. El resultado fue el single Hi Ho Silver Lining, de un éxito moderado y fugaz. Luego grabó dos temas por insistencia de Most: Tallyman y el instrumental Love is Blue. Mientras tanto, Rod Stewart era el vocalista de una banda en la que no cantaba en el estudio de grabación. La situación no era sostenible en el tiempo.

Todo cambió con la grabación del LP, Truth, que resultó ser un disco que combinó blues, rock y psicodelia al mejor estilo británico de la época. Stewart se hizo cargo, como debía ser, del micrófono, Mickey Waller reemplazó a Dunbar en batería, Nicky Hopkins se sumó en dos temas al piano, y John Paul Jones hizo su aporte en el hammond en una canción. Así, todo fluyó de una manera notable.

Beck abrió el álbum de una manera audaz, con su viejo éxito de los Yardbirds, Shapes of Things, reconstruyendo deliberadamente la canción desde cero para que suene más cercana al blues de Chicago, que también lo motoriza en las demoledoras versiones de I Ain’t Superstitous y You Shook Me, ambos temas compuestos por Willie Dixon. El segundo, casualmente, sería versionado por Jimmy Page en el primer álbum de Led Zeppelin.

Con Ol' Man River, de Jerome Kern, también se sumergió en un blues eléctrico lento, mientras que sondeó territorio folk con una versión de guitarra acústica en solitario de Greensleeves, que fue pensada como relleno, pero al público le encantó. Beck's Bolero –en los créditos Keith Moon figura como “You Know Who”- y el conmovedor Blues Deluxe son las otras gemas del álbum, que además incluye dos canciones escritas por él con el seudónimo de J.Rod, Le Me Love You y Rock My Plimsoll, y  Morning Dew.

Most fue el productor del disco que se grabó en apenas cinco días en los estudios Abbey Road de Londres. El álbum salió a la venta en 1968 y tuvo poco impacto en Reino Unido, pero trepó en los charts estadounidenses y se mantuvo en el puesto 15 durante ocho semanas. Las cartas estaban echadas y la banda estaba en llamas… en todo sentido. Pronto volvieron a los estudios para grabar su secuela, que se tituló Beck-Ola, ahora con Tony Newman en batería y con Hopkins al piano en todas las canciones. Pero antes de que el álbum saliera al mercado la relación de Beck con Rod Stewart y Ron Wood se había resentido al punto de no retorno, y estos dos pegaron el portazo para sumarse a The Faces.

El guitarrista seguiría adelante con el Jeff Beck Group, pero comenzaría la transición a la fusión con el jazz, primero con el disco Rough and Ready (1971) y luego con Jeff Beck Group (1972), aunque con un impasse para grabar Beck, Bogert & Appice (1973), el álbum del fugaz power trío que armó junto al bajista Tim Bogert y el baterista Carmine Appice, antes de alcanzar el pináculo del rock instrumental con su álbum Blow by Blow (1975).  

Si bien nadie discute su lugar en el olimpo de los guitar héroes, y el reconocimiento del mundo del rock tras su muerte, este martes 10 de enero, así lo demuestra, a veces pagó caro el precio de una personalidad compleja o el de su búsqueda experimental muchas veces alejada de las exigencias comerciales. Con todo, ese Truth de 1968, un disco que grabó en una época de formación y descubrimiento musical, contribuyó de una manera decisiva en el advenimiento del rock. Y eso es algo que la historia no podrá borrar jamás.   



jueves, 5 de enero de 2023

Greetings From Asbury Park, NJ, la primera postal sonora de Bruce Springsteen

El lanzamiento del primer álbum de Bruce Springsteen es el punto de partida simbólico de una carrera que lleva más de cincuenta años. Simbólico porque el Jefe no agarró la guitarra de un día para el otro y grabó un disco, sino que llevaba un buen tiempo en la ruta, peleándola a diario. En su adolescencia integró el grupo The Castles y luego el trío Earth hasta que, a fines de los sesenta, conoció a  Steve Van Zandt y Danny Federici con quienes formó Child, que luego renombraron como Steel Mill, la verdadera génesis de Bruce Springsteen & The E Street Band. De a poco se volvió una banda de culto en Asbury Park, Nueva Jersey, hasta que pegaron el gran salto. Ese período de formación, que abarcó buena parte de la década del sesenta, incluyó viajes, shows y discos de otros artistas que fueron moldeando sus gustos musicales.

A mediados de 1972, con apenas 22 años, a Springsteen se le presentó una gran oportunidad. Mike Appel había asumido la responsabilidad de ser su representante le consiguió una audición con John Hammond, nada más y nada menos que el célebre productor de Columbia Records que había fichado a Bob Dylan y descubierto a Billie Holiday y Aretha Frankllin. Springsteen recuerda en su autobiografía Born to Run que en su primer encuentro con Hammond, “Mike le dijo que yo era el segundo advenimiento de Jesús, Mahoma y Buda, y que me había llevado allí para comprobar si su descubrimiento de Dylan había sido chiripa o si de verdad tenía oído. Me pareció un modo interesante de presentarnos y congraciarnos con el hombre en cuyas manos estaba nuestro futuro”.

Hammond le pidió a Springsteen que le tocara algo y él le respondió con Saint in The City. “Tienes que estar en Columbia Records”, concluyó el productor. Tocó dos canciones más en clave folk que entusiasmaron, pero todavía faltaba el último peldaño: conquistar a Clive Davis, supremo de la compañía. Ese encuentro se produjo una semana después y Springsteen se sumó a Columbia. “Mientras tanto, sobrevivía con los restos de mis ahorros del cajón de la cómoda, unos pocos dólares que me pasaba Mike y la bondad de los desconocidos”, rememora.

La grabación de Greetings From Asbury Park, NJ,se llevó a cabo en el 914 Sound Studios de Nueva York, en medio de un ambiente tenso por una disputa entre Mike Appel y el ingeniero de sonido. Hammond y Davis lo habían fichado como músico folk, porque buscaban al “nuevo Dylan”, pero Springsteen quería también grabar con una banda. Logró convencer a Appel y reunió a sus músicos, aunque en este caso quedó afuera Van Zandt porque decidieron finalmente no incorporar guitarra eléctrica. “Grabamos todo el disco en tres semanas. La mayoría de las canciones eran autobiografías deformadas. Growin’ Up, Does This Bus Stop, For You, Lost in the Flood y Saint in the City germinaron a partir de personas, lugares, garitos e incidentes que yo había visto o vivido. Las escribí de forma impresionista, cambiando los nombres para proteger a los implicados. Y trabajé para encontrar algo que se identificase conmigo”, cuenta en su libro.

“Cuando al final entregamos, Clive Davis nos lo devolvió diciendo que no había hits, ‘nada que pueda sonar en la radio’. Me fui a la playa y escribí Spirit in the Night, volví a casa, machaqué mi diccionario de rimas y compuse Blinded by the Light, dos de los mejores temas del disco. Logré dar con Clarence Clemmons (…) y usé su fantástico saxofón en estos últimos dos cortes. Qué gran diferencia con el resto. Aquella era la versión más lograda del sonido que tenía en mi mente para mi primer álbum. La pre-E Street Band dio lo mejor de sí para lograr un sonido digno de estudio y las palabras fluyeron como una súbita tormenta, chocando las unas con las otras sin concesiones”, sostiene Springsteen.

Como era de esperarse, tras la publicación del álbum, el 5 de enero de 1973, los críticos salieron a compararlo con Bob Dylan y por eso él decidió distanciarse en cierta medida de ese disco. “Tus primeras canciones emergen de un momento en el que escribes sin estar seguro de que vayan a ser escuchadas. Hasta entonces solo estas tú y tu música. Eso solo ocurre una vez”, concluye Springsteen.

>Pronto, Blinded by the Lights y Spirit int te Night, los sencillos, comenzaron a sonar en las radios y el álbum vendió 23 mil copias. Comenzaron a llegar los dólares y, por primera vez, la fama de Springsteen rompía el cerco de Nueva Jersey. Ese mismo año, en septiembre, lanzó su segundo álbum, The Wild, the Innocent & the E Street Shuffle. Comercialmente tampoco fue un éxito, pero la crítica definitivamente se alineó con él. Sus canciones cobraron un nuevo sentido, con la E Street Band brindando un sonido más cercano al R&B que al folk. La historia del Jefe estaba en marcha y ya nada podría detenerlo.