William Clarke, Blues Boy Rawlins y Shakey Jake |
Hace un par de semanas, navegando por la web, me topé con su enigmático disco de 1978. No tenía idea de quién era él y lo que me cautivó fue la portada en sepia: se ve a un guitarrista negro y desalineado sentado sobre una banqueta con sus pies apoyados en cajas de cerveza Budweiser, mientras una mujer le lustra los zapatos. A su alrededor hay cuatro hombres con atuendos setentosos sonriendo para la cámara y varias botellas, de champange y licor, dispersas por el piso. El nombre del artista figura en grandes letras y debajo el título del álbum, A-K-A “Sweet lovin’ daddy”, que a su vez es el apodo del protagonista.
La contratapa da un poco más de información: el disco fue
grabado en Los Angeles, California, fue editado por el sello Good Time Records
y la producción estuvo a cargo del legendario armonicista Shakey Jake. Y aporta
un dato revelador y poco frecuente en los discos: que Rawlins nació en la conmemoración del Día
de la Independencia de los Estados Unidos, el 4 de julio de 1948. Sólo eso.
El álbum tiene siete temas originales. Abre con I got a woman
shining my shoes, que en la portada lo definen como “hit” y sigue otros blues
crudos de guitarra acústica y armónica. La voz de Rawlins es áspera y la música
suena visceral y descarnada. No se trata de un disco de blues rural, sino más
bien de una aproximación acústica al estilo de Chicago.
Luego de escucharlo con detenimiento unas cuantas veces
empecé a buscar datos del músico. En los libros de blues que tengo no encontré
nada y en la web la primera referencia que leí de él fue en el portal sundayblues.org.
Allí se lo menciona primero como “el misterioso” Blues Boy Rawlins y después
explica que el disco fue el único que grabó y que Shakey Jake lo acompañó en armónica, algo que no detalla la contratapa. El
otro dato interesante es que Rawlins solía tocar en las calles de Los Angeles y
que hay una foto suya –la que encabeza este post-, que pertenece a la colección
de Bob Corritore, en la que se lo ve sosteniendo con fuerza una botella junto a
Shakey Jake y William Clarke.
Y no encontré nada más. Seguramente Juan Urbano López tenga
en su colección de revistas Living Blues y Blues Unlimited algún que otro dato
extra de este guitarrista olvidado del que sólo se conocen esas siete canciones,
pero que al verlo en las fotos hace presuponer que su final debe haber estado
relacionado con el alcohol.
2 comentarios:
Uh, no lo registro y esa tapa es impresionante! No hay datos en los índices, pero voy a buscar directamente en la Blues Unlimited a ver si hay alguna crítica o algo. Seguramente el domingo tenga novedades. Y gracias por mencionarme! Abrazo!
Interesante historia!!
Publicar un comentario