sábado, 25 de febrero de 2012

Su majestad

Hace poco más de 20 años vi el primer recital de mi vida. Una noche de diciembre de 1991, en el Luna Park, el emblemático estadio porteño de históricas veladas boxísticas y grandes conciertos, me encontré con el resto de mi vida musical. B.B. King y Lucille fueron como una especie de hechizo. Aquella noche salí convencido de que nunca más podría dejar de escuchar blues. Cuando entré al Luna apenas había tenido contacto con un par de discos de Johnny Winter, alguno de S.R.V y Blues ‘n’ jazz, el álbum que B.B. había grabado en 1983. La información que tenía de él y su música era muy poca, a tal punto que con el grupo de amigos que fuimos a verlo creíamos que la canción Stand by me, de Ben E. King, era suya.

Ese recital fue el primero. Después lo vi al año siguiente en el estadio Obras, junto a Pappo; en diciembre de 1993 en el Teatro Gran Rex; cinco años más tarde en el mismo teatro; y por última vez en marzo de 2010, de nuevo en el Luna Park. Cada uno de sus shows me dejó un recuerdo imborrable. Decir que B.B. King es una leyenda viva es casi una obviedad. B.B. King es el Rey del blues, claro, pero creo que también es para muchos de nosotros, que nacimos a miles de kilómetros del corazón del Delta, una especie de padre musical. El hombre que son sus solos únicos nos abrió la puerta al sonido más maravilloso que existe.

Riley King nació el 16 de septiembre de 1925 cerca de Itta Bena, un pequeño pueblo rural del Mississippi, que está dentro del triangulo que conforman las ciudades de Greenwood, Greenwich y Clarksdale. Su padre lo abandonó cuando era un niño y él se crío con su madre y su abuela. Trabajó como aparcero, donde seguramente escuchó las primeras work songs que luego combinó con los spirituals que escuchaba en la iglesia. Tiempo después, cuando ya era adolescente, se mudó a Indianola, también en Mississippi, donde siguió escuchando country blues y góspel.

Bukka White
Las influencias más directas de B.B. King, esas que moldearon su estilo fueron dos nombres ligados al blues y otros dos al jazz: T-Bone Walker, Lonnie Johnson, Charlie Christian y Django Reinhardt. Los cuatro tenían algo en común: la guitarra eléctrica, algo revolucionario para la década del cuarenta. Pero antes de que ese sonido entrara definitivamente en su vida, el blues más primitivo cautivó a B.B., su primo Bukka White lo moldeó en Memphis cuando él apenas tenía 20 años. Se radicó en la gran ciudad y empezó a trabajar como disc jockey en la radio WDIA. Allí lo llamaban Beale Street Blues Boy, que luego derivó en el apodo que lo hizo famoso: B.B.

En 1949, grabó sus primeros cuatro temas para el sello Jim Bulleit's Bullet Records y podo después firmó contrato con los Bihari Brothers y trabajó junto a Sam Phillips, quien todavía no había empezado con el histórico Sun Records. Dos años después, King grabó su primer éxito Three O'Clock blues. La historia ya había empezado a escribir su propio curso. King ya estaba destinado a convertirse en el Rey. Durante la década del cincuenta, y ya acariciando las cuerdas de Lucille, una hermosa Gibson ES-355 negra, editó parte de lo mejor de su catálogo: Woke up this morning, Every day I have the blues, Sweet little angel y Sweet sixteen. Los sesenta consolidarían a B.B. definitivamente. Sus dos canciones más populares son de esa década: How blue can you get y The thrill is gone. Desde entonces editó decenas de discos. Pero sin dudas sus mejores álbumes los grabó en vivo: Live at The Regal (1965) y Live at Cook County Jail (1971).

En los noventa tuvo un auge discográfico. Si bien se trataron de trabajos más comerciales, que apuntaron a un público masivo, lograron, en efecto, arrastrar cantidades de nuevas almas a su mundo. De esa época los más conocidos son There is always one more time (1992), Blues Summit (1993) y Deuces wild (1997). Ya para entonces, B.B. tocaba más de 300 recitales al año en todo el mundo, de Japón a la Argentina y de Suecia a Sudáfrica.

Eric Clapton y B.B. King
Sin dudas, B.B. King contribuyó como nadie a la universalización del blues. No hay un solo guitarrista actual que no haya sido influenciado por su forma de tocar. Grabó con los Stones, Eric Clapton y U2. Según la revista Rolling Stone es el tercer mejor guitarrista de la historia, detrás de Jimi Hendrix y Duane Allman, aunque estos dos también fueron influenciados por él. B.B. King es un ejemplo de perseverancia y amor al blues que trascendió a su propio mito y que es venerado en el mundo entero por los amantes del género y respetado por todos los demás.

7 comentarios:

Claudia Cipollone dijo...

BB King me emociona profundamente.

Goyo Delta Blues dijo...

muy bueno!

Marcos Lenn dijo...

B, B, su majestad.

Mariano Cardozo dijo...

Martin, estuve en en Luna Park en esa noche en el 90...fue mi primer show de Blues ...cambio mi vida para siempre...esa noche me di cuenta que mi vida estaria ligada al Blues por siempre. Te felicito por la nota. Gracias por hacerme recordar esa noche inolvidable . Un abrazo. MC

Grace Pousá dijo...

excelente resumen..!

Paul Citaro dijo...

Siempre con el paño fresco Martin, deluxe.

Guillermo Blues dijo...

Soy uno mas que tuvo la dicha de presenciar ese show, creo que fué un miercoles. Llegué con la apertura de Durazno de Gala, cuando empezó el show de BB corrií con mi amigo hacia adelante a escabullirme en las primeras filas, en el pasillo, para presenciar el show de Blues mas impresionante de mi vida.
Por si alguien lo quiere tengo en VHS la filmación de aquel show memorable.