Bill Sims Jr. |
Entramos y suena Nine below
zero, de Sonny Boy Williamson. Matthew Skoller sopla con ganas una de sus
armónicas Marine Band. El músico de Chicago se siente a gusto en ese pequeño
reducto. Lo acompañan dos bluesmen locales que el año pasado estuvieron
nominados a un Grammy por el disco que grabaron con la Heritage Blues Orchesta:
Bill Sims Jr. y Junior Mack. A ellos tres los acompañan un bajista y un
baterista.
El 55 es un pequeño bar que
tiene una docena de mesas y una barra que corre en paralelo. Está decorado con
tapas de discos, posters y fotos. Así, se suceden imágenes de Billie Holiday,
Bessie Smith, John Coltrane, Jimmy Dawkins y Robert Johnson. Noche a noche,
allí alternan shows de jazz y blues, entre pintas de cerveza y shots de Jack
Daniels.
Junior Mack |
Skoller es un buen frontman y toca
con mucha intensidad. Canta con voz áspera y da lugar a sus dos invitados para
que se luzcan. Bill Sims alterna entre una Les Paul y los teclados. Toca Get
low down con un poco de sabor a Nueva Orleans y luego Key to the highway. Junior Mack desliza su slide de manera
desafiante en un slow blues y acelera con pasión en Driving Wheel. Skoller,
quien tocó con los Kinsey Report y Lurrie Bell, canta muchos de sus temas y mezcla
algunos covers como Scratch my back. La noche se pierde entre doce compases.
Subimos los cinco escalones que separan al 55 de la calle y allí siguen algunos
pocos estirando el festejo de su orgullo. Nosotros nos alejamos caminando hacia
el sur.
…
Domingo a la tarde. La claridad
que hay pasadas las siete contrasta con la penumbra de Terra Blues.
Somos los únicos allí y ocupamos la mesa más próxima al escenario. Pronto
llegará más gente. Blind Boy Paxton afina su guitarra, su banjo y su violín y
se acomoda en una silla sobre el escenario. Está vestido con un pantalón de
gabardina, chaleco, camisa blanca y unos zapatos muy retro. Para completar su
imagen de hombre de otra época, lleva un reloj de bolsillo.
Paxton ofrece un viaje en el
tiempo que nos lleva a las décadas del 20 y del 30. Su música es el blues de la
Costa Este, el ragtime, el vaudeville y el country blues de preguerra. Toca con
púa y tiene una muy buena digitación. Y canta como lo hacían los viejos
bluesmen callejeros.
Cuando toca sus ojos se ponen
blancos. Tal vez por eso lo apodaron Blind Boy. Desliza el slide mientras
entona Poor boy y hace reír, como lo hacía el Reverendo Gary Davis, con Cocaine
blues. Acepta sugerencias y me pregunta que quiero escuchar. “Mississippi John
Hurt”, le respondo. Hace una mueca de aceptación y me regala Candyman. La misma
pregunta se la hace a unos suecos que están en la mesa de al lado. Uno de ellos
le pide “algo de Robert Johnson” y Paxton se queja: “¿Por qué todos me piden
siempre lo mismo?”. Entonces intervengo y le pido una de Skip James. No tengo
suerte, pero hago un intento más: “Blind Boy Fuller”, grito. Sonríe y me regala
Rag mama rag.
Con el violín Interpreta algunas
melodías tan viejas que me son imposible de reconocer, parece que tienen más de
un siglo. Pero en el final vuelve al blues más puro. Primero con Jelly roll
blues, luego con Blues before sunrise y cierra con Goodnight Irene. La camarera
pasa con un recipiente en busca de propinas. Algunos dejan unos dólares y
Paxton se despide. Un disco de Ben Harper empieza a sonar en los parlantes y
esa es la señal de que volvimos al año 2013. Afuera ya es de noche y Nueva York
nos espera.
2 comentarios:
Blind Boy Paxton debe ser el bluesman más auténtico de la actualidad. Excelente crónica, Martin.
Algunos dicen que el Blues de raiz ha muerto... mama mia, este muchachito lo mantiene vivo e intacto! que bueno que ya tenga su cd, hace 2 años tuvo su especial en mi programa radial y aun no tenia nada editado. Te mando un Abrazo Martin y segui asi, buscando se llega a la verdad!!!.
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