Curioso nombre el de Eric Sardinas. Si nunca lo escucharon regístrenlo, porque en las próximas semanas hablaremos mucho de él. Algunos saldrán a criticarlo en defensa del purismo del blues. “Lo que él hace no es blues”, dirán. Los más abiertos, a los que les gustan los solos frenéticos y punzantes, están en la antesala de un show realmente vibrante. La cita con Eric Sardinas & Big Motor será el 10 de abril en el Teatro Vorterix. Confirmado.
La primera vez que escuché a Eric Sardinas fue en 1999. Por aquél entonces yo estaba subscripto a la revista Blues Revue y una de las reseñas de lanzamientos discográficos era sobre Treat me right, su álbum debut. Primero me llamó la atención su nombre, luego la guitarra dobro que sostenía en la foto de portada del álbum y por último los invitados del disco: Johnny Winter y Hubert Sumlin. Lo encargué en una disquería de Belgrano y al cabo de un par de semanas ya lo tenía conmigo.
El disco, editado por el sello Evidence, me fascinó. La fusión de blues rock explosivo con el sonido denso del Delta estaba muy bien lograda. Su técnica con el slide y su voz profunda se amoldaban a la perfección con el estilo salvaje que proponía. Más allá de la furia rockera que mostraba en algunos temas, y que profundizaría en los discos siguientes, en Treat me right se evidenciaba un notable estudio de músicos como Barbecue Bob, Charley Patton, Bukka White y Elmore James, especialmente en los temas acústicos como Cherry bomb y Goin' to the river.
Eric Sardinas nació el 10 noviembre de 1970 en Fort Lauderdale, Florida. A los seis años, fascinado con viejos discos de 78 rpm del blues del Mississippi, empezó a tocar la guitarra. Si bien es zurdo se adaptó para tocar como diestro. Eso tal vez fue clave para moldear su estilo personal que se basa en dos tipos de afinaciones abiertas: una en Sol y la otra en Re.
En los primeros años del nuevo milenio, y tras el éxito de Treat me right, la prensa empezó a compararlo inevitablemente con George Thorogood y Winter. Si bien su técnica es más refinada que la del primero pero no tanto como de la del segundo, Sardinas se abrió camino en el mundo de la música y llevó sus solos incendiarios a distintas partes del mundo. Y cuando digo solos incendiarios no exageró. Resulta que, al mejor estilo Jimi Hendrix en Monterey Pop, en algún momento se le dio por empezar a quemar sus guitarras en vivo. Pero hace unos años, durante un show en Sidney, Australia, las llamas se salieron de control y le provocaron quemaduras de tercer grado. Es probable que ya no la haga más, pero por las dudas lleven matafuegos.
El show de Vorterix será en formato trío y, de no mediar cambios de último momento, Sardinas estará apuntalado por Levell Price en bajo y Bryan Keeling en batería. Así que ya saben: blues-rock motor y una confirmación que llegó ayer, justo en el día de un nuevo aniversario de la muerte de Pappo y como aperitivo madrugador del show que Johnny Winter dará en octubre en el Gran Rex. No se lo pierdan.