martes, 6 de diciembre de 2022

Terence Blanchard, arte y creatividad con un estilo vibrante y eléctrico

En la década del ochenta Miles Davis dijo de él: "Es el más brillante de los nuevos trompetistas". Cuatro décadas más tarde, Terence Blanchard sigue demostrando en los estudios y arriba de un escenario que la leyenda del jazz no estaba equivocada. Anoche, el músico oriundo de Nueva Orleans brindó un show exquisito en el Teatro Coliseo, en el que combinó muchos de los hilos estilísticos aparentemente dispares de su carrera.

El eje del show fue un tributo a Wayne Shorter, histórico saxofonista de Miles durante buena parte de la década del sesenta y figura destacada del jazz durante más de medio siglo, que se presentó en ese mismo teatro hace poco más de 20 años. El abordaje de su música no fue casual, sino que es también el hilo conductor de su último disco, Absence, editado por el sello Blue Note en 2021. Tanto en el álbum como en su presentación en vivo, el trompetista utilizó principalmente a Shorter como un catalizador inspirador para la mezcla expansiva de fusión contemporánea y post-bop de su propia banda.

El repertorio incluyó temas del álbum como Absence, Elders, I Dare You, Dark Horse y Envisioned Reflections en los que un sonido contemporáneo y potente, por momentos funky, a cargo de la banda E-Collective, se amalgama con el espíritu tradicional y orgánico del cuarteto de cuerdas Turtle Island.

Durante la primera parte del concierto Blanchard se mostró un tanto parco. Por momentos se resguardaba detrás del bajista David Ginyard Jr. Y daba un paso al frente cuando tenía que tocar la trompeta. Con su mano señaló al pianista Taylor Eigsti tras un solo y luego al  guitarrista Charles Altura para que recibieran la ovación del público. Pero en la mitad del show tomó el micrófono y empezó a hablar. “Es un honor estar en Buenos Aires”, dijo antes de elogiar la carne argentina y robarle una risa a la gente que lo escuchaba con atención. Blanchard explicó cada una de las canciones que había tocado hasta ese momento, mencionó a Shorter y presentó con simpatía a los músicos. “De Carolina del Norte, David Ginyard Jr., como si esa información les sirviera a ustedes para algo”, bromeó. Lo mismo hizo con Altura: “Es de alguna parte, dicen que de la Bahía de San Francisco, pero nosotros no lo podemos asegurar”.

Una mención aparte fue para su baterista Oscar Seaton, el responsable del armado de la banda -“Cualquier queja que vaya dirigida a él”- a quien conoció en 2017 cuando creó la música para el filme BlacKkKlansman. Y para terminar elogió al cuarteto de cuerdas integrado por David Balakrishnan (violín), Gabriel Terracciano (violín), Benjamin von Gutzeit (viola) y Malcolm Parson (cello). “Ahora les van a volar a la cabeza”, anticipó. Y así fue. En los siguientes diez minutos los cuatro músicos quedaron solos en el escenario. “Queremos acercarlos a la tradición del cuarteto de cuerdas, pero con un enfoque americano y no tan europeo. La idea no es reproducir a Beethoven o Mozart, sino improvisar y ver que sale”, explicó Balakrishnan. El resultado fue una conmovedora versión de Second Wave.

Balnchard y la banda volvieron a escena para un final bien cargado y eléctrico que incluyó los temas Soldiers y Kaos. En esta última parte el trompetista alternó con los teclados, para aportar algunos efectos, mientras dejó que Altura y Eigsti se lucieran con improvisaciones ante la rítmica sólida e intensa de Ginyard Jr. y Seaton, y las guirnaldas sonoras de las cuerdas. Blanchard conserva todo el arte asombroso y la creatividad conmovedora que esperábamos, aunque entregados en un estilo vibrante y eléctrico.