viernes, 14 de agosto de 2009

Sweet Aimee


Creo que puedo vivir con pequeños momentos de felicidad como el del jueves a la noche. Sentado en una butaca del Gran Rex, escuchando la dulce voz de una cantante extraordinaria. Aimee Mann es pura dulzura y suaves melodías. Fui feliz.

Entró casi corriendo al escenario. Se la veía muy excitada. Se excusó por no hablar español, por el cansancio de las 17 horas de vuelo y por una gripe incipiente, aunque ninguna de esas cosas afectaron la calidad del show. Aimee es una diosa de casi 50 años –los cumplirá el año próximo-, pero en su forma de moverse, en la frescura de su voz y en su aspecto, aparenta muchos menos. Todas sus melodías son dulces y refinadamente pegadizas. Sus letras reflejan lo que sus ojos observan y lo que su mente imagina. Sus sueños, sus tropiezos, sus deseos, sus desengaños. Frases simples, directas y apasionadas.

Aimee Mann se hizo famosa a nivel mundial por la banda de sonido de esa gran película de Paul Thomas Anderson, Magnolia, que hace diez años –sí, justo hace diez años- conmovió a todos con una gran historia y un reparto memorable encabezado por Tom Cruise, Julianne Moore, William H. Macy y Philip Seymour Hoffman. Quién no recuerda la escena en la que llueven sapos. Aimee tocó media docena de canciones de ese disco, entre las cuales estaban las maravillosas Wise up y Save me. Incluso tocó One (nada que ver con el tema de U2) a pedido de alguien del público.

Durante una hora y media repasó también temas de todos sus discos, incluidos Lost in Space y The Forgotten Arm. También se despachó con algunas nuevas canciones de @#%&*! Smilers y, para los bises, se acordó de su banda new wave de los ochenta, Till Tuesday. Aimee tocó guitarra acústica y bajo –y también tuvo tiempo para bromear con una flauta dulce- y estuvo acompañada por los polifuncionales Jamie Edwards y Jebin Bruni, en piano, teclados, percusión, sintetizadores, guitarra y bajo.

Aimee nos regaló mucho más de lo que esperábamos. Nos dio felicidad plena y amor. Por ahí alguno piense que exageró, que la felicidad es mucho más que una hora y media de música. Que cada uno piense como quiera. Aimee nos enamoró, nos deleitó y nos hizo volver a casa tarareando, deseando que pronto haya más pequeños momentos.

4 comentarios:

VERÓNICA OCVIRK dijo...

"La música es al alma lo que la gimnasia para el cuerpo" (Platón).

CRISTIAN dijo...

MUY BUEN BLOG MARTIN, TE QUIERO CONVIDAR CON MI MÚSICA, LA PODÉS OÍR EN http://www.rock-de-barrio.com.ar/mora-y-la-crema-blues

UN ABRAZO

Claudia Medina Castro dijo...

hola.
me gustó este post. buena crónica.
seguiré visitándotes.
salutes!

Claudia Medina Castro dijo...

visitándote...