James Harman está acodado en la barra. Disfruta de un vaso de whisky celosamente custodiado por una botella de agua mineral. Sabe que no puede abusar del alcohol y menos de la comida, porque hace poco le diagnosticaron diabetes. Escucha con atención como The Black Cat Bone, la banda de Blind Willie y Gustavo Lazo, pasa de clásico en clásico: Hoochie Coochie man, All your love, Catfish blues. Harman asiente con la cabeza al compás del ritmo. En eso abre los ojos, mira a Juan, su productor, y le pregunta cuánto falta para salir a escena. “Unos diez minutos” le contesta el otro. Harman se levanta y se va hacia el camarín. Se cambia la camisa y sale. Cuando está volviendo a la barra se cruza con la encargada del bar y le dice en inglés: “Qué preciosa estás”. Ella se sonroja y sonríe. La otra banda acaba de terminar los acordes de un tema de Jimmy Reed y el bluesman sabe que es el momento de subir a escena.
Harman tiene una larga trayectoria. Es un verdadero peregrino del blues. Nació hace 66 años en Anniston, Alabama, y creció en el norte del estado de Florida. Grabó sus primeros singles en Atlanta, la peleó en Chicago y Nueva York, y se consolidó en el sur California, entre Los Ángeles y Long Beach. Tocó junto a John Lee Hooker, T-Bone Walker, Albert Collins, Johnny “Guitar” Watson y ZZ Top. Desde hace unos meses está de gira y su humanidad ya se desplazó por 26 países.
Ahora está arriba del escenario de Boris, en Palermo, a punto de mostrarnos como se canta blues. El lugar está muy bien puesto, pero es un poco frío. Harman se acomoda la camisa y deja que la banda haga un tema para entrar en calor. Los hermanos Zafra, en guitarra y bajo, Guillermo Raíces, en teclados, y Walter Loscocco, en batería, se ponen a tono con el sonido del West Coast, aunque a Harman le gusta decir que ese sonido como tal “no existe”. Él es un heredero de George “Harmonica” Smith y eso es lo que transmite cuando toca la armónica.
Es un excelente armonicista y también un cantante excepcional. Cada canción la vive con una pasión desmedida. Se nota por cómo su cuerpo se contrae y unas muecas desdibujan su rostro. Elige los temas en el momento. Le gusta improvisar y que la banda lo siga. Con una seña y un par de palabras les explica a los músicos qué es lo quiere hacer. Desde la parte superior del bar una mujer le grita en un inglés de roble: “¡Cuéntanos de las mujeres!”. Al principio le cuesta entender lo que le están tratando de decir. Cuando lo logra, retruca: “Desde que llegué sólo vi lluvia. Pero sí puedo hablar de la comida: he probado bife y lemon pie. Ahora no llueve, así que espero ver una mujer esta noche”. Su médico no estaría contento.
Y los blues siguen. Harman alienta a Guillermo Raíces en cada solo. Tiene ganas de escuchar el piano. Los temas que canta son todas composiciones propias, que fueron editadas en alguno de sus diez discos solistas. Son letras que hablan más de desencantos amorosos, madrugadas de soledad y sentimientos cruzados, que de noches interminables regadas de alcohol como en otras épocas. Harman sopla su armónica y canta: “The telephone is ringing, but she won’t answer…” Así, entre blues y más blues, se va la noche. Cuando el show termina y los aplausos se disuelven, Harman vuelve al camarín y se cambia la camisa sudada por una remera con el estampado de un festival de blues. Regresa a la barra pero esta vez no se apoya. Entre saludos y fotos, mira alrededor. Se lo ve satisfecho. Fue una buena noche de música y afuera no llueve. Ahora, como lo debe hacer en cada ciudad que visita, el peregrino tiene empieza a buscar a una mujer.
3 comentarios:
el viernes tocamos en mrjones junto a Harman, Jimenez y Smoljan. no se lo pierdan los amantes de la armonica!
bien Martin,te esperamos en MJ el viernes.Un abrazo.Roger
Qué envidia dais; es un auténtico honor escuchar a este bluesman en directo...
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