Pese a que su nombre sigue sin despertar mucha atención, David Grissom está haciendo lo suyo desde mediados de los 80. Sus solos, sus riffs, sus aportes anónimos son más conocidos que él. Es cuestión de repasar su carrera: integró la banda del honky tonker Joe Ely y luego la de John Mellencamp. En 1994 se unió a la fugaz pero extraordinaria Storyville, junto a la sección rítmica de Stevie Ray Vaughan, Chris Layton y Tommy Shannon. También a mediados de los 90 empezó a ser invitado regular en las giras de los Allman Brothers, algo que se mantiene hasta el día de hoy. Mientras siguió colaborando en sesiones de grabación de artistas como Buddy Guy, Dixie Chicks, Bob Dylan y Bobby Whitlock. En paralelo tuvo su carrera solista, siempre discreta, apuntalada en un puñado de discos interesantes pero de poca circulación.
Ahora, este nativo de Austin, Texas, cuna de extraordinarios guitarristas, acaba de lanzar su cuarto álbum solista, el que promete posicionarlo en el mainstream de la música de raíces, americana como le gusta llamarla a los gringos. Si bien How it feels to fly fue editado por el mismo sello que los álbumes anteriores, Wide Lode Records, esta vuelta parece que la difusión es mucho más amplia.
El disco tiene doce canciones. Ocho fueron escritas por él y dos junto al músico de country y bluegrass Chris Stapleton. Las dos restantes son extraordinarios covers en vivo de Jessica, de los Allman Brothers, con solos tan potentes y profundos que emocionarían al mismísimo Duane Allman, y Nasty dogs and funky kings, de ZZ Top.
En general al álbum lo mueven los poderosos riffs de guitarra –Grissom toca un diseño exclusivo de Paul Reed Smith- y algunas melodías seductoras como las de Gift of depression o el tema que da nombre al álbum. Si bien el disco apenas tiene retazos bluseros, el primer tema, Bringin’ Sunday mornin’ to saturday night, está dedicado a una leyenda del blues: “Lightnin' Hopkins lightin' up the third ward / Tellin' each story with a low-down chord." Los músicos que lo acompañan -Stefan Intelisano (teclados), Bryan Austin (batería) y Scott Nelson (bajo)- dejan el ritmo ardiendo para que Grissom haga lo suyo.
La prestigiosa revista Guitar Player lo definió así: “Imaginen un encuentro entre Eric Clapton, Billy Gibbons, Brent Mason y Albert Lee… la maestría musical de Grissom les dejará la mandíbula abierta”. How it feels to fly es un disco súper recomendable, de Austin con cariño, buenas canciones, y largos y entretenidos viajes instrumentales que no sólo disfrutarán los guitarristas, sino los oyentes en general.
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