A los 65
años Chris Cain está teniendo el lugar que se merece. Si bien ya estuvo en
discográficas importantes como Blind Pig y Blue Rock'It, su desembarco en
Alligator Records significa un gran paso en su carrera y un reconocimiento
a su trayectoria. En los últimos diez años apenas lanzó un disco para el sello
independiente Little Village Foundation que tuvo escaza difusión, así que su
flamante Raisin’ Cain es una de las buenas noticias de este nefasto 2021.
El álbum,
que al igual que el último fue producido por Kid Andersen y grabado en los
estudios Greaseland, se destaca por la magia de Cain con las seis cuerdas, su
tremenda voz y porque todos los temas son composiciones propias. Comienza con la
poderosa Hush Money, con una enérgica sección de vientos y la guitarra de Cain,
soberana e imponente, marcándonos el camino por el que transitaremos durante los
próximos 44 minutos, mientras el canta sobre el dilema de tener dinero para
mantener a una mujer exigente. Sigue con el shuffle Won’t Have a Problem When
I’m Gone, en el que vuelve a abordar sobre los problemas de pareja. En Too Many
Problems, Cain se plantea cómo seguir adelante cuando uno pierde la esperanza y
tiene muchas deudas que pagar. En la balada Down on the Ground se queja de los
amigos que dan la espalda cuando uno está en un mal momento.
Toda la
influencia de Albert King brota en el instante que comienza I Believe I Got Off
Cheap en la que intenta comprender un amorío un tanto complejo. Can’t Find a
Good Reason, comienza con un teclado suave, que también está a su cargo, y
luego se explaya sobre una relación que se terminó, tema que, con matices,
vuelve a encarar en Found a Way to Make Me Say Goodbye. La canción siguiente,
Born to Play, es autobiográfica: “Crecí en una casa donde la música tenía las
puertas abiertas y mi padre me enseñó los primeros acordes en la guitarra
cuando era un niño pequeño”.
En I Don’t
Know Exactly What’s Wrong with My Baby despunta cierto toque de smooth jazz
mientras se pregunta si ya será tiempo de partir porque algo pasa con su chica y
no sabe bien qué es. La introspectiva Out of My Head tiene un groove
fascinante, Cain sobrevuela un estado de magnificencia rítmica al tiempo que
los caños suman color y frescura. Para el final, los punteos filosos de Cain
cobran otra vez forma de lamento en As Long as You Get What You Want mientras Lisa
Leuschner Andersen, la esposa de Kid, suaviza el tono quejumbroso con sus coros
melódicos. El disco podría haber terminado ahí y sería perfecto, pero Cain es
humano y la perfección no existe. Tal vez por eso incluyó el innecesario Space
Force, con arreglos empalagosos y efectos de teclado difíciles de digerir.
La banda
suena como una extensión de Cain en toda su dimensión. Todo fluye con naturalidad,
no hay nada forzado (a excepción del último tema). Desde la guitarra rítmica de Kid Andersen, la base a cargo
de Greg Rhan en teclados, Steve Evans en bajo y Derreck “D-Mar” Martin y Sky
Garcia en batería, más los aportes de la sección de vientos a cargo de Michael
Peloquin.
Cain lo
hizo otra vez y hasta podemos decir que lo hizo mejor. Como cada vez que vino a
la Argentina y sus shows superaron a los anteriores, aquí se puso la 10 para
salir a la cancha en tiempos duros, especialmente para los artistas, tocar la guitarra y
animarnos bastante con sus canciones y su espíritu.
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