Animales. Salvajes o domésticos. Furiosos o mansos. Carnívoros o herbívoros. Fotografiados o dibujados. Caballos, perros, camellos, vacas. Ahí están todos alimentando la amplia galería de tapas de discos de rock. Algunas de esas portadas tienen explicación, otras no. Aquí un breve muestrario de porque el rock a veces tiene cara de animal.
Pink Floyd – Atom heart mother (1970). La primera vez que escuché este disco fue en lo de Brutus, hace ya veinte años. Yo era un adolescente que escuchaba a los Stones, Creedence y The Wall, de Floyd, y la verdad que con los 23 minutos y pico del primer tema de Atom quedé culo para arriba. No entendí nada. El tiempo pasó y sigo sin comprenderlo. De todas maneras me consta que es un gran álbum. Ahora la foto de la tapa me quedó siempre grabada. Wikipedia da una explicación acerca de la vaca: “La banda quería que la tapa de este disco fuera lo menos ‘Pink Floyd’ y psicodélica posible. Hablaron con Storm Thorgerson, diseñador de la misma, y se dirigió a un área rural y fotografió lo primero que vio. Lulubelle III es el nombre de la vaca”.
Eric Clapton - There's One in Every Crowd (1975). La tristeza del perro parece anunciar el futuro de este disco. Fue la secuela del exitoso 461 Ocean Boulevard y no gustó. Igual ahora, dos décadas después, se lo puede apreciar de otra manera. La versión de The sky is crying, de Elmore James, y Swing Low, Sweet Chariot forman parte lo mejor del classic rock. La melancolía del perro quedó inmortalizada en la tapa de este disco. Años después, Clapton volivó a elegir perros para el arte de uno de sus discos. No estuvieron en la tapa de From the cardle (1994) pero sí en el impreso del cd.
Crazy Horse – Crazy Horse (1971). Acá no hay misterio. Un caballo loco, desbocado, ilustra la tapa del primer disco de los Crazy Horse sin Neil Young. Danny Whitten, Ralph Molina y Billy Talbot ya se habían lucido en los discos de Young, Everybody Knows This Is Nowhere y After the Gold Rush. Así que aquí desplegaron toda su capacidad de rockear sin que se note la ausencia de su líder. Lo bueno de este disco es que cuando lo encararon, lo hicieron como un proyecto paralelo y no un desprendimiento. Tocan un par de temas de Neil Young y hay invitados de lujo como Jack Nitzche, Nils Lofgren y Ry Cooder. La joya del disco es I don't want to talk about it, que tiempo después popularizó Rod Stewart. Lástima que Danny Whitten murió tan joven.
The Rolling Stones – Bridges to Babylon (1997). El león plateado, rugiente y místico de la tapa es obra del austríaco Stefan Sagmeister. En la década del noventa los Stones editaron sólo dos discos de estudio: Voodoo Lounge y éste. En el primero ratificaron porqué eran la banda más grande rock en pie. Mientras que con Bridges, Jagger intentó llevar a la banda al sonido del nuevo milenio con la colaboración de los Dust Brothers (Beck, Beastie Boys). Es un hecho indiscutible que este disco dejó un par de grandes canciones como Anybody seen my baby? Y Out of control, así como también que no entra en el top ten de lo mejor de la banda.
J.J. Cale – Naturally (1971). En 1970 Eric Clapton grabó un tema de Cale y fue un hit. Estamos hablando de After Midnight. Un año después, aprovechando el éxito de la canción, Cale editó su primer disco, que incluyó ese tema y otros que después pasaron a la posteridad como Crazy Mama y Call me the Breeze. Mientras que los discos por el estilo de esa época se inclinaban a un blues más bien rockeado, con muchos solos de guitarra, Cale hizo un álbum distinto, más relajado, bien campestre, poniendo el eje en las melodías y las canciones. El mapache cool con galera y el perro durmiente simbolizan un poco el espíritu take it easy del disco.
Bugs Henderson – Years in the jungle (1993). Bugs Henderson es uno de los guitarristas de blues más llamativos, no sólo por su historia personal, regada de vicios y locuras, sino también por su punzante forma de tocar y por lo irregular de su carrera. Acá tenemos un buen disco, no es el mejor que escuché de él, pero es muy fiel a su estilo: la guitarra bien al frente y mucho shuffle potente. En la tapa hay un águila tocando una guitarra. Un poco bizarro, sí. Sumado a las estrellas todo le da un marco muy gringo. Pero bueno tengan en cuenta que Bugs es del corazón de Texas. Por suerte el arte de tapa queda a un lado cuando el cd empieza a girar.
Aerosmith – Get a grip (1993). Los que tengan treinta y pico como yo recordarán que este disco fue un verdadero acontecimiento. Es probable que no sea el mejor disco de Aerosmtih, aunque seguramente sí el más comercial. Pero eso no lo hace malo. Al contrario, tiene algunas canciones que se volvieron muy representativas de los noventa como Livin’ on the Edge, Crazy, Cryin' o Amazing. Obvio que ayudaron mucho los videos protagonizados por Alicia Silverstone y Liv Tyler, sobre todo para captar al público masculino. La tapa vacuna es un clásico. Hubo una edición limitada que la portada era con una piel que simulaba el
cuero de vaca.
Wilco – Wilco (The Album) (2009). Este está recién salido del horno. Apenas lo escuché un par de veces y me gustó mucho. Estuve leyendo por ahí que es como una especie de álbum bisagra para la banda, es como un relanzamiento. Vuelven a su costado más country rock, cool y melodioso, dejando de lado un poco su faceta más experimental. En la tapa tenemos a un camello con sombrerito de cumpleaños en una solitaria terraza, rodeado de una mesita y sillas para niños. Sigo navegando en busca del significado. Posiblemente lo encuentre pronto. Cuando y lo haga agregaré la explicación.
Scott Henderson – Dog party (1995). Este disco me lo grabó Roberto Monsalvo hace casi una década. Desde entonces lo escucho cada tanto, disfrutando de los solos espaciales de Henderson, conocido en el mundo del jazz por ser el guitarrista de Tribal Tech. Aquí tenemos un disco de blues y rock donde Henderson homenajea a Led Zeppelin y Albert King. Todos los temas tienen que ver con perros: Dog walk, Smelly old dog blues o Hole diggin’. Gracias a Roberto conocí la música de Henderson, a quien hace unos años pude ver en vivo en un muy buen recital en el ND Ateneo. Sería muy obvio decir que este disco es Guau, no?
Five Horse Johnson – Fat black pussy cat (2000). El dibujo de tapa tiene mucho que ver con el juego de palabras con el que nombraron al disco. La pantera negra agresiva simboliza de alguna manera un poco de qué se trata el disco, southern rock setentoso sin inhibiciones, potente. Puro desmadre. Acá hay rugido de motores en clave de rock and roll. Hay mujeres, guitarras y un reguero de alcohol. Si nunca los escuchaste, te puedo garantizar que estos tipos tocan muy al palo. De la escuela de los Lynyrd Skynyrd, aquí están… Five Horse Johnson, el último de los animales del rock… bah por lo menos de lo que yo encontré.
BONUS TRACK:
The Beach Boys - Pet Sounds (1966): Es sin dudas uno de los mejores discos de la década del sesenta. Pop experimental, alegre y lisérgico. Una combinación increíble de instrumentos, excelente armonización y canciones geniales. Con este álbum los hermanos Wilson y compañía alcanzaron un pico compositivio. Hay dos canciones de este disco que nunca olvido y sus melodías revolotean en mi cabeza cada tanto: Sloop John B. y Wouldn't it be nice. La portada es una imagen clásica de los sesenta.
4 comentarios:
Yo voto la de Scott Henderson.
El comentario de Vero creo que se debe a Dolce.......
A mí me gusta la de Clapton!
Jajaja, Igual el perro de la de Clapton es + Dolce que el de Henderson!!!
algunas de estas tapas las pondría con la edición de las más feas de la historia, no?
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