martes, 2 de noviembre de 2010
La bebida nacional
Ayer el vino iba a ser declarado bebida nacional. Así lo decidió hace unas semanas la Presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner. El acto que se iba a realizar en la Casa de Gobierno, con la firma del decreto, se postergó debido al duelo por la muerte del ex presidente Néstor Kirchner. De todas maneras, es cuestión de días para que eso se formalice. A partir del año 2002, cuando la Argentina empezó a salir de la crisis, y más aún con las políticas implementadas por el Gobierno nacional desde 2003, la industria vitivinícola tuvo un florecimiento impresionante. Crecieron las exportaciones y el consumo interno. Nacieron nuevas bodegas y se generaron miles puestos de trabajo. El malbec se consolidó como la uva insignia de nuestro país y hoy es, sin dudas, nuestro embajador en el mundo. Además se empezaron a producir con mayor intensidad otro tipo de uvas que no tenían arraigo en nuestro suelo y que también se transformaron en vinos exquisitos. Hoy, en supermercados y vinerías, hay infinidad de opciones de precios y para todos los gustos. El vino llega a todos, se consume en todos lados sin distinción de clase. Era hora que semejante esfuerzo mancomunado tuviera su reconocimiento institucional.
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