lunes, 23 de abril de 2012

¡Tom Petty Live!

(Foto Brian Chilson / Arkansas Times)
Hay instantes que son mágicos y cuesta encontrar las palabras para describirlos. Tal vez para algunos sea difícil entender que un momento así le puede ocurrir a alguien sentado en una butaca de un enorme estadio cubierto, a miles de kilómetros de su casa y rodeado de gente extraña. Pero la música tiene ese poder. En este caso, los responsables de esa magia fueron Tom Petty y los Heartbreakers. Asistí a un concierto memorable, a tal punto que cuando cantó Free fallin’ me encontré llorando de la emoción como pocas veces me pasó. En total tocó 19 canciones con una energía y una onda impresionantes.

Viajé desde Memphis hasta Little Rock, en Arkansas, especialmente para ver ese show. Llegué al Verizon Arena, un estadio cubierto inmenso donde se disputan partidos de básquet y de hockey sobre hielo, bien temprano. La gente apenas empezaba a copar el lugar. Me dediqué a observar durante un buen rato. En EE.UU. hay que tener más de 21 años para poder beber alcohol. En la mayoría de los bares a los jóvenes les piden sus ID (documentos) para dejarlos entrar. Pero aquí vi algo realmente insólito: le pedían ID a todo el mundo. Vi a tipos canosos de más de 60 años, probablemente con hijos mayores de 21, mostrando sus cédulas para que les pusieran la cinta amarilla que los acreditaba como bebedores. En fin… una vez adentro del estadio, en el hall, comenzó la vorágine. Colas eternas para comprar cerveza, frozen margaritas, pretzels, hamburguesas, pochoclo y nachos. Comieron y bebieron hasta reventar, antes y durante el recital.

A las 19.30 pisó el escenario Regina Spektor. Abrió con una versión a capella de Ain’t no cover y luego se sentó al piano para interpretar media docena de temas más. Su música es melodiosa y ella tiene una voz muy dulce. Yo conocía una solo canción de ella y fue la que hizo al final: Fidelity. Fue un buen comienzo.

A las 21 en punto se apagaron todas las luces y el estadio explotó en un grito profundo. Tom Petty y los Heartbreakers pisaban Arkansas por primera vez. Una versión rockeada de Listen to her heart, su single de 1978, fue el tema elegido para empezar. Luego siguió con You wreck me, editado en 1994 en el álbum Wildflowers. Entonces fue cuando tocó el primero de sus súper éxitos, I won’t back down, acompañado por el coro de las 14.000 personas que fueron a verlo.

“Es una noche especial y me gustaría llevarlos atrás en el tiempo”, fueron sus palabras antes de empezar con Here comes my girl, de su disco Damn the Torpedoes, de 1979. “Esta va dedicada a los Travelin’ Wilburys, por dónde sea que estén viajando ahora”, anunció cuando tocaba los primeros acordes de la hermosa Handle with care, en la que el multiinstrumentista Scott Thurston entonaba la parte que correspondía a Roy Orbison. Después dio paso al blues, primero con Takin’ my time, de su último disco Mojo y luego con un cover de Bo Diddley: I’m a man. Thurston sacó unas notas profundas de su armónica y Mike Campbell hizo unos solos demenciales.

“Hoy estamos teniendo algo grande aquí”, dijo para ganarse una nueva ovación, a la que respondió con Something big, de Hard promises (1981). Para cerrar la primera mitad del show eligió la increíble Free fallin’, una de las canciones más hermosas de la historia del rock. El show siguió con Spike, Melinda, Learning to fly y Yer so bad. Sobre el final hizo dos temas más de Mojo, I should have known it y Good enough. Cuando empezó a tocar el clásico Refugee, de Damn the Torpedoes, miré el reloj y ya había pasado más de una hora y media. El final era inexorable, pero tocó una más antes de dejar el escenario: una gran versión de Runnin’ down a dream, de Full moon fever, de 1989.

Pasaron cuatro o cinco minutos en los que el ruido del público fue ensordecedor. Y los Heartbreakers volvieron a escena. Primero con Mary Jane’s last dance y luego con American girl. Me tocó ver grandes shows en el último tiempo –Allman Brothers, Joe Bonamassa, Tony Joe White, Eric Burdon, Eric Clapton, John Fogerty- y todos me dejaron una huella que el tiempo no borrará. Lo mismo me pasó esta vez con Tom Petty. Su show atravesó mis huesos y me llegó hasta la médula.





5 comentarios:

Anónimo dijo...

Te odio, Sassone! Basta de glamour!
pero te creo: yo tbn hubiera llorado con Tom Petty.

Rafa dijo...

ya no me quedan palabras para describir la envidia que me produces, mi proxima vida quiero ser tu !! ja ja..

Pablo Leguizamón dijo...

qué bueno, muero de ganas de verlo... es uno de los mejores rockeros de la historia.

CvC dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
CvC dijo...

Free Fallin' es un tema que me recuerda uno de los momentos más tristes de mi vida, pero a la vez más liberadores...
Debe haber sido emocionante, sin dudas.