lunes, 4 de mayo de 2009

Garras


Por René Roca

Paseabas de un lado a otro, sin mirarme, sin mirarte. En el balcón el gato parecía imitar tus movimientos sobre la baranda. Yo trataba de no pensar, me concentraba en los lomos de los libros casi inentendibles para mis ojos cansados.
El vino no era malo, se dejaba. Vos, no. Tenias la robe de chambre mal puesta, estaba seguro de que era tu maligna intención. Las luces tenues me mostraban la panza de uno de tus pechos. Ibas y venias, como el gato en el balcón.
La primera copa era historia, al servirme la segunda, arañé sutilmente la etiqueta. Abriste la canilla para llenar la bañera. Sin hablarme caminabas sensual, agarrando tu estrecha cintura para marcar lo que yo había ofendido.
No usabas nada debajo, como yo te había enseñado, y por ese motivo, paseabas como el gato. Ya el vino me sabía igual, la tercera copa me torturaba. Sentía la melena que crecía al reflejo de mis colmillos.
Saltabas del baño a la cocina, con zancadas firmes. Cambiabas de flanco tan fácil, como lo hace el viento, para ir de la cocina al living, con el torso seguro.
Esbelta, mágica, veloz, inquieta, gacela.
El gato ya no estaba. Volqué la copa. De un solo zarpazo te tomé de la cadera. Esquivaste el primer embate. Saltaste, corriste, huiste.
El depredador siempre da la esperanza de la salvación: acorralada en el pasillo, te saqué el cinturón de la bata, que cayó como un desvencijado telón. No escuche lo que me decías, pero por el movimiento de tu boca supe que eran insultos conocidos. Abrí mis fauces y te mordí en un beso largo. Te movías, como las presas ingenuas.
Cargándote a la habitación susurraste tus últimos quejidos, para terminar de comprender que siempre ibas a ser mi trofeo.
El gato volvió al balcón, su sombra se fundía con la del león y la gacela, que se amaban, salvajes, sobre la estepa.

(foto: http://lavidaboca.wordpress.com)

1 comentario:

Anónimo dijo...

‎"Por la variabilidad de sus ojos, el gato simboliza el poder variable del sol, el creciente y el menguante lunares y el esplendor de la noche; también denota sigilo; deseo; libertad. Según la cultura oriental, es un animal yin en su aspecto nocturno; reposo pacífico; poderes de transformación." - Diccionario de Símbolos, J.C. Cooper.