miércoles, 10 de abril de 2013

Lollapalooza Chile, la gran fiesta del rock

Fotos: Lollapalooza Press
Pearl Jam dejó pequeño todo a su alrededor, incluso a las más de 80 mil almas que, según los organizadores, coparon el Parque O’Higgins el sábado y se agolparon frenéticamente contra el escenario. La voz potente de Eddie Vedder, los solos vaughanescos de Mike McGready y la fuerza demoledora del resto de los músicos dejaron en claro que en vivo no tienen rival. La actuación de PJ fue lo mejor de la tercera edición chilena del megafestival Lollapalooza.

Día 1: sábado 

A las 13 ya había mucha gente en el predio. El sol comenzaba a hacerse sentir cuando Chancho en Piedra,
la banda chilena heredera de los Red Hot Chili Peppers, apareció en escena. El baterista, vestido de Papa, bendijo al público: “Bienvenidos a este gran festival de rock. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Chancho” y largaron con su funk potente y entretenido. El parque estaba lleno de carpas en las que se podía comprar todo tipo de comidas –desde hamburguesas y brochettes hasta sushi y comida orgánica-, bebidas, merchandising, ropa, libros y discos. De todo menos alcohol, aunque por ahí aparecieron algunos vendiendo clandestinamente latas de cerveza. Grandes auspiciantes como Coca Cola, Claro, LG y Adidas ubicaron sus enormes stands, por los que circularon decenas de invitados, justo en medio de los dos grandes escenarios. Chicos con sus peinados de colores, anteojos estrafalarios, pelucas y banderas de varios países hicieron del predio su hábitat natural.

Alabama Shakes
La música, al menos para mí, siguió con Alabama Shakes. Me encontré con una banda extraordinaria que recrea el viejo southern soul con ímpetu y muy buenas canciones. La cantante y guitarrista, Brittany Howard, es muy sólida y en su forma de cantar hay destellos de Otis Redding, Sharon Jones y hasta algo de Macy Gray. Tocaron durante una hora temas de su disco debut, Boys & Girls. Cuando terminaron, me di una vuelta por el escenario de Coca Cola para ver de qué se trataba Kaiser Chiefs, una banda alternativa inglesa que está bastante de moda. La verdad, me dejaron gusto a poco. Aunque lo peor estaba por venir: The Hives realmente me puso de mal humor. Si Joey Ramone estuviese vivo ajusticiaría a estos suecos que enarbolan la bandera del punk revival y remataría de un tiro en la nuca al cantante, un verdadero imbécil que se autoproclamó el “Rey del Punk”.

Queens of the Stone Age
Huí despavorido hacia el Movistar Arena. Con tal de no escucharlos busqué refugio en lo primero que tenía a mano: música electrónica. Zed’s Dead son dos DJ’s que en lo suyo, que no es tocar instrumentos, son muy buenos, pero que yo no logro entender. Será porque estoy viejo o porque no consumo pastillas sintéticas, aguanté a penas 10 o 15 minutos. Al menos fue el tiempo suficiente para evitar el resto del show de los Hives. Por suerte después tuve mi revancha. Cuando el sol se ocultaba y el contraste de la luz resaltaba el contorno de la Cordillera, apareció en escena Queens of the Stone Age. Rock psicodélico bien al palo. Los picos máximos de su presentación fueron la versión de Make it with chu y cuando Josh Homme invitó a Eddie Vedder para cantar a dúo Little sister.

Eddie Vedder
Y después vino lo de Pearl Jam. Yo no soy fanático de la banda, pero siempre reconocí que eran muy buenos. Ahora, verlos en vivo es una experiencia extraordinaria. Son una verdadera aplanadora. Pocas veces vi un show tan intenso como el que dieron el sábado a la noche. Tocaron temazos como Jeremy, Even flow y Just breathe. Lo que más me gustó fue la versión de It’s okey, en la que Vedder canta una parte en español de manera sorprendente. El final, antes de Yellow ledbetter, trajo el cover de Neil Young, Rockin’ in the free world, con Josh Homme y Perry Farrel –de Jane’s Addiction y organizador del festival- como invitados.

Día 2: domingo 

Con Fucho Cornejo y compañía llegamos al Parque O’Higgins minutos antes de las 12 cuando todavía había
poca gente. El sol, otra vez, estaba intenso y en el escenario principal, ante no más de 200 personas, se presentó el dúo local Perrosky, un crossover rústico entre la música de los White Stripes y Bob Dylan. Tocaron durante poco menos de una hora y lo hicieron con ganas. Luego, en el otro gran escenario, fue el turno de Manuel García, un cantautor chileno que no me motivó nada y aproveché el tiempo para pasear por los stands. A las 14, con puntualidad inglesa, apareció Gary Clark Jr. (ver reseña anterior) y luego de disfrutar su show casi en primera fila, me encontré con el amigo Ramiro Barreiro, quien me convenció de ir a escuchar un poco de hip hop brasileño de la mano de Marcelo D2.

Antes de que los brasileños terminaran decidí que era hora de ir a almorzar y me despedí de Rama. Unos sanguchitos al paso y volé al escenario donde se presentaba Mike Patton (de Faith No More) con su banda Tomahawk. ¡Horrible! Tantos alaridos desquiciados y guitarras fuera de control me obligaron a huir. El cansancio me llegó como un tornado arrasador. Me acosté en el pasto, me tapé la cara con la gorra y me puse a escuchar a Franz Ferdinand. Si bien a mi no me gustan mucho, reconozco que saben lo que hacen frente a una multitud. Cuando recuperé la fuerza me fui a ver el show de Los Tres, rockeros clásicos chilenos, que dieron un concierto bárbaro y que tocaron temas como Déjate caer, Amor violento y Lágrimas negras, del cubano Miguel Matamoros.

The Black Keys
Antes del esperado final, al menos por mí, con los Black Keys en escena, no me quedó otra que escuchar
un par de ¿canciones? del DJ del momento, Dead Mouse, y del rapero Nas. A las 21.30, Dan Auerbach y Patrick Carney hicieron explotar a todos con Howlin’ for you. Tocaron durante más de una hora y media, en su mayoría temas de El Camino, casi todo el tiempo acompañados por un bajista y un tecladista. Grandes versiones de Lonely boy, Dead and gone y, especialmente por la intro con National steel guitar, de Little black submarines fueron coreadas con entusiasmo. Además, ellos dos solos –guitarra furiosa y batería- tocaron algunas canciones de discos anteriores como Thickfreakness, Your touch y I got mine.

Para mí fue una experiencia inolvidable. Nunca había visto tanta gente junta y en paz. La organización estuvo diez puntos, no se registraron incidentes y hubo música para todos los gustos. Ojalá que en el futuro productores argentinos puedan estar a la altura de un acontecimiento de esta magnitud y tengamos nuestra primera edición del Lolla argento.

6 comentarios:

Florencia Andrada dijo...

Me encantò la crònica!!!

Marcelo Guevara dijo...

Que bueno lo que viviste, ojala si se pueda hacer acá...

Alberto Moreno dijo...


Amigo mío, es importante conocer a ciertas bandas antes de ser tan lapidario en el juicio. The Hives es ironía pura, es la farsa constante de sí mismos, nada de lo que dicen lo dicen en serio. Cuando dice que es el rey del punk es joda pura. Te tomaste en serio una banda que no lo es. Y que, en materia de la música que hacen, es por lejos la mejor banda de garaje que salió en los últimos 20 años. Abrazo

Anónimo dijo...

Hola Martin. El problema mayor para un evento asi aqui no son los productores sino que nosotros los argentinos no somos ni los chilenos, ni los uruguayos ,ni los brasileros. Aqui generalmente para los mas jovenes lamentablemente el rock es solo reviente y no cultura.Saludos. Fernando

Alejandro Valadez E dijo...


Que chingonada Martin, mu bueno!

Diego Papipo Igal dijo...

buena crónica