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J.J. Jackson (Foto Guillermo Martínez) |
En el segundo día del festival, viernes, se nota un flujo mucho mayor de gente. Por donde el día anterior se podía caminar sin dificultad hoy es complicado. El primer show que voy a ver es el de Camila Dengo & Mamma Doo en el Magnolia stage. Camila es nativa de Caxias y una conocida de los porteños: tocó junto al Club del Jump en Buenos Aires en 2016 y hace unos pocos meses. Al frente de su propia banda brinda un recital muy entretenido y sensual. Su repertorio tiene blues y R&B de los cincuenta, pero con una puesta en escena technicolor. Ella tiene una voz magnífica que destella en temas como Bring it back home to me y Houndog. A modo de agradecimiento por sus viajes, invita a Alberto Burguez para que toque el piano en un tema.
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J.J. Jackson y los Headcutters (Foto G.M.) |
El anuncio de que está por comenzar el show más importante del día es estridente. En el escenario principal, y con un volumen fortísimo, asoma la silueta inconfundible de J.J. Jackson, un cantante, shouter, soulman y entertainer de primer nivel, Desde el minuto uno impone sus condiciones y hace delirar al público sostenido por el pulso preciso de los Headcutters. J.J. no se guarda nada y mezcla rock and roll, blues y soul. Comienza a toda máquina con Long tall Sally y sigue con Poor boy y Country girl, aquí con Freddy Muñoz en bajo en lugar de Catuto. Hay un intervalo a capella con I just call to say I love you, de Setvie Wonder, al que los Headcutters se suman más por profesionalismo que porque les atraiga el tema. Jackson invita a Luke de Held para unos solos picantes en C.C. Rider y se despide con una magnífica interpretación de Stand by me.
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Big A Sherrod (Foto G.M) |
En el Front Porch, ese escenario que recrea el Blue Front Café de Bentonia, está Big A Sherrod con la banda de argentinos que lo acompaña. A diferencia del día anterior, aquí sí suena a un juke joint del Mississippi. Pocas veces me tocó ver un show tan diferente de un mismo artista con tan pocas horas de diferencia. Sherrod realmente canta desde las entrañas y toca con una fuerza única. Mariano D’Andrea es el equilibrio de la sección rítmica y a Adrián Flores se lo nota concentrado y manteniendo siempre el tempo, mientras que Tomy Espósito allana el camino para los punteos voraces de Sherrod. Sobre el final, Sherrod los deja lucirse a D’Andrea y Espósito y largan unos solos que tenían contenidos. Flores no tiene el suyo, por el contrario, le deja la batería a Big A quien le da como si quisiera romperla.
Esta vez el repertorio de Sherrord es más crudo. Interpreta incendiarias versiones de Hoochie Coochie man y Baby what you want me to do. En esta última sube a un nene al escenario y lo hace tocar su guitarra. “Esto lo hago en Mississippi para tratar de que los chicos se interesen por la música y se alejen del delito”, dice. Sobre el final interpreta Five long years, inspirada en la demoledora versión de Buddy Guy,
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Chris Jagger (Foto G.M.) |
De vuelta en el escenario principal, la figura de Chris Jagger, acompañado por Charlie Hart y la banda de Cristina Crochemore, brinda una propuesta musical diferente. El hermano de Mick canta, toca la guitarra acústica y la armónica, mientras que su socio acompaña en acordeón o violín. Toda la primera parte tiene un feeling de country rock y hasta un poco del influjo del Bayou, “Vamos a tocar un viejo blues de Junior Wells”, anuncia un carismático Jagger antes de que Hart cante Snatch it back and hold it. Vuelven sobre su repertorio rockeado hasta que Jagger bromea: “Es un festival de blues y debería tocar uno antes de que venga la Policía del Blues”. Parece que esa grieta no es patrimonio argentino. Y Jagger cumple con un blues propio en el que recuerda sus años de juventud.
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Blues Etilicos (Foto G.M) |
Me doy una vuelta por el Folk Stage y está Bob Stroger en modo intimista. En el Front Porch, Ian Siegal canta Come in my kitchen mientras rasga las cuerdas de su guitarra resonadora. Más allá de nuevo en el escenario grande los Blues Etílicos, legendaria banda brasileña, muestra toda su chapa ante una multitud. Greg Wilson y Flavio Guimaraes se comen el escenario. La gente va de allá para acá con sus vasos plásticos alegóricos al festival cargados de cerveza IPA.
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Xime Monzón Blues Band. |
Ya de madrugada, el escenario de argentinos me convoca. Xime Monzón ofrece un show con mucha onda y excelente música. Acompañada por Tomy Espósito, Javier Mozzi, Mauro Bonamico y Germán Pedraza interpreta clásicos del blues soplando su armónica con ganas y desplegando todo su encanto. Con Javier Mozzi cantan una animadísima versión de I believe in music, de Louis Jordan y luego Mauro Bonamico demuestra que además de ser un gran bajista y director musical es un vocalista de la hostia. Su voz grave e intensa se doblega a todos con Eyesight to the blind. Ximena elige socializar la última parte de su show y convoca a una jam. Y así comienza un desfile de músicos y amigos: Nico Smoljan, Mariano D’Andrea, Freddy Muñoz, Ale Ravanello, Martín Burguez, Fernando Ormeño y Ariel Federico. Jes Condado, que poco antes había hecho un set souleado y minimalista en el mismo escenario, sube a cantar It hurts me too. El salón está desbordado de gente y Ximena convoca a sus músicos para el cierre con I feel good… pero falta algo más: Iván Singh esperaba con su guitarra colgada y no se la podía perder. El cierre es suyo con Let the good times roll.
Así es Caxias. Blues para todos y todas. Camaradería entre los músicos y espíritu de jam.
3 comentarios:
Ótimo relato!! Muito obrigada, Martín!
muy buen resumen de lo que paso, gracias por las palabras hacia nosotros !!!
Buena data y resumen!! Es increible que todo eso ocurrio alrededor nuestro adrenalina por donde mirabas y el cierre en 54 otra perla!!Gracias Xime Monzon y su banda!!
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