Toronzo Cannon -John The Conquer Root. El tercer disco –segundo para el sello Delmark- viene a ratificar todo lo que mostró en los dos anteriores. Cannon es uno de los guitarristas que más shows realiza al año en Chicago y de a poco va expandiendo su música hacia otras latitudes. Más allá del primer tema, que da nombre al disco, y que suena muy hendrixiano, el resto del álbum resume la herencia del sonido del West Side. Cannon es un cantante notable y un guitarrista formidable, que alterna entre la Gibson Flying V, la Les Paul y la Fender Stratocaster, y de cada una de ellas saca lo mejor que puede. Cannon también se distingue por su pulcra vestimenta, que alterna con diferentes sacos cruzados y sombreros Fedora. Los once temas son originales y entre la alta densidad de blues eléctrico, se cuela una pizca decorativa de funk y psicodelia. La banda que lo acompaña es una aplanadora: Lawrence Gladney (guitarra), Larry Williams (bajo), Roosevelt Purifoy (piano y teclados) y Brian Jones (batería). Sus amigos y compañeros de ruta, Joanna Connor y Mike Wheeler, aportan sus voces en un par de temas, así como Omar Coleman suma su armónica en otras canciones.Chicago Blues All Stars - Red, hot & blue. Este disco promete más de lo que es. A priori, la suma de nombres que conforman la banda da para ilusionarse: el baterista Ray “Killer” Allison y el bajista Johnny B. Gayden llevan la rítmica, mientras que el veterano Johnny Cotton está al frente de la sección de vientos y Chicago Slim canta y toca la guitarra. A ellos los acompaña Scott Dirk en armónica y otros invitados. El track list también es auspicioso. Snatch It back and hold it, Wang dang doodle, Walking the dog, Hoodoo man blues y Rock Me Baby son algunos de los covers que interpreta la banda. Más allá de los nombres y las canciones, el álbum no termina de cerrar. Es cierto que en Chicago ahora la mayoría de los músicos tocan más funky y soul que blues tradicional, pero aquí más allá de la excesiva tendencia funky, la guitarra se muestra demasiado frenética y chillona, hay un abuso de efectos y los caños no alcanzan a darle el vendaval necesario que la música de Chicago requiere. Red, hot & blue tiene una producción exagerada y a veces en el blues eso es contraproducente.


1 comentario:
De todos me quedo con el de Big Bill, su obra es más que interesante y éste es su mejor disco, aunque por debajo del magnífico "The Blues is in my Blood" de Mud Morganfield, un directo sorprendente que convoca desde el propio infierno al gran Muddy Waters, con la espectacular harmónica de Bob Corritore que también lo produce. Saludos
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