A Hubert ya lo había visto en tres ocasiones durante los noventa: una en el Festival de Blues de Long Beach, en California, y un par de veces durante sus múltiples visitas a la Argentina. En cada una de esas presentaciones el tipo dejó en claro que sabía cómo entretener con sus blues. Hubert se había enamorado de Buenos Aires. Hizo muchos amigos y grabó dos discos: Made in Argentina 1993 y I’am the backdoor man. Creo que junto a John Primer es uno de los bluesmen que más veces vino al país.
Hubert fue dueño de un estilo propio, diferente al de los demás guitarristas y muy enérgico, que se complementó a la perfección con la forma abrasiva y feroz que tenía Howlin’ Wolf para cantar los blues. En los cincuenta, Wolf tomó a Hubert como su protegido y le pagó clases de guitarra en el Conservatorio de Chicago. Esa sociedad tuvo sus frutos: Wolf contó con uno de los guitarristas más innovadores de la ciudad y Hubert tocó en una de las dos mejores bandas de la historia. La leyenda cuenta que el eterno rival de Wolf, Muddy Waters, tentó a Hubert para que se pasara de equipo. Al margen de las decenas de grabaciones que Hubert hizo junto a Howlin’ Wolf, editó una buena cantidad de discos solistas para los sellos JSP; Blind Pig, Tone Cool, Evidence y Black Top.
El nombre de Hubert Sumlin no podrá ser borrado de la historia grande del blues. Murió a los 80 años como consecuencia de un paro cardíaco derivado de una severa complicación pulmonar que arrastraba desde hacía varios años. A Hubert lo estamos llorando en todo el mundo. Imagino a Keith Richards, a Eric Clapton, a Lurrie Bell, a James Cotton, a Bob Stroger y a Ronnie Earl en sus casas escuchando sus discos y recordando los buenos momentos vividos junto a uno de los máximos exponentes de los doce compases
Adiós, Hubert ¡Hasta siempre!
1 comentario:
RIP Hubert
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