martes, 3 de abril de 2012

De la cuna hasta la tumba

John Campbell tendría hoy 60 años si su corazón no hubiera estallado mientras dormía una noche calurosa de junio de 1993. Su legado discográfico es tan acotado como extraordinario. Campbell fue un guitarrista visceral y un cantante formidable, que aullaba unos blues humedecidos en bourbon. Murió en el mejor momento de su carrera: sus discos para el sello Elektra cautivaban al mundo del blues y su gira junto a Buddy Guy por Europa había sido un éxito. Si la Parca no hubiese irrumpido en su habitación, hoy sería uno de los popes indiscutidos del género. De todas maneras, su temprana muerte no hizo más que erigirlo en un mito, algo así como Stevie Ray Vaughan, pero con mucha menos prensa.

Nació en Shreveport, Louisiana, el 20 de enero de 1952 y se crío en Texas. Su música refleja el sonido árido texano, inspirado en la figura de Lightinin’ Hopkins, y los blues profundos del Delta. Empezó a tocar la guitarra de muy chico y a los 13 años ya lo hacía a cambio de una remuneración. Fue una de esas jóvenes promesas como Jonny Lang, Shuggie Otis o Nathan Cavaleri. De adolescente fue telonero de músicos enormes como Albert Collins o Clarence “Gatemouth” Brown. Pero la música no era su única pasión. Los autos ocupaban el otro costado de su interés. Empezó a correr picadas hasta que tuvo un accidente que casi le cuesta la vida. Campbell perdió el ojo derecho, sufrió la fractura de varias costillas y se le perforó un pulmón, por lo que tuvo que pasar varias semanas internado. Ese accidente terminó de inclinarlo hacia la música. Con el tiempo, su voz se tornó más cavernosa y su slide, casi como un puñal afilado, comenzó a describir sonidos más oscuros. Empezó a alternar su Gibson Southern Jumbo y su National Steel de 1934 con la guitarra eléctrica. Volvió a tocar en los bares de su pueblo y alrededores. Siguió creciendo y fue fichado por los productores de algunos festivales de blues.

Pero su vida cambió de lleno cuando se fue a vivir a Nueva York. Si bien es cierto que al comienzo siguió haciendo lo mismo que en el sur, tocar en vivo ante no mucho público, un encuentro fortuito lo llevó directamente a un estudio de grabación. El guitarrista Ronnie Earl quedó encantado con su forma de tocar y cantar los blues y le ofreció producir su primer álbum. El 18 de abril de 1988, Earl y Campbell entraron a los estudios Splice of Life, en Brighton, Massachusetts, junto a otros músicos de fuste como el armonicista Jerry Portnoy, el baterista Per Hanson y el cantante Darrell Nulisch. El resultado fue A man and his blues, una obra formidable y abrasiva. Tal vez porque todavía no era muy conocido, el álbum no tuvo cabida en su país y tuvo que ser editado por el sello alemán Crosscut. Pero al año siguiente llegó a oídos de los bluseros más acérrimos y gustó tanto que fue nominado para un premio W.C. Handy, y así llamó la atención en su tierra. Recién un año después de su muerte, en 1994, el sello Blue Rock’it lo reeditó en EE.UU. A partir de 1989, la figura de Campbell creció a pasos agigantados. La compañía Elektra puso el ojo en él y así grabó otros dos discos excepcionales, más eléctricos que A man and his blues, pero con el mismo espíritu: One believer (1991) y Howlin' mercy (1993). Este último incluye un cover de Tom Waits, Down in the hole, que es de las mejores interpretaciones bluseras de los noventa. Hay otros dos discos suyos, en pequeños sellos independientes, pero son muy difíciles de conseguir.

Para los descendientes de anglosajones, su nombre es algo así como Juan García. Si buscan en la web se van a encontrar con decenas de “John Campbell”, tanto políticos ingleses como estadounidenses, militares, deportistas, académicos, científicos, escritores y hasta músicos. Pero sólo éste John Campbell fue capaz de tocar blues desde las entrañas y no vivir para contarlo, de la cuna hasta la tumba.

9 comentarios:

Roberto Porzio dijo...

Capo total

Damián Martín Duflòs dijo...

Intenso! Como lo fue su vida.....

Roberto Porzio dijo...

SEE TENIA SUS CASETTES

Ornella Capone dijo...

Gracias Martín!

Nico Smoljan dijo...

grande martin!

Walter Loscocco dijo...

Tremendo martin

Paco San Juan dijo...

Muy bueno .....enhorabuena , debomos intercambiar , experiencias sobre blues y con alguna degustacion de buen vino :http://www.enciclopediadegastronomia.es/vinos-y-bebidas/vinos-tintos/vinos-tintos-con-madera/dominio-de-valdepusa-petit-verdot-una-nueva-variedad-que-rompe-esquemas.html

pol dijo...

Por fin alguien que le hace su merecido homenaje en Castellano...
Recuerdo haber leido de una entrevista que le hicieron cuando vivia en NYC "en el barrio que vivia, para entrar te palpaban de armas, si no tenias, te daban una...".
Quedo muy mal del corazon a raiz del accidente, tuvieron que pegarle la cara de nuevo... cientos de puntos le hicieron para reconstruirle el rostro...
Pero mejor ver fotos y testimonios de sus amigos:
http://www.devilinmycloset.net/
esta ONLINE desde hace mas de 12 años...
Fue una de mis GRANDES influencias, especialmente porque de el aprendi a tocar slide y aunque nunca lo conoci, siempre senti que fue un gran y buen amigo que hasta me acompaño con su musica en los momentos mas dificiles...
Gracias Malbec & Blues por este sentido homenaje.

TwoHeads dijo...

Bonito y merecido homenaje para un gran artista que nos dejo demasiado pronto, joder. No me hago a la idea de cuanto y bueno nos hemos perdido con su perdida.

Gracias por recordarlo Martín.
Te adjunto un post que le dedique hace un tiempo. Por si quieres echarle un vistazo.

Un abrazo.

http://necesitounrockandroll.blogspot.com.es/search/label/John%20Campbell