sábado, 13 de abril de 2013

En el nombre del swing

Mariano Massolo logró lo que muchos músicos anhelan: tiene una banda que cumple con todas sus expectativas; grabó discos que reflejan a la perfección su identidad musical; y alcanzó una comunión en vivo extraordinaria con un público fiel y en aumento. Todo eso se vio reflejado anoche en el show que dio en La Trastienda.

El armonicista y su quinteto extendido tocaron durante dos horas temas de sus dos álbumes y también algunos standards del jazz como Mack the knife, Weary blues, After you’ve gone y Minor swing, esta última de Django Reinhardt. Justamente, el guitarrista belga de sangre gitana es la gran fuente de inspiración de Massolo y su banda. Los dos violeros que lo acompañan –su hermano Cheba Massolo y Gabriel Wajnerman- son clave en la estructura musical y los responsables de que el gipsy swing fluya dulce y melancólico.

El resto del grupo lo conforman el contrabajista Martin Longoni y Juan Klappenbach en clarinete. Melisa Blanco aporta su voz de vaudeville en algunos temas, al igual que la sección de vientos formada por Eduardo Manentti en trombón, Nicolás Said en saxo tenor y Andrés Reboratti en flauta traversa. Más allá de que suenen realmente bien, a todos se los notó muy a gusto con la propuesta y disfrutando al máximo las entradas en las que les tocó participar.

La noche también deparó algunas sorpresas. Primero fue la presencia del rosarino Franco Luciani, un verdadero maestro de la armónica que no conoce fronteras: toca desde tango y folclore, hasta jazz y música clásica. Luego, en algunos temas, un grupo de bailarines se adueñó del pasillo central que se abre entre las mesas y danzaron con fervor como en la época dorada del swing. Pero eso no sería todo. También hubo lugar para el blues y el boogie con varias armónicas soplando mancomunadamente cuando Massolo invitó a escena a sus “hermanos” de A7, Nicolás Smoljan, Natacha Seará, Fernando Vázquez, Matías Fernández y Jorge Simonian.

El último invitado de la noche, que tal como anticipó Massolo arrancaría suspiros femeninos, fue Kevin Johansen, quien contrastó su voz grave y profunda con la de Melisa Blanco en I don't want to set the world on fire, un viejo tema do-wop de los Ink Spots. Johansen también aportó humor y buena onda. Sobre el final, Wajnerman, solo con su guitarra tocó Inquietud, y luego los hermanos Massolo hicieron un tema de cuando eran más jóvenes, compartían habitación y tocaban a dúo.

Massolo demostró una vez más que es un virtuoso, que tiene un control absoluto de su instrumento y aplica con notable naturalidad algunas técnicas, como el vibrato o bloqueo de lengua. Tal como dijo en una entrevista, su idea es hacer un jazz para la gente, o más bien “Jazz para todos”, como se lo reformuló el periodista. Así, ante una Trastienda realmente atestada (unas 600 personas según la productora encargada del evento, Baires Blues), Massolo, su banda y amigos vertieron cantidades ingentes de swing y armaron una verdadera fiesta.

5 comentarios:

Mariano Agustin D'andrea dijo...


que grande!

Baires Blues dijo...


Gracias por la reseña Martin, estuvo tremendo el show de Mariano Massolo . Un placer . Abrazo.

Florencia Andrada dijo...


que buenoooooooo!!!!

Gabriel Wajnerman dijo...


muy bueno! gracias a todos los que fueron! la pasamos genial..

Escuchate Esto! dijo...

Muy buena crónica, me hubiera encantado estar. Son muchos los que hacen swing con guitarras en Bbuenos Aires... Ricardo Pellican, Swing Tzigane, Roque Monsalve, Julio Campos y Néstor Gómez (ambos de La Plata, este ultimo abocado mas a la fusión últimamente), Gonzalo Bergara (triunfa en EE.UU.) pero la cuestión es que Django REinhardt ha sembrado sus semillas por estas tierras. En Mayo se realiza anualmente el Festival Django Argentina, en varios lugares, organizado por Ricardo Pellican. Y el año pasado editaron un CD + DVD sobre todos los exponentes del género en nuestro país. Si les interesa el estilo jazz gitano, dense una vuelta por http://www.festivaldjango.com.ar/