miércoles, 13 de julio de 2011

Espíritu sureño

No hay otro lugar en el mundo en el que Gregg Allman se sienta más cómodo que arriba de un escenario. Ya sea con los Allman Brothers o al frente de su propia banda, cada uno de sus recitales se convierten en piezas de colección: el viejo Gregg cuenta con su propio equipo de grabación y todos los shows que da quedan bien resguardados. Ahora, Jazz Fest Live 2011, su último capricho discográfico, fue editado en cd.

Grabado el 6 de mayo en Nueva Orleans, en uno de los festivales más importantes y tradicionales de los Estados Unidos, y con una banda conformada por músicos de primer nivel -Scott Sherrard (guitarra), Bruce Katz (teclados), Jay Collins (saxo), Jerry Jermott (bajo), Steve Potts (batería), Floyd Miles (percusión), Ian Smith (trompeta) y Derek Houston (saxo)- el disco es una buena combinación de lo mejor de Gregg como solista y como líder de la gran banda de rock sureño.

El show empieza con una poderosa versión de Don’t keep me wonderin’, tema que los Allman grabaron en 1970 para el disco Idlewild South. Los teclados de Gregg y Bruce Katz se entrelazan para que el slide de Sherrard le de la impronta sureña que supo inaugurar Duane Allman y que continuaron Dickey Betts, Warren Haynes y Derek Trucks. El segundo tema es una exquisita versión de I’m no angel, que Gregg grabó para su disco solista de 1986. Luego se zambulle en el blues profundo con Tears, tears, tears, de Amos Milburn. Pocos cantan tan bien los blues como Gregg Allman. Sigue con otra canción de su último disco de estudio: Just another rider es la esencia pura de los Allman y la interpretación en vivo es más funky que la del álbum Low country blues. Después viene el momento del bluesman de la Florida Floyd Miles, quien canta una de sus composiciones: Going back to Daytona. El blues sigue muy presente porque después la banda se despacha con I can´t be satisfied, de Muddy Waters, en el que una vez más el slide de Sherrard envuelve toda la estructura de la canción

Cuando promedia el show, una hermosa versión de Dreams anticipa que la segunda mitad estará dedicada casi en su totalidad a la música de los Allman. Hace un impasse con Before the bullets fly, de su etapa solista, donde el saxo de Jay Collins cobra protagonismo. Y entonces se viene la trilogía de éxitos que llevó a su apellido a lo más alto de la historia del rock: Melissa, Whiping post y Midnight rider. Antes de los bises, Gregg Allman presenta a su banda y cierra con Sweet feelin’, de Clarence Carter, y la legendaria Statesboro blues. Algunos podrán pensar que este es un disco más, pero lo que destila el viejo Gregg aquí es su vida misma, esa que el año pasado estuvo al borde de decir adiós y que ahora fluye con total naturalidad en el lugar que mejor le sienta: el escenario.


1 comentario:

Claudia dijo...

Me encanto el tema que colgaste!