sábado, 30 de octubre de 2010

Blues moderno: los 90

En los noventa, la aparición del cd llevó a las discográficas a editar muchos más álbumes que antes y, por ende, a los músicos a grabar más. Con la globalización, la música se internacionalizó del todo y uno de sus (buenos) efectos colaterales fue que el blues empezó a llegar a todos lados con mucha más fuerza. Los noventa (más allá de la triste coyuntura política de la época) fue la década en la que el género se consolidó. Aquí, diez discos imprescindibles de esos años.

Buddy Guy – Damn right, I’ve got the blues. En 1991, cuando este disco vio la luz, yo hacía muy poco que escuchaba blues. Me sentía atraído por esa cadencia apasionante y cada día que pasaba me hacía más preguntas acerca de su historia y sus leyendas. Con sólo una pasada de este álbum me di cuenta que nunca más podría dejar de escuchar blues. Buddy Guy está formidable, tanto en sus solos como en su registro vocal. Las canciones son excelentes –sublimes covers de Mustang Sally y Five long years- y los aportes de Eric Clapton, Jeff Beck y Mark Knopfler son invalorables.



Eric Clapton – From the cradle. Slowhand volvió al blues profundo en 1994. Dos años antes había anticipado algo en su disco Unplugged. Pero con From the cradle fue mucho más allá. Rindió homenaje a todos sus héroes: Muddy Waters, Leroy Carr, Willie Dixon, Lowell Fulson, Freddie King, Eddie Boyd, entre otros. Clapton deslumbra con unos solos majestuosos y un poderío vocal que hasta entonces no había demostrado. Hay un par de interpretaciones acústicas muy sentidas, y en alguna canción hasta arremete con el slide. Un disco óptimo para entrar al mundo del blues.



Jimmy Thackery and The Drivers – Empty arms motel. Su primer álbum solista, luego de dejar a los Nighthawks, es también el mejor disco de su carrera. Fue grabado en 1992, tiene diez canciones y apenas dos son de su autoría. El resto son versiones muy sólidas de clásicos de Hendrix (Red house), Stevie Ray Vaughan (Rude mude), B.B. King (Paying the cost to be the boss) y Lowell Fulson (Honey hush). Su interpretación del tema de Luther Johnson, Lickin’ gravy, es tan absorbente que eriza la piel.





John Campbell – Howlin’ mercy. John Campbell se fue muy rápido, cuando apenas tenía 41 años. Dejó tres discos, uno mejor que otro, pero sin dudas el distintivo es Howlin’ mercy, de 1993. Su música era oscura, enérgica e impetuosa, surgida de las entrañas de Texas. Su voz era aguardentosa y penetrante, casi tanto como la de Howlin’ Wolf, pero emanada de las entrañas de un hombre blanco. Este es un disco diez puntos, imprescindible. Lo mejor: la versión de When the levee breaks, de Led Zeppelin; Down in the hole, de Tom Waits; y Firin’ line.




James Cotton, Carey Bell, Junior Wells & Billy Branch – Harp attack!. Fue grabado en el amanecer de la década por el sello Alligator, tal vez influenciado y empujado por el éxito de Showdown!, el disco de Albert Collins, Johnny Copeland y Robert Cray de mediados de los ochenta. Aquí, la fórmula fue tan efectiva como sencilla. Los cuatro mejores armoniquistas del momento se juntaron con una sólida banda de blues (Michael Coleman, Lucky Peterson, Johnny B. Gayden y Ray “Killer” Allison) e interpretaron una docena de temas con maestría y mucho ímpetu. Una verdadera celebración del saxofón del Mississippi.



Otis Rush – Ain’t enough comin’ in. Todo lo que hizo grande a Otis está en este disco: su fineza para tocar, su técnica distintiva y su canto apasionado. Una buena combinación de canciones, que flotan entre el blues del West Side y el soul de Sam Cooke. Como Otis grabó muy pocos álbumes de estudio en toda su carrera (de hecho después de este disco, editado en 1994, apenas sacó un álbum más en 1998), Ain´t enough… tiene un valor doble. Fantástico. Para escucharlo una y otra vez.





B.B. King – Blues summit. Este disco no sé si entra en el top ten de lo mejor de B.B., pero tiene varias cosas muy interesantes: fue el primer álbum en el que el Rey del blues convocó artistas de fuste para resaltar su música. Lo mejor está en los duetos que mantuvo con John Lee Hooker, Buddy Guy y Albert Collins, otros históricos del género. Pero también intercambió solos con jóvenes promesas de por entonces, Robert Cray y Joe Louis Walter, y verdaderas divas como Ruth Brown y Koko Taylor. Luego de este álbum hubo un aluvión de discos similares de distintos artistas. Podríamos decir que inauguró una era de duetos que sigue hasta el día de hoy.



Gary Moore – Still got the blues. Ya sé que a muchos la canción que dio nombre al disco, a esta altura, ya les resulta insoportable de tanto haberla escuchado en radios FM. A mi también. Pero más allá de ese tema, este irlandés de punteos arrolladores y una forma visceral de interpretar los blues, se convirtió en un verdadero referente del género para una generación. Still got the blues irrumpió en mayo de 1990 y, al margen de su mega hit, dejó grandes momentos como los duetos que sostuvo con Albert King en Oh, pretty woman, con Albert Collins en Too tired y con George Harrison en That kind of woman.



Bill Perry - Love scars. Llegué a este disco luego de haber visto a Bill Perry en vivo, como telonero de Johnny Winter. Su performance, esa noche fría de enero de 1995 en NY, me impactó profundamente. Al día siguiente corrí a una disquería a comprar Love scars. Hoy, sigue siendo uno de mis discos de cabecera. Además de haber sido un gran guitarrista y cantante, Perry fue un excelente compositor: así lo demuestran las doce canciones que conforman Love scars.




Kenny Wayne Shepherd – Ledbetter Heights. Fuego. Eso es lo primero que me viene a la mente cuando pienso en su primer disco. En 1995, KWS era un adolescente dedicado y abocado 100 por ciento a la guitarra y el blues. Sus influencias quedaron bien patentes en cada uno de los solos y riffs de sus canciones. Un joven rubio, que tranquilamente podría haber seducido a MTV con un perfil más pop, estaba mostrando que las nuevas generaciones iban a seguir con el legado de los viejos maestros del blues.

2 comentarios:

Alejandro Ocvirk dijo...

From the Cradle. No me acuerdo si me lo regalaste o me lo recomendaste. Pero llegué a ese a través tuyo. Muy bueno

Roberto Lagos dijo...

muy buenas selecciones.