martes, 2 de junio de 2020

Los pibes


Joaquín Casas – El ataque del caimán – Hace dos años nos sorprendimos con los videos caseros de un adolescente interpretando Black spider blues, Preachin’ blues y Got my mojo working en YouTube. Poco sabíamos de él. A partir de esos videos descubrimos que había otros más viejos, un nene de diez años mostrando un talento innato y precoz con las seis cuerdas. Después supimos que vivía en General Rodríguez, que era alumno de Botafogo y que ya tocaba en un par de bandas de zona oeste. En los últimos dos años, Joaquín Casas pegó un salto enorme para un chico que todavía no terminó el colegio: se sumó a la banda de su maestro y también empezó a tocar con Cristina Aguayo. Ahora cierra esta etapa de juventud con un disco que, a su vez, da paso a la era de la madurez. El ataque del caimán es un álbum intenso, en el que Joaquín se inclina por un sonido un tanto más rockeado, pero siempre con el blues como eje. Sus interpretaciones con la guitarra eléctrica son agresivas e inapelables y se nota la influencia de Bota y Pappo. Su voz, en cambio, todavía tiene un trecho que recorrer, algo que pasó con todos los músicos que se destaparon en la adolescencia. De los diez temas, tres son composiciones propias: La estación, Blues del colegio y el instrumental acústico que da nombre al álbum. Las letras están bien plantadas, aunque Joaquín suena más seguro cuando canta en inglés temas como Midnight blues, de Slim Harpo, All my love in vain, de Sonny Boy Williamson, o la demoledora versión de Sweet little angel. Sus mentores, Botafogo y Cristina Aguayo, aportan lap Steel y voz, respectivamente, en Smokestack lightinin’. La rítmica, que lo acompaña a lo largo de ocho temas está conformada por los experimentados Rafael Pravettoni en bajo y Luciano Scalera en batería. Los dos acústicos son El ataque del caimán y 32-20 blues, de Robert Johnson. Joaquín Casas tiene un don y sabe cómo aprovecharlo: estudio, dedicación, ensayos y oído abierto, a lo que se le suma el apoyo incondicional de su familia en esta aventura que seguramente, en el futuro, se convertirá en una forma de vida y nos dará más y mejores blues. 

Federico Padin – Esto es blues. El nombre del álbum es pretencioso y desafiante. Pero una vez que comenzamos a escucharlo se vuelve difícil discutir esa sentencia. Federico Padin tiene algunos años más que Joaquín Casas, pero es de la nueva camada de la escena blusera local. Como buen alumno de la Escuela de Blues se enfocó en un estilo de blues determinado y un sonido muy puntual. Los trece temas están enfocados a recrerar el early electric blues, así como lo hacen Big Jon Atkinson, los Headcutters, Nicolás Smoljan o Daniel De Vita, este último responsable de la grabación, mezcla y masterización del disco, además de aportar el toque de su guitarra en Little girl, de Little Walter. Padin es un guitarrista excelso. Se nota que estudió con gran dedicación el sonido de esa época dorada del blues, que abarcó desde fines de la década del treinta hasta comienzos de los cincuenta. Canta un solo tema, I’ve got my eyes on you, de Smokey Smothers, y luego las voces quedan a cargo de Darío Soto, El Topo Ruíz Díaz y Smoljan, quienes también suman sus armónicas. Otros grandes músicos se sumaron a la producción: Juan Manuel Torres en guitarra y Gustavo Doreste en piano, mientras que Darío Scape estuvo al frente del contrabajo y Lorenzo Padin, su papá, hizo su aporte con el bajo eléctrico en una canción. Ulises Scotorin tocó la batería en nueve canciones y Germán Pedraza en dos. El álbum empezó a grabarse en 2017 y tuvo su tiempo de maduración. Un sonido vintage que, paradójicamente, da un toque de aire fresco a la escena. Bienvenido sea.



2 comentarios:

Unknown dijo...

Gracias Martin por siempre estar atento a nuestro trabajo y promocionarlo en tu blog, abrazo grande!!!

Unknown dijo...

Soy joaquin