miércoles, 26 de agosto de 2015

Arde Jimmy


En su nuevo disco, Jimmy Burns revalida su trayectoria con un puñado de canciones que, como describe el sello Delmark en su gacetilla de prensa, representan “un paseo por el Delta”, no porque se trate de un álbum de blues crudo, sino más bien por la esencia de lo que manifiesta. Y aquí, como en sus álbumes anteriores, el viejo maestro también está en llamas. ¡Arde!

Burns es uno de los músicos que mejor combina el blues tradicional y el soul. Instalado en Chicago desde hace décadas, el cantante y guitarrista le imprime a cada uno de los 15 temas de It ain’t right su marca personal. No se trata de un mero disco de covers. En cada interpretación hay una búsqueda profunda y espiritual. La voz de Burns es intensa y refleja una vida bien blusera. Mientras que su guitarra combina simpleza, pasión y experiencia.

En temas como Big Money problem, Hard hearted woman, A string tou your heart o I know you here me calling desgrana el blues más auténtico apoyándose en el piano del japonés Sumito Ariyoshi. En Snaggletooth mule y My heart is hanging heavy apunta a un blues más moderno. Mientras que en Crazy, crazy y Rock awhile se recuesta sobre un sonido que nos remite al rock and roll de la década del 50. El disco tiene mucho soul también: Will I ever find somebody?, Long as you’re mine y Surrounded son las más animadas, en las que se destacan una sección de caños conducida por el trompetista Marques Carroll y el hammond de Roosevelt Purifoy.  Burns además versiona tres clásicos que a esta altura ya superaron cualquier barrera temporal: Stand by me, de Ben E. King; Messin’ with the kid, de Mel London y que se adueñó Junior Wells; y Wade in the water, negro spiritual de los Fisk Jubilee Singers. Ninguno de las tres versiones son un calco de los originales y eso las hace más interesantes aún.

El resto de los músicos que acompañan a Burns son Anthony Palmer en guitarra rítmica, Greg McDaniel en bajo y Bryant T Parker en batería. No hace falta decir que la banda es una pieza de relojería al servicio del gran maestro. It ain’t right es otra muestra de que el blues no es un género cuadrado y cerrado, sino que tiene variantes y puede estar sujeto a ciertas transformaciones para poder preservarse y trascender.

2 comentarios:

Miguel Angel Romeo dijo...

Está buenísimo el disco!

Oscar Castro dijo...

Yo estuve ahí!