sábado, 5 de abril de 2014

Haciendo las cosas bien

(Foto: Edy Rodríguez)
La Escuela de Blues cumplió 14 años y el jueves lo celebró a lo grande, con un festival en La Trastienda que contó con la participación de Gabriel Grätzer, Easy Babies, Nasta Súper y algunos amigos invitados. El viernes se produjo otro acontecimiento: Marcos Lenn y Ximena Monzón, cada uno con su banda, hicieron su primer teatro. Ambos eventos reflejaron que el blues local está en franco crecimiento y que sus músicos, lejos de amilanarse, van para adelante con talento, esfuerzo y dedicación.

(Foto: Edy Rodríguez)
Gabriel Grätzer abrió la noche del jueves, aunque esta vez no lo hizo con los Big Tequilas, sino que estuvo acompañado por el Boulevard Gospel Singers, un coro integrado por una docena de almas, más la rítmica de Florencia Rodríguez (bajo), Rodrigo Benbassat (batería) y Joaquín Lascano (teclados). El show estuvo marcado por una fuerte impronta gospel, con temas como Down by the Riverside, Harbor of love y Swing low sweet chariot, más un par de temas de la gran Sister Rosetta Tharpe, que entonaron las solistas An Díaz y Greta Kohan. Pero la apertura, Why I'm treated this way, de los Staple Singers, tuvo el groove típico del southern soul y para el final, Grätzer se quedó solo y nos llevó a las aguas turbias del Mississippi con su clásico Highway 49.

El segundo turno fue para los Easy Babies Mauro Diana y Roberto Porzio, junto a Federico Verteramo y Homero Tolosa. Abrieron con el Truco del olvido y en poco más de 45 minutos volcaron sus blues en español y lograron hacer bailar a un nutrido grupo de chicos. En Conseguite otra mujer subió a cantar Guido Venegoni y luego invitaron a escena a Adrián Jiménez, quien sopló su armónica en un par de temas del próximo disco de la banda. Siguieron con Abusando de mi suerte, Qué comentario te llegó, con un solo picante de Fede Verteramo, y Estamos haciendo las cosas bien. Todo el show fue enérgico y los músicos generaron un vínculo de ida y vuelta muy interesante con el público.

(Foto: Edy Rodríguez)
Luego apareció Nasta Súper. Rafa Nasta hizo lo que mejor sabe: lucirse con solos muy elaborados, en los que el blues es el medio visible pero que tiene complementos jazzeros y funkys. Como siempre, estuvieron Gabriel Cabiaglia, Mauro Ceriello y Walter Galeazzi, más el aporte eólico de los Fisu Horns. La selección de temas fue 100% Nasta Súper V Power: Tiempo perdido, Enemigo mío, Poco tiempo, La flor más dura, Vago, El Codicioso y El juego. Para el último tema, Nasta invitó a los otros directores de la Escuela de Blues, Grätzer y Diana (el restante es Gaby Cabiaglia), y juntos interpretaron Every day I have the blues. Fue el final ideal para una gran noche de blues, en un lugar que ya se convirtió en una especie de templo para el género.

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Anoche fue el turno de Marcos Lenn y su country blues argentino. La cita fue en el Teatro Empire, detrás del Congreso. A veces pienso que Marcos quiere meter el cuarto gol antes que el primero y lo entiendo. El tipo es un goleador de raza y todo lo que consiguió en la música fue por una combinación de persistencia y pasión. Y ayer no fue la excepción. Un teatro hay que llenarlo y Marcos no pudo, pero eso no impidió que saliera a la cancha con lo mejor que tiene: sus canciones y su carisma. El planteo fue ambicioso: se rodeó de una banda muy nutrida con talentos como Juanjo Hermida en teclados y Pablo Hadida en pedal steel. La primera parte del show sonó mucho más country, no sólo por el aporte de Hadida, sino también por que sumó a un violinista. Interpretó algunas de sus canciones más lindas: Voz de guitarra, No es lo que esperaba hoy y No me digas que no; en esta última los arreglos y los coros -a cargo de sus hijos- le dieron un clima envolvente al mejor estilo Pink Floyd. Al principio tuvo que lidiar con algunos problemas de sonido, que menguaron en la segunda parte cuando subió a escena la sección de vientos y el show tornó más funky.


La apertura de la noche estuvo a cargo de Ximena Monzón y su flamante banda: Santiago Espósito y Federico Verteramo en guitarras, Mauro Bonamico en bajo y Rodrigo Benbassat en batería. La armoncista interpretó media docena de clásicos de blues en los que alternó solos con las dos violas. Su versión de My babe sonó fresca y natural -se nota que conoce ese tema nota por nota- al igual que Rainin’ in my heart, del gran Slim Harpo. El cierre fue con Since I met you baby. La banda sonó muy bien, aunque todavía se percibe que se está ensamblando. A ellos tampoco los ayudó mucho el sonido, ya que las voces, tanto la de Ximena, como las de Santiago o Mauro cuando cantaron, sonaron muy aplacadas.

Sin dudas, pese a los contratiempos y dificultades que el género presenta, todos ellos están haciendo las cosas bien, y van por más... mucho más.

7 comentarios:

Guido Vene dijo...

My bueno lo leí! Abrazo!

Alberto Pol Castillo dijo...

bien ahiiii

Daniel Chusit dijo...

Muy bueno Tincho... Como siempre... Abrazo

Tito Blues dijo...

Buenisimo!!!

Marcos Lenn dijo...

Gracias Martin por haber ido. Me puso muy contento ver a algunas personas.

Roberto Porzio dijo...

fue una fiesta ¡¡¡ como siempre acertada la reseña martin ¡¡

Easy babies dijo...

Gracias Martin por asistir, y por tus palabras y acompañar el esfuerzo de los músicos.