Es la 1.30 del día en que se cumplen 20 años de la muerte de Miles Davis. Estoy escuchando su versión en vivo de My funny valentine. Pienso que me gustaría que el día en que me muera, en mi velorio, pongan esta canción y que el sonido de la trompeta abarque todo.
Miles Davis fue el músico más importante del siglo XX. Atravesó cinco décadas y en cada una de ellas le fue imprimiendo al jazz su propia perspectiva. Creció escuchando blues y provocó cruzando las fronteras el rock, el funk, el pop y el hip hop. Miles Davis tuvo un swing único y un talento natural para juntarse con los músicos más brillantes: Dizzy Gillespie, Charlie Parker, Gerry Mulligan, John Coltrane, Cannonball Adderley, Wayne Shorter, Herbie Hancock, Bill Evans, John McLaughlin y Chick Corea, por solo nombrar a algunos. Fue el creador del mejor disco de la historia del jazz, que contó con la mejor banda de la historia del jazz. Kind of blue es una obra de arte única e irrepetible. Es la Torre Eiffel de los monumentos; el Louvre de los museos; el Golden Gate de los puentes.
El primer álbum suyo que tuve fue Miles Smiles. Me lo regaló alguien que había viajado a Estados Unidos. Creo que fue en 1993, dos años después de su muerte. En el paquete que me trajo había otros dos discos: Strong persuader, de Robert Cray, y Ace of harps, de Charlie Musselwhite. A esos ya los esperaba. Por entonces estaba metido hasta el cuello en el blues y no escuchaba casi nada más. Así que el sonido de la trompeta de Miles en Orbits, el primer tema de Smiles, fue una experiencia muy intensa. Pero todavía yo no estaba preparado para ese tipo de improvisación, para dar ese paso hacia lo desconocido. Fue cuestión de tiempo.
Miles Davis fue un revolucionario, una especie de Che Guevara musical. Con la trompeta, logró atravesar dimensiones inexpugnables para cualquier otro mortal. Definió la palabra Cool y al prototipo del músico del jazz. Una vez que se entra en su mundo ya nunca más se puede salir.
Lo inevitable finalmente llegó: escuché Kind of blue y luego Milestones. Así empecé a descubrir que el mundo de Miles no había sido uniforme, que había mucho por descubrir. Miles nunca sintió temor por la experimentación, siempre estuvo varios pasos delante del resto de sus contemporáneos. Algunas cosas ciertamente le salieron mucho mejor que otras, pero hasta en el peor de sus discos quedó impreso el sonido singular y magnífico de su trompeta. Desde lo visual, Miles me cautivó con el arte de tapa de Tutu. La expresión de su rostro, imperturbable, le da un halo oscuridad y misterio. Hace unos años finalicé mi faena de Miles Davis con dos libros que son esenciales para conocer su obra, su vida y bucear en su compleja personalidad: la biografía escrita por Ian Carr, y Miles y yo, de Quincy Troupe.
Miles Davis fue un revolucionario, una especie de Che Guevara musical. Con la trompeta, logró atravesar dimensiones inexpugnables para cualquier otro mortal. Definió la palabra Cool y al prototipo del músico del jazz. Una vez que se entra en su mundo ya nunca más se puede salir.
4 comentarios:
buenisimo
¡nivel! como dicen por este lado "bien bajado ese balón". Abrazo Martín.
LA HISTORIA DEL JAZZ RESUMIDA EN UNA SOLA PERSONA
Excelente! Con respecto a los libros, te recomiendl tambien la Autobiografia de Miles, escrita precisamente por Quincy T. El libro "Miles y Yo" son anecdotas de cuando lo entrevistaba para la autobio. Es excelente ya que esta contado por él mismo.
Otro lindo libro es uno sobre Kind Of Blue, cuenta detalles de la grabación y etc.
Un abrazo!
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