En agosto de 1968, Alan Wilson, un joven entusiasta del blues, guitarrista, cantante y armoniquista, ya había escuchado ese tema decenas de veces cuando por fin grabó con Canned Heat su propia versión, a la que llamó Going Up The Country y que un año después se convertiría en la canción más representativo del festival de Woodstock. Wilson adaptó la letra a su época: los hippies, la ruta y el amor libre. Pero respetó la melodía y su espíritu rural de una manera asombrosa. En la grabación original, Thomas se acompañaba de la guitarra y una especie de zampoña, instrumento de viento similar a los tradicionales del altiplano, mientras que Wilson lo hizo con el mismo ritmo, pero con un suave acompañamiento eléctrico y el sonido de la flauta de Jim Horn.
I'm going where the water tastes like wine / Voy adonde el agua tiene gusto a vino
We can jump in the water, stay drunk all the time / Podemos saltar en el agua, estar borrachos todo el tiempo
El Canned Heat de los sesenta fue fenomenal en todo sentido. Tenía dos cantantes –Wilson y Bob Hite- muy distintos entre sí que le daban a la banda la posibilidad de interpretar diferentes estilos de blues, siempre apuntalados por un guitarrista fantástico como lo era Henry Vestine y una demoledora sección rítmica a cargo de Larry Taylor y Fito de la Parra. Todos ellos eran antropólogos musicales, que escuchaban desde John Lee Hooker y Howlin’ Wolf hasta Wilbert Harrison y Floyd Jones, éstos últimos los verdaderos creadores de los otros dos éxitos de los Heat: Let’s Work Together y On The Road Again. El grupo siguió adelante con infinidad de cambios en su formación y todavía está activo y actúa principalmente en California. El único de los miembros originales que queda es De la Parra, ya que los otros cuatro murieron.
La melodía pegadiza y el festival de Woodstock, especialmente la película, contribuyeron para que Going Up The Country se convirtiera en un himno de su tiempo, como Like a Rolling Stone, California Dreamin’ o House of The Rising Sun, y la música del viejo Henry Thomas, al menos una de esas 23 melodías que compuso, se volvió eterna y universal.
1 comentario:
Muy bueno
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