lunes, 1 de julio de 2013

Blues en NY

Viernes a la noche. Nueva York está calurosa y húmeda. Nos bajamos del subte en la calle 14 y caminamos por la Séptima Avenida hasta Cristopher St., en el corazón del Greenwich Village, barrio que supo acobijar en distintas épocas a músicos de jazz, folkies y bohemios. Caminamos hasta The 55 Bar con la promesa de buena música. Antes de llegar nos encontramos con una fiesta inesperada: sobre Cristopher St. están concentrados decenas de gays y lesbianas, todos vestidos con colores estrafalarios y mucho brillo. Bailan, saltan y gritan de la alegría. Están anticipando la celebración del Día del Orgullo Gay. Allí, en medio de tanta algarabía, una pequeña escalera conduce al blues más auténtico.

Bill Sims Jr.
Entramos y suena Nine below zero, de Sonny Boy Williamson. Matthew Skoller sopla con ganas una de sus armónicas Marine Band. El músico de Chicago se siente a gusto en ese pequeño reducto. Lo acompañan dos bluesmen locales que el año pasado estuvieron nominados a un Grammy por el disco que grabaron con la Heritage Blues Orchesta: Bill Sims Jr. y Junior Mack. A ellos tres los acompañan un bajista y un baterista.

El 55 es un pequeño bar que tiene una docena de mesas y una barra que corre en paralelo. Está decorado con tapas de discos, posters y fotos. Así, se suceden imágenes de Billie Holiday, Bessie Smith, John Coltrane, Jimmy Dawkins y Robert Johnson. Noche a noche, allí alternan shows de jazz y blues, entre pintas de cerveza y shots de Jack Daniels.  

Junior Mack
Skoller es un buen frontman y toca con mucha intensidad. Canta con voz áspera y da lugar a sus dos invitados para que se luzcan. Bill Sims alterna entre una Les Paul y los teclados. Toca Get low down con un poco de sabor a Nueva Orleans y luego Key to the highway.  Junior Mack desliza su slide de manera desafiante en un slow blues y acelera con pasión en Driving Wheel. Skoller, quien tocó con los Kinsey Report y Lurrie Bell, canta muchos de sus temas y mezcla algunos covers como Scratch my back. La noche se pierde entre doce compases. Subimos los cinco escalones que separan al 55 de la calle y allí siguen algunos pocos estirando el festejo de su orgullo. Nosotros nos alejamos caminando hacia el sur.


Domingo a la tarde. La claridad que hay pasadas las siete contrasta con la penumbra de Terra Blues. Somos los únicos allí y ocupamos la mesa más próxima al escenario. Pronto llegará más gente. Blind Boy Paxton afina su guitarra, su banjo y su violín y se acomoda en una silla sobre el escenario. Está vestido con un pantalón de gabardina, chaleco, camisa blanca y unos zapatos muy retro. Para completar su imagen de hombre de otra época, lleva un reloj de bolsillo.

Paxton ofrece un viaje en el tiempo que nos lleva a las décadas del 20 y del 30. Su música es el blues de la Costa Este, el ragtime, el vaudeville y el country blues de preguerra. Toca con púa y tiene una muy buena digitación. Y canta como lo hacían los viejos bluesmen callejeros.

Cuando toca sus ojos se ponen blancos. Tal vez por eso lo apodaron Blind Boy. Desliza el slide mientras entona Poor boy y hace reír, como lo hacía el Reverendo Gary Davis, con Cocaine blues. Acepta sugerencias y me pregunta que quiero escuchar. “Mississippi John Hurt”, le respondo. Hace una mueca de aceptación y me regala Candyman. La misma pregunta se la hace a unos suecos que están en la mesa de al lado. Uno de ellos le pide “algo de Robert Johnson” y Paxton se queja: “¿Por qué todos me piden siempre lo mismo?”. Entonces intervengo y le pido una de Skip James. No tengo suerte, pero hago un intento más: “Blind Boy Fuller”, grito. Sonríe y me regala Rag mama rag.

Con el violín Interpreta algunas melodías tan viejas que me son imposible de reconocer, parece que tienen más de un siglo. Pero en el final vuelve al blues más puro. Primero con Jelly roll blues, luego con Blues before sunrise y cierra con Goodnight Irene. La camarera pasa con un recipiente en busca de propinas. Algunos dejan unos dólares y Paxton se despide. Un disco de Ben Harper empieza a sonar en los parlantes y esa es la señal de que volvimos al año 2013. Afuera ya es de noche y Nueva York nos espera. 

2 comentarios:

Juan Urbano López dijo...


Blind Boy Paxton debe ser el bluesman más auténtico de la actualidad. Excelente crónica, Martin.

Mississippi Danny dijo...

Algunos dicen que el Blues de raiz ha muerto... mama mia, este muchachito lo mantiene vivo e intacto! que bueno que ya tenga su cd, hace 2 años tuvo su especial en mi programa radial y aun no tenia nada editado. Te mando un Abrazo Martin y segui asi, buscando se llega a la verdad!!!.