miércoles, 8 de abril de 2009

El ojo del lector

"Apagó el televisor y bajó al sótano, donde había ido creando una pequeña bodega de vino tinto de distintas procedencias. Allí tenía, además, una serie de catálogos de distintos importadores. Hacía tan sólo unos años que comprendió que, al mudarse sus hijos, su economía y la de Staffan había cambiado. Ahora pensaba que podía permitirse el lujo de algún extra y decidió que compraría un par de botellas al mes. Se entretenía examinando las ofertas de las distintas compañías importadoras y le divertía ir probando. Pagar quinientas coronas por una botella suponía un placer casi prohibido para ella. En dos ocasiones había convencido a Staffan para que la acompañase a Italia y allí habían visitado distintos viñedos. Sin embargo, él apenas se mostraba interesado. A cambio, ella acudía con él a conciertos de jazz en Copenhague, pese a que se trataba de un estilo musical que no apreciaba especialmente". Extracto del libro El Chino (Tusquets Editores, 2008), del escritor sueco Henning Mankell. Si bien este párrafo no tiene mucho que ver con la historia no podía dejar de subirlo. Les digo en serio: tienen que leerlo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Un autor genial. Todavía no leí El Chino pero si un par de su detective Wallander. Saludos, muy bueno el blog.

Luis Diez