lunes, 13 de enero de 2020

Raffo stone


En Bien al Sur-Historia del Blues en la Argentina, el libro que escribimos con Gabriel Grätzer, contamos en detalle cómo los músicos británicos de la década del sesenta, entre ellos los Rolling Stones, influenciaron a los pioneros del rock y el blues nacional. Esa influencia se extendió por décadas: muchos oyentes o músicos de blues llegaron al género gracias a Jagger, Richards y compañía, entre otros. Si bien no tengo pruebas, tampoco tengo dudas que los argentinos somos el mejor público stone del mundo. Y eso se ve reflejado en decenas de eventos relacionados con ellos, lugares temáticos, coleccionistas de discos, bandas tributo y el merchandising que todavía se vende en grandes cantidades.

Daniel Raffo, el emblema de la guitarra blusera argentina, hace un tiempo se dejó llevar por la idea de Laura Lagna-Fietta de montar un show homenaje a los Stones, que tuviera como eje los grandes temas de la banda, pero con su propio toque. El sábado volvió a presentarlo, esta vez en Lucille, con un buen marco de público que durante dos horas disfrutó con un recital de altísima calidad con canciones que conocemos todos.

La noche comenzó con Raffo y Jay Jay Troche, solos arriba del escenario, interpretando Long distance call, que Jagger y Richards grabaron en vivo junto a Muddy Waters en el Checkerboard Lounge en 1981. Así, el tributo arrancó con la impronta del blues del Delta, unos de los tantos estilos que serían interpretados durante el show. Cada una de las canciones, salvo una, fueron reinterpretadas por Raffo y la banda, que contó con Guido Venegoni en voz, Martín Munoa en guitarra, Nandu Aquista en teclados, Nacho Porqueres en bajo y Pato Raffo en batería, con algunos invitados como Troche en voz y armónica.

Los músicos entraron en escena para Jumpin’ Jack Flash y, acto seguido, Honky tonk women, que sirvieron para ir elevando la temperatura. Troche volvió para cantar Time is son my side y Venegoni se despachó con una versión blusera e hipnótica de Satisfaction. El saxofonista Martín Tojo subió al escenario para soplar en Harlem shuffle, donde Venegoni deslumbró con una notable interpretación vocal, y Raffo llevó su solo, como si fuera David Gilmour, a un trance pinkfloydesco.

Tras recordar al gran Willie Dixon, el grupo, esta vez con Nico Raffetta en los teclados, se zambulló en el clásico Little red rooster, que incluyó largos solos de Munoa, Troche, Raffo y, por supuesto, el tecladista invitado. De nuevo con el saxo de Tojo sobre la tarima, interpretaron Midnight rambler en clave funky, y después un electrizante cover de Beast of burden que Venegoni cantó a dúo con Mariano Hernandorena, vocalista del grupo Sus Majestades, un auténtico cultor del estilo Jagger. A Miss you, Raffo la reconvirtió casi en una balada, donde alcanzó un climax musical excepcional. Para Gimme shelter subieron Juanito Moro, el baterista de King Size, quien en principio no iba a poder estar y por eso Pato Raffo ocupó su lugar, y Hernandorena, que cantó con tanta energía que parecía que las venas de su cuello iban a reventar.

Volvió Guido Venegoni para Sympathy for the Devil, que la banda encaró como un shuffle, mientras Munoa lucía una careta del mísmisimo Belcebú. Tras esa arremetida diabólica, por única vez en la noche, la banda se volcó a recrear la versión de Love in vain tal como los Stones la tocaron en el disco Get yer ya-ya's out! El cierre vino con Under my thumb, “el primer tema de los Stones que toqué”, según Raffo, y después con todos los invitados sobre el escenario, la rockeada y siempre efectiva Little queenie.

Me acompañó al show René Roca, un viejo amante de los stones, que quedó completamente encantado con el talento de los músicos y la calidad con la que tocaron todos los temas. “Fue un show de nivel internacional. Una maravilla”, me dijo. Y, la verdad, tiene razón.

2 comentarios:

Daniel Raffo dijo...

GRACIASSSSS MARTIN

Daniel Raffo dijo...
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