El cantante se lució en Fusas y Corcheas, un bar ubicado en el corazón de Balvanera, en un viejo y pintoresco edificio. Wille Buck hizo su trabajo muy bien. Vestido todo de blanco, como si fuera un enfermero de urgencias, cantó más de una docena de canciones, en su mayoría temas de Muddy: Baby, please don’t go, She’s nineteen years old, Trouble no more, I’m ready, Manish boy, Hoochie Coochie man y Walking thru the park. Su versión down home de Champagne and reefer fue muy celebrada por la gente. Otro de los mejores momentos del show fue cuando cantó Little by Little.
Willie sonó muy bien porque la banda estuvo a la altura del acontecimiento. José Luis Pardo, guitarrista argentino que vive en España, demostró que está en un nivel superlativo. Sabe cuando irrumpir con unos solos punzantes y sabe cuando tiene que llevar la rítmica para que Willie haga lo suyo. Lo escuché cantar un par canciones y la verdad que también lo hace muy bien. Cuando llegué al bar, él estaba interpretando Love and happiness, de Al Green, tema que grabó en su disco Country and City blues. Cuando promediaba el show, mientras Willie tomaba un descanso, se despachó con una exquisita versión de I belive to my soul, de Ray Charles, con unos punteos profundos y unos coros con mucho swing.
Quique Gómez, el otro invitado de la noche, es un gallego que toca la armónica y es un buen frontman. En un momento tomó coraje y le pregunto al público si le gustaba la música de los ochenta. No hubo muchas respuestas claras y entonces anunció que iba a cantar una canción de Cindy Lauper. Pensé que iba a ser Time after time, para tratar de emular con la armónica a Miles Davis, pero no. El tipo cantó una versión bluseada de Girls just wanna have fun. De frente al público, como un crooner, logró que todos cantaran con él. Me gusta cuando los artistas de blues salen del repertorio clásico. La base de todo tuvo una custodia férrea. Mauro Diana, Machi Romanelli y Gonzalo Martino llevaron todo con ritmo y soltura, tanto en los blues más duros de Chicago como los temas con más souleados, como Funny how time slips away, de Willie Nelson, por ejemplo.
El cierre del show no tuvo sorpresas, pero la gente lo disfrutó mucho. Got my mojo workin’ debe ser, junto con Sweet Home Chicago, el tema que los músicos de blues más eligen para sus bises. Willie la entonó con ganas y logró que todos cantaran el coro con él. Fue una muy buena noche de blues, con notables interpretaciones y mucho feeling, en un ámbito pequeño y relajado. El viejo Willie, 74 años y mucho blues a cuestas, dejó una gran impresión.
4 comentarios:
Que buen blog! Felicitaciones .
Me lo perdí. Vienen tantos que ya no tengo un cobre!!!
A José Luis Pardo lo conocí de casualidad por internet, y me volví loco para conseguir sus discos. Tal es así que me contacté con él directamente y justo que vino a Buenos Aires me dejó un par de sus discos para comprar.
Me encantó. Un músico completísimo que además tiene a cuestas el haber estado en Estados Unidos desde hace mucho tiempo y todo lo que eso conlleva. No lo he visto en vivo aún lamentablemente, pero no dudo de que hizo lo suyo estupendamente bien.
El disco Country and City Blues es descollante. Me recuerda mucho al disco de Clapton, Me and Mr. Johnson.
Saludos de Blues!
gracias martin ... me gusto mucho la critica.... espero verte la proxima... saludos y para lo que necesites
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