Jimmie Vaughan editó tres discos en 15 años: Strange pleasure (1994), Out there (1998) y Do you get the blues? (2001). Luego pasaron nueve años en los que se dedicó a salir de gira y participar de algunas sesiones de grabación, especialmente con Omar Kent Dykes. El año pasado sorprendió con un disco formidable –Plays blues, ballads & favorites- que condensó lo mejor del blues de Texas, con cierto espíritu retro y festivo, y una producción muy cuidada. Ahora, justo un año después, el hermano de S.R.V sorprende con una secuela formidable.
Plays more blues, ballads & favorites es una extensión del anterior y también cuenta con un toque femenino. Lou Ann Barton aporta su canto y su swing sureño en tres canciones y esta vez su imagen hasta aparece en la portada del álbum, que tiene el mismo diseño que el anterior, aunque cambian los colores. Vaughan se alimenta de un puñado de canciones que fueron compuestas por ilustres desconocidos como Jivin' Gene, Teddy Humphries y Annie Laurie, y también por algunos temas de artistas más conocidos como Ray Charles o Hank Williams. También interpreta un cover de Jimmy Reed, I'm a love you, músico que realmente parece tenerlo obsesionado en este último tiempo (Los dos discos que grabó con Omar Kent Dykes están inspirados en la figura del mítico bluesman).
La banda es un verdadero lujo. Mike Flanigan está a cargo del Hammond B3, Derek O’Brien y Billy Pitman de las guitarras rítmicas, y Ronnie James y George Rains, en bajo y batería respectivamente, marcan la base de este ensamble. Pero este disco no sería lo que es si no contara con una sección de vientos fabulosa que tiene un protagonismo absoluto en casi todas las canciones. Los saxofonistas Gregg Piccolo y Doug James (ambos ex Roomful of Blues) y el trompetista Ephraim Owens tienen tanto oficio que los vientos suenan con una naturalidad orgánica.
Si todavía hay gente que cree que el blues es un género triste, que no invita al baile, debería escuchar este disco o el anterior, o por qué no ambos. Estamos hablando de música de primerísimo nivel interpretada por uno de los guitarristas más exquisitos, que no sólo se nutre de su virtuosismo, sino que ya ha adquirido la suficiente experiencia como para dejar en claro quién es él en el mundo del blues. Que sea el hermano “de” es hoy una anécdota. Jimmie Vaughan sabe bien lo que hace. Y lo hace muy bien.
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