jueves, 21 de mayo de 2009
Media luna
Por René Roca
"y aún te puedo ver" por Brutus D.K.
Un copón marcado de huellas, dentro, un corcho desgarrado. Botellas vacías, protagonistas de un agradable encuentro. El encendedor que nos convirtió en humo, las tablas llenas de migajas y las confesiones que todavía flotan.
La mesa seguía allí, cargada de los recuerdos de la noche. Mi paladar sentía el resabio del reconfortante vino La Flor, de Bodega Pulenta Estate, sin poder ser opacado por la fuerte presencia del roquefort. Todo estaba allí, sentenciado por el destino a perdurar frente a mí.
Esa noche, alguien se había acercado a la ventana a buscar a la luna que mostraba sin pudor una mitad. Parecía mordida. Desde el telescopio espió en sus cráteres, mientras creía ver una bandera clavada allí. Luego, enjugó sus ojos y abandonó la altura espacial. Era un excelente momento para abrir el Don Nicanor tardío. Todos degustaron el exquisito dulzor helado que destilaba de la esbelta botella. Yo lo podía disfrutar también, sin importar mi ostracismo o mi abandono involuntario.
Un fluir en forma de niebla pesada envolvía a los presentes, la conexión era pura, humana. Yo los podía ver. También las miradas y los deseos que escondían; los secretos de algunos y los recuerdos añorados de otros.
Y fue entonces cuando empecé a preguntarme, a querer conocer, a intentar saber por qué.
Mi rostro apenas tiene el relieve de un trazo grueso, mis ojos están vendados, no tengo más espalda que el vacío. A pesar de todo ello me pregunto cómo es posible que aún te pueda ver.
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