El Buenos Aires Blues Festival fue un lujo. Contó con un menú de artistas heterogéneo que ofreció variedad de estilos pero con un punto en común: el talento. Fue una verdadera fiesta que tuvo su punto culmine anoche con uno de los pesos pesados del blues actual. Joe Louis Walker dio un show enérgico y provocador en el que, si bien no tocó tanto la guitarra como esperábamos, mostró que es uno de los mejores cantantes del momento y que tiene un magnetismo feroz arriba del escenario.
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The Jackpots |
La segunda jornada del festival comenzó con la banda revelación del año pasado. Los neuquinos The Jackpots –Damián Duflós y Rafo Grin- acompañados por algunos de los Easy Babies –Mauro Diana, Homero Tolosa y Machi Roamenlli- mostraron que el blues no tiene fronteras si uno lo lleva bien adentro del alma. Tocaron poco más de media hora y lo hicieron con mucha garra. Rafo Grin es un guitarrista excepcional, posee una técnica pulida y suena muy bien. Duflós está ampliando sus horizontes vocales y sopla la armónica como si lo hubiera hecho arriba de un tren por el Mississippi en una vida anterior. Tocaron todos temas de su disco Playin’ the blues (by the rules) y realmente se lucieron. Un debut auspicioso en La Trastienda. Ojalá vuelvan pronto a Buenos Aires.
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Florencia Andrada |
Luego apareció en escena Florencia Andrada y su banda para transformar los blues en retro soul. Junto a Julio Fabiani y Roberto Porzio en guitarras, más otros siete músicos -entre coristas, caños, teclados, bajo y batería- tocaron temas de su flamante disco, Otra realidad. Florencia va ganando confianza con el correr de los shows. Ahora se la nota más cómoda al frente de la banda y sólo es cuestión de tiempo para que se convierta en la diva que está destinada a ser. Su voz tiene una naturalidad manifiesta cuando canta tanto en español como en inglés. Anoche, el único cover que hizo fue Drown in my own tears, de Ray Charles, y luego mostró parte de su nuevo material, con todas composiciones propias.
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Mariano Massolo |
Pasada la media hora de soul, el escenario de La Trastienda pareció viajar en el tiempo. Mariano Massolo presentó su fabuloso combo de jazz y gispy swing acompañado por dos guitarras acústicas, contrabajo y clarinete. Invocó el espíritu de Django Reinhardt y por momentos sus canciones recordaron a la banda de sonido de una película de Woody Allen. El show fue casi todo instrumental, aunque un par de temas fueron cantados por Melisa Blanco. La banda, que después sumó al trombonista ciego Eduardo Manetti, sonó tan pero tan bien que se conquistó al público de una manera asombrosa. Massolo sopló su armónica con una potencia descomunal, como si en vez de tener dos pulmones tuviera 16.
Y todavía faltaba la estrella de la noche. El señor Joe Louis Walker pisó el escenario mientras Nasta Súper tocaba un shuffle introductorio. JLW enchufó su Gibson Les Paul marrón, pero se demoró en empezar a tocar. Había un pequeño ruido molesto, proveniente de la pedalera que no lo dejaba comenzar. Después me enteré que esos pedales los había comprado ayer mismo y que el tipo se encaprichó en querer estrenarlos. Un par de minutos después se sumó al shuffle solamente para terminarlo enseguida. Anunció que seguiría con Natural ball y cuando la banda tocó los primeros acordes el aulló las primeras líneas de la letra con un registro vocal impresionante, al mejor estilo Otis Rush. Pero no hizo ningún solo extenso y dejó que Nasta y el tecladista Walter Galeazzi se lucieran en el comienzo.
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JLW & Natacha Seara |
Después vino el momento del slide con Tell me why. Hubo un par de acoples molestos que resolvió dejando más lugar a los solos de Nasta y Galeazzi. JLW cambió de guitarra, por otra Les Paul, para It’s a shame, de su disco Witness to the blues (2008), y retomó los solos mientras Gabriel Cabiaglia y Mauro Ceriello marcaban el ritmo con la precisión de una pieza de relojería suiza. Luego arrasó con un rock and roll bien stone, Too drunk to drive drunk, haciendo honor a las lenguas que decoraban la correa de su guitarra. Lo mejor de la noche fue cuando se dedicó a tocar un slow blues, Sugar mama. La banda bajó un poco el volumen y él mostró unos punteos asesinos. Estaba muy compenetrado en su solo cuando rompió una cuerda y tuvo que excusarse con una broma: “Tocó mejor con cinco”, dijo. Dejó la guitarra, sacó una armónica de su bolsillo y empezó a soplar unos agudos chillones. Se bajó del escenario y empezó a caminar entre las mesas mientras. Mientras seguía soplando le daba la mano a los hombres y abrazaba de manera lasciva a las mujeres. Cuando llegó a la barra se encandiló con la rubia Natacha Seara y le dio su armónica. Tocaron un poco cada uno ante las risas de todos. Los dos terminaron arriba del escenario y él chupaba la armónica que después le pasaba a Natacha y ella, que no se amedrentó, terminó tocando hasta el final de la canción.
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JLW & Paloma Sneh |
JLW apuró los últimos dos temas con Paloma Sneh en saxo y se fue para volver unos segundos más tarde, cuando el interrogante del productor Mariano Cardozo -“¿Quieren una más de Joe Louis Walker?”- todavía resonaba en el ambiente. JLW tomó su guitarra, intentó colocarse la correa y desistió. “¿Les gusta Muddy Waters?”, preguntó. A la respuesta obvia del público siguió una furiosa versión de Hoochie coochie man con él en la armónica y haciéndose el duro arriba del escenario. Terminó de manera bizarra y provocadora agitando una botella de cerveza para simular una eyaculación.
No hubo tiempo para más. El Buenos Aires Blues Festival fue un éxito y la puerta quedó abierta para que el año que viene se haga la segunda edición.
4 comentarios:
Lascivo? A mi me beso la mano y me dijo 'Thank you'. No todo es lo que parece. Muy buen show! De eso, no hay dudas.
Estuvo bueno, pero el de Junior Watson fue mucho mejor!!!!
Gracias Martìn! Gracias Baires Blues por la oportunidad... Gracias Mauro Diana & Easy Babies por la buena onda y la amistad!
Gracias Martin por el resporte de todo el Festival.
Todo salio perfecto.Muchas gracias por apoyar la musica.
Baires Blues
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