sábado, 8 de febrero de 2014
Robben Ford ataca de nuevo
Robben Ford es uno de esos músicos que uno puede reconocer con apenas escuchar un par de notas. Ese sello indeleble lo dejó plasmado en cada uno de los discos que grabó en las últimas décadas. Desde sus participaciones junto a Jimmy Witherspoon o su paso por la banda familiar The Ford Blues Band hasta sus extraordinarios discos solista de fines de los 80 y comienzos de los 90 -Talk to your daughter, The Blue Line, Mystic myle-, Ford siempre se caracterizó por su forma sublime de tocar la guitarra y por su magistral vocalización.
La historia también cruzó a Robben Ford con tipos como Miles Davis o Charlie Musselwhite y más recientemente con Larry Carlton. Y el guitarrista californiano siempre se mantuvo fiel a sí mismo. Algunos podrán pensar que tanta diversidad atenta contra un estilo, pero eso es un error. En el caso de Robben Ford esa versatilidad para transformarse es su máxima virtud.
Con A day in Nashville, su flamante álbum, ataca de nuevo y sigue la línea del anterior, Bringing it back home. Si bien el título sugiere un desembarco del guitarrista en la música country, se trata más bien de un híbrido entre el blues y el R&B, con algunas pinceladas jazzeras casi imperceptibles. El título refleja que el disco fue grabado en apenas un día. “Nueve canciones en un día. Eso normalmente toma algún tiempo. El crédito se lo llevan los músicos que me acompañaron”, dijo Ford en una entrevista reciente. La banda en cuestión está conformada por uno de los ex guitarristas de los Black Crowes, Audley Freed; Ricky Peterson en teclados; Brian Allen en bajo; Wes Little en batería; más la destacada participación del trombonista Barry Green.
Siete de los temas fueron compuestos por Ford para este álbum que, según sus palabras “lo grabamos en un ambiente controlado pero con el espíritu de un show en vivo”. Una de esas canciones es la humorística Ain’t drinkin’ beer no more, en la que se destaca el ritmo contagioso, un notable solo de guitarra y unos coros con mucha onda. Los dos covers del álbum son una versión más funky que la original de Cut you loose, de James Cotton, y Poor Kelly blues, de Big Maceo.
A day in Nashville es un disco excelente. No se trata de una puesta en escena ambiciosa, sino más bien de canciones que van hacia la médula misma de la música, ahí donde los artistas que buscan rédito comercial difícilmente lleguen. Robben Ford pela sus solos con la combinación justa de talento y sentimiento. Y eso es lo que realmente cuenta.
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4 comentarios:
Robben Ford, de mis preferidos. Qué disco...!! Vamos Martin..!! Abrazo
Excelente Martin!!
buenisimo!! gracias
Uno de los mejores bluesman del momento, camino de convertirse en una leyenda viva. Saludos
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