En 1967, Jeff Beck abandonó The Yardbirds después de haber tocado en casi todos los hits de la banda y dejó a Jimmy Page como guitarrista líder. En cuestión de meses Page tomó el control los New Yardbirds, grupo que pronto se convertiría en Led Zeppelin. De esa manera, un tanto azarosa, la partida de Beck fue una de las semillas del surgimiento del hard rock y el heavy metal.
La carrera solista de Beck, que por entonces contaba 23
abriles, había comenzado a gestarse un año antes con la grabación de Beck’s Bolero, con Page en guitarra de
doce cuerdas y una rítmica conformada por John Paul Jones en bajo y Keith Moon
en batería, quien por entonces evaluaba dejar a los Who, algo que finalmente no
sucedió.
Jeff Beck sintió que era su momento. Comenzaba una
revolución interna que la plasmaría en su sonido, cargado de distorsión y
lirismo, pero todavía faltaba para su etapa instrumental. Como cantar no era lo
suyo, para formar su propia banda, recurrió a un joven que tenía destino de
estrella. Rod Stewart cantaba en los grupos Steampacket y Shotgun Express, pero
la posibilidad de ser el vocalista principal de un grupo formado por un ex
Yardbird fue mucho más tentadora.
La formación se completó con un joven Ron Wood en bajo y Aynsley
Dunbar en batería. Mickey Most, un importante productor de la época, que había
alcanzado hits con The Animals, y Donovan, sugirió que como líder del grupo que
llevaría su nombre, Beck debía cantar. Claro que él sabía de sus limitaciones,
pero intentó hacerlo de todas maneras. El resultado fue el single Hi Ho Silver Lining, de un éxito
moderado y fugaz. Luego grabó dos temas por insistencia de Most: Tallyman y el instrumental Love is Blue. Mientras tanto, Rod
Stewart era el vocalista de una banda en la que no cantaba en el estudio de
grabación. La situación no era sostenible en el tiempo.
Beck abrió el álbum de una manera audaz, con su viejo éxito
de los Yardbirds, Shapes of Things,
reconstruyendo deliberadamente la canción desde cero para que suene más cercana
al blues de Chicago, que también lo motoriza en las demoledoras versiones de I Ain’t Superstitous y You Shook Me, ambos temas compuestos
por Willie Dixon. El segundo, casualmente, sería versionado por Jimmy Page en
el primer álbum de Led Zeppelin.
Con Ol' Man River,
de Jerome Kern, también se sumergió en un blues eléctrico lento, mientras que sondeó
territorio folk con una versión de guitarra acústica en solitario de Greensleeves, que fue pensada como
relleno, pero al público le encantó. Beck's Bolero –en los créditos Keith Moon
figura como “You Know Who”- y el conmovedor Blues Deluxe son las otras gemas
del álbum, que además incluye dos canciones escritas por él con el seudónimo de
J.Rod, Le Me Love You y Rock My Plimsoll, y Morning Dew.
Most fue el productor del disco que se grabó en apenas cinco
días en los estudios Abbey Road de Londres. El álbum salió a la venta en 1968 y
tuvo poco impacto en Reino Unido, pero trepó en los charts estadounidenses y se
mantuvo en el puesto 15 durante ocho semanas. Las cartas estaban echadas y la
banda estaba en llamas… en todo sentido. Pronto volvieron a los estudios para
grabar su secuela, que se tituló Beck-Ola, ahora con Tony Newman en batería y
con Hopkins al piano en todas las canciones. Pero antes de que el álbum saliera
al mercado la relación de Beck con Rod Stewart y Ron Wood se había resentido al
punto de no retorno, y estos dos pegaron el portazo para sumarse a The Faces.
El guitarrista seguiría adelante con el Jeff Beck Group,
pero comenzaría la transición a la fusión con el jazz, primero con el disco Rough and Ready (1971) y luego con Jeff Beck Group (1972), aunque con un
impasse para grabar Beck, Bogert &
Appice (1973), el álbum del fugaz power trío que armó junto al bajista Tim Bogert
y el baterista Carmine Appice, antes de alcanzar el pináculo del rock
instrumental con su álbum Blow by Blow
(1975).
Si bien nadie discute su lugar en el olimpo de los guitar héroes, y el reconocimiento del
mundo del rock tras su muerte, este martes 10 de enero, así lo demuestra, a
veces pagó caro el precio de una personalidad compleja o el de su búsqueda
experimental muchas veces alejada de las exigencias comerciales. Con todo, ese Truth de 1968, un disco que grabó en una
época de formación y descubrimiento musical, contribuyó de una manera decisiva
en el advenimiento del rock. Y eso es algo que la historia no podrá borrar jamás.
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