Hay momentos que quedan grabados por la intensidad de las risas y no se ahogan en el inmenso mar del tiempo. Quedan marcados por el sabor del vino y su suave bambolear en una copa mansa. Dorado fulgor. Puro almíbar alicorado que abraza la contundencia de un postre cargado de chocolate imperial y moras, arándanos y frambuesas de algún bosque patagónico. La música también queda flotando en el ambiente reducido de la memoria: un pianista de jazz, cubanos innovadores, un viejo blues de guitarra acústica y armónica chillona. Recuerdos de amigos, de vinos y de música que no se borran…
(Don Nicanor Tardío. Cepa: Chardonnay. Bodega Nieto Senetiner)
2 comentarios:
Nunca debe faltar uno de esos en la heladera... al menos no en la mía.
El mismo color que el promoción.
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