Estaba previsto que Born and raised, el último disco de John Mayer, saliera a la venta en octubre del año pasado. Pero un granuloma apareció en su garganta y lo obligó a posponer todos sus planes. Tuvo suspender la última etapa de la grabación y cancelar su gira para someterse a una intervención quirúrgica. Pasados unos meses, John Mayer pudo volver al estudio para completar lo que faltaba del disco: agregar algunas voces y terminar la mezcla final. El resultado acaba de aparecer. Born and raised es un disco reflexivo y melodioso que lo aleja de su paso fugaz por el estrellato de Hollywood y los escándalos amorosos (Jennifer Aniston, Taylor Swift), y lo acerca más al estilo de los singers/songwriters de los setentas, específicamente como si estuviera tras los pasos de Neil Young.
No esperen aquí letras melosas. No las hay (¡por suerte!). Más bien se trata de canciones que reflejan cierto arrepentimiento y dolor, en clave folk, sin dejar de lado el condimento blusero y country con el que Mayer siempre se codeó. El álbum comienza con Queen of California, un tema con agradables armonías en la guitarra, en el que canta “En busca de la canción que Neil Young tarareó después de la fiebre del oro en 1971”. Y eso es casi una guía del resto del disco. Hay una búsqueda en el pasado, en los discos que escuchó hace décadas. No es casual que para las armonías vocales en el tema que da nombre al disco haya convocado nada más y nada menos que a David Crosby y Graham Nash. Precisamente ese tema, en sus dos versiones, una más pop y la otra más folkie, habla sobre cómo sus sueños ya no son lo que eran antes.
John Mayer aquí también expande sus talentos musicales. Además de componer, cantar y tocar la guitarra, se destaca en teclados, armónica y percusión. Entre los invitados también figuran el legendario pianista Chuck Leavell (Rolling Stones, Eric Clapton, George Harrison), el baterista Jim Keltner (Clapton, Bob Dylan) y el trompetista Chris Botti, una de las estrellas actuales de la escena jazzera, se luce en el comienzo de Walt Grace's Submarine Test, January 1967.
Something like Olivia es uno de los temas destinados a trascender y A face to call home, con un comienzo similar al Neil Young de Old ways, también tiene un ritmo perdurable. John Mayer es menospreciado por muchos, tal vez porque atrae a seguidores menos exigentes, o porque es venerado por el público femenino, o tan sólo por ser un músico de los considerads “comerciales”. Pero también es cierto que John Mayer no es un aficionado, sino que posee un talento notable, tanto para crear como interpretar. Y Born and raised lo refuerza.
3 comentarios:
Buenisimo!!!
¿a qué le llamas meloso, Sassone?
Disco chiquito, íntimo, sin pretensiones. Creo que después de Continuum es de lo mejor que hizo Mayer.
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