jueves, 12 de marzo de 2015
La definición de cool
Donavon Frankenreiter define la esencia de lo cool, que tiene un significado mucho más amplio que “copado”, el adjetivo al que se suele recurrir cuando se quiere traducir esa palabra. Sus melodías, su sonido, su lírica, su imagen, su actitud y su puesta en escena minimalista dan sentido a lo que realmente debería entenderse por cool.
Aparece sobre el escenario de Niceto luciendo un sombrero que cubre su cabellera rubia. La barba bien tupida oculta parte de su rostro, aunque deja en evidencia la piel curtida por el sol. Lleva una remera negra gastada, jeans oscuros manchados y botas. A su derecha está Matt Grundy, que gracias a una guitarra y bajo Gibson de doble mástil se las arregla para marcar el ritmo y hacer los solos. A la izquierda de Donavon se ubica el baterista y percusionista Michael Duffy. El comienzo es bien eléctrico y funky con Move by yourself, de su disco de 2006, y Bend in the road, de su álbum debut de 2004, editado por el sello Brushfire de su amigo Jack Johnson. En esa primera parte, en la que por momentos agrega bases de hammond pregrabadas, también se destacan Call me papa, tema que le dedicó a uno de sus hijos, y The way it is.
La onda se expande cuando él y Grundy toman las guitarras acústicas. Suenan los primeros acordes de la mágica Free, que grabó junto a Jack Johnson y que fue su carta de presentación ante las grandes ligas musicales. Siguen con Heading home y Swing on down, en la que Grundy le mete una dosis de blues cuando empieza a soplar una armónica como si fuera un vagabundo en un tren de carga. Donavon lo presenta y se gana una ovación.
El retorno de las guitarras eléctricas viene con una movida versión de Life, love & laughter, que da paso a una reflexiva y groovie On my mind. Otra vez suben el volumen y las dos guitarras suenen con mucha más energía que antes. Reluce el riff vaughanesco de That's too bad (Byron Jam). La canción gana en intensidad, Donavon y Grundy hacen sus solos y cuando el público -entre los que se encuentran decenas de surfers con sus lindas chicas- estalla de júbilo, los músicos saludan y se van.
El clásico “olé, olé, olé” no rima bien con Donavon y menos con Frankenreiter, así que la gente lo combina con un tímido “Donnie”. Vuelven. Donavon toma la acústica de nuevo y se muestra decidido a dar algo más. La melodía de What'cha know about fluye naturalmente. El gran final se acerca. Es casi obvio que va a cerrar con It don't matter, porque es el tema que a sus fieles les gusta cantar. Y cantan. Todos y con muchas ganas. Donavon enrolla el cable del micrófono. Mira hacia el balcón de Niceto y lo arroja. Un muchacho lo agarra y tiene sus segundos de acotada fama. Los demás lo aplauden mientras bailan. Donavon ríe. El flaco le pasa el mic a otro que está abajo, entre la masa. Es un pelado con gorra que está como loco. Y mientras canta se sube al escenario, abraza al maestro y se saca una foto.
Donavon lo hizo. En una hora y media definió la esencia de lo cool. Aquellos que quieran saber qué significa no vayan a buscarlo a un diccionario. Sólo escúchenlo a él.
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