viernes, 12 de junio de 2020

El método De Vita


Marcelo Bielsa, reconocido DT argentino, explicó más de una vez cuál es la base de su método: "Cuando tenes la pelota hay que desmarcar. ¿Y por qué desmarcar? Para que la posesión de la pelota y el avance sean más fluidos. Las posiciones fijas, sin movimiento, hacen más perceptible la formación de las líneas para el rival. Pero ojo, que mientras más desmarques, más desorden generas en tu propio rearmado cuando tenes que cubrir el campo de manera tal que estén en las posiciones los jugadores que mejor se desempeñan en ellas. Y esa es la gran dificultad. Se resume simplemente: mientras más desmarcas más te cuesta recomponer. Y si no desmarcas lo suficiente, no le das fluidez a la circulación de la pelota. ¿Sabes lo que pasa entonces? Que los jugadores se asustan. Cuando están muy apretados no se desmarca ninguno, porque todos quieren estar cerca de su posición defensiva. Al costar recomponer, comprometes tu propio arco; pero si no arriesgas, perdes muy rápido la pelota y se la entregas al rival, que entonces te ataca".

Daniel De Vita es fanático de Bielsa, y teniendo en cuenta su trayectoria en el blues, podríamos deducir que en más de una oportunidad trasladó este método a su carrera musical. Siempre se desmarcó. Nunca se mantuvo “apretado”. Siempre logró, de alguna manera, recomponerse y atacar con fluidez.

De Vita es un guitarrista extraordinario y un cantante muy particular con una voz muy distintiva, pero además es dueño de un oído privilegiado que también está al servicio de muchos otros músicos a los que ayudó con grabaciones, mezclas, masterizaciones y producciones. Participó en decenas de discos y ahora sumó el cuatro a su propia cosecha solista, cada uno muy diferente del otro. En el primero, Southside blues (2015), se enfocó en un sonido vinatge, el del early electric blues, que logró reproducir de una manera exquisita. Su segundo trabajo, Third world guitars, en el que compartió cartel con el brasileño Netto Rockefeller y el chileno J.M. Carrasco, es un disco más ecléctico, en el que buscaron combinar su pasión por el blues con sonidos más autóctonos. Su tercer trabajo, de 2018, Live at BluesBaltica, lo capturó en vivo en Alemania acompañado por una banda multinacional, en una de sus tantas giras europeas. Ahora, con su nuevo disco, Lost in translation, vuelve a desmarcarse con canciones personales que estuvo componiendo en los últimos años.

El sonido no es blues clásico ni tampoco rock and roll, es un blues con un toque moderno, que tira y afloja los parámetros tradicionales. De Vita usa mucho reverb de guitarra y efectos, encapsula las armónicas y deja que el hammond esparza un groove demencial. Los músicos que lo respaldan son todos de primer nivel y eso se nota en cada nota y el ensamble final: Nico Smoljan en armónica, Nico Raffetta en teclados, Mariano D’Andrea en bajo y Gabriel Cabiaglia en batería.

El álbum comienza con Every time I’m close to you, un shuffle “disfrazado de chacarera trunca”, según la descripción de su autor. Sigue con My sweetes regret, que podría rotularse como roots o americana. Sand between your fingers es el Kavanagh de la arquitectura musical, con cambios de ritmo y tiempos y un final “trastornado, ansioso, angustiado, un resumen de mi cabeza”, en palabras del propio De Vita. Luego sorprende con uno de los dos covers que interpreta: se trata de una versión bastante funky de Black chicken 37, de Buena Vista Social Club. Aparece otro shuffle en el horizonte: She claps on the 1 & 3, con un toque más cincuentoso. Breakin the praise es una balada instrumental, con mucho slide que por momentos alcanza una épica sureña conmovedora. El blues lento y cansino, llega con 6 years blues y luego se pone la camisa floreada, los anteojos de sol y el sombrero Panamá para interpretar la animada California rocket fuel. Cierra el disco con DFW, un tema instrumental de Jimmie Vaughan donde su guitarra dibuja unos sonidos suntuosos.

Las canciones de Lost in translation transmiten lo que pasa por la mente y el corazón de De Vita. El disco sale en plena cuarentena, luego de que él tuviera que ser repatriado desde Irlanda donde quedó varado cuando comenzó la pandemia. Es un álbumj freso, alegre y perturbador a la vez, pero que ciertamente deja en claro que el talento y la capacidad de este guitarrista sigue en franco ascenso.

El método De Vita, entonces, se sostiene en lo que siempre dijo Marcelo Bielsa, aunque en su caso hay que cambiar el verbo dirigir por tocar: “Yo soy extremista. Esa es una tarea para la que no tengo la sabiduría indispensable. Yo dirijo según lo que siento. Y si a quien dirijo no se adapta, lucho para que se adapte, para poder proponerle aquello que yo siento”.


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