miércoles, 7 de septiembre de 2011

Lanzamientos II

Seasick Stevie – You can't teach an old dog new tricks. En la edición del mes de agosto de la prestigiosa revista inglesa Mojo me encontré con un aviso de una página que me llamó la atención. En la foto se ve a un hombre con su larga barba cana, que lleva una gorra y viste una camisa a cuadros abierta, una remera y un jean. El hombre, de unos sesenta y pico, se muestra seguro y confiado. En grandes letras amarillas figura su nombre artístico: Seasick Stevie. Debajo, con otra tipografía y en blanco, está escrito el título del disco que acaba de editar, You can't teach an old dog new tricks. Además de una pequeña foto con la portada del álbum figuran algunos adjetivos rimbombantes sobre su música: “Blistering”, “Storming”, “Superlative” y “A masterclass”. You can´t… es la obra consagratoria de este músico que creció en California, vagabundeó por el mundo tocando en las esquinas de varias ciudades, y que recién encontró su oportunidad de grabar hace pocos años en Noruega. Tiene un sonido crudo, áspero, que cruza el blues con el folk: podríamos decir que es la versión white trash de Junior Kimbrough y R.L. Burnside. Fabuloso. ¡Búsquenlo!

Eric Sardinas – Sticks and stones. El primer disco de Eric Sardinas (Treat me right, de 1999) fue arrollador. Un músico nuevo, con un apellido llamativo, y un estilo de tocar simple pero efectivo, había logrado un blues de slide potente, una especie de fusión entre el power metal y las raíces más profundas del Mississippi. Sardinas y su dobro eléctrica condensaron el espíritu de Stevie Ray Vaughan, Johnny Winter y George Thorogood en un álbum electrizante. Pasaron doce años desde aquél lanzamiento del sello Evidence y las cosas para Sardinas nunca lograron despegar del todo. Si bien su nombre figura habitualmente en varios festivales de blues y sus presentaciones en vivo son dinamita pura, sus discos siguientes, tres en total, no lograron llegar a la altura del primero. Sardinas cayó en repeticiones y clichés. Su nuevo álbum, Stick and stones, el primero para Provogue Records, es un poco más de lo mismo. No es un disco aburrido ni mucho menos. Tiene solos de guitarra, tanto eléctricos como acústicos, tremendos. Pero las canciones no dicen gran cosa. Si nunca escuchaste a Sardinas, te recomiendo que consigas su primer disco, el único que me parece vale la pena escuchar más de una vez.

Ana Popovic – Unconditional. La tapa es muy provocativa: el cuerpo desnudo de Ana Popovic se esconde tras una guitarra Fender. Para algunos es un elemento más de marketing, para otros es una foto artística. Lo cierto es que, más allá de cuál haya sido su finalidad, podríamos decir que es innecesaria. Lo que importa es la música. A diferencia de Sardinas, la chica nacida en Sarajevo, Serbia, hace 35 años, ha logrado consolidar un estilo tanto en vivo como a la hora de grabar. Unconditional es su sexto álbum, el tercero para Electro Groove Records, y suena muy bien. Popovic logró posicionarse en el lugar que antes tenían ocupado otras damas como Sue Foley, Debbie Davies y Deborah Coleman. Basta escuchar el primer tema, Fearless blues, para entender de que va el álbum. La voz sensual de Popovic se combina con sus solos de guitarra electroacústica. Todo se funde en unos coros mixtos que surgen como una brisa en medio de un día cálido y un piano que recorre la canción como el oleaje de una marea calma. Popovic además demuestra su virtuosismo cuando encara el standard de Nat Adderley, Work song. El resto de los temas no decaen. Un disco "satisfacción garantizada".

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Lo provocativo te resulta innecesario?
Juaaaaaaaaa