viernes, 3 de abril de 2009

Compañía


Por René Roca

Una persona genial me dijo una vez que un buen habano se comparte con un fino y selecto whisky. Me lo comparó con el invierno y los guisos, con la cama y el cigarrillo, con la corbata rayada y la camisa lisa, con una buena mujer y un rancho propio.
Años más tarde, mientras encendía un puro con unas viejas cerillas, me senté frente al desvencijado portón de paraíso a contemplar las populosas betas de la madera y a descubrir en ellas algún presagio, algo que se me revelara esa noche.
Me acordé de aquel personaje y me alegré de ser tan genial: saqué una botella de Jim Beam, y con bocanadas que pretendían ahogar la noche disfruté del habano y de ese compañero tan distinguido.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por Tom!! Todo un académico, con alguna nota de cierto patetismo. Un placer. Vivi