El año pasado me topé con el disco The Legend of Fillmore Slim. Me llamó la atención la foto de la tapa. Un hombre negro, alto y un tanto desgarbado, sosteniendo una guitarra Flying V, enfundado en un saco cruzado, de un azul llamativo. El gorro gris y los anteojos negros que llevaba no permitían ver bien las facciones de su rostro. ¿Quién era ese misterioso ser que decía ser una leyenda? Al escuchar el disco, me encontré con un cantante y guitarrista discreto, con más pasión que talento. La banda lo acompañaba con soltura. La mayoría de las letras de las canciones eran autorreferenciales: destilaban noche, tugurios, alcohol y clandestinidad. Después busqué en Youtube algunos videos de este hombre. En cada uno de ellos aparecía con un traje polémico cantando con una voz que se perdía en el sonido ambiente de algún festival aire libre. Los videos no me impresionaron tanto. Para completar el círculo googlie su nombre y terminé de entender: Fillmore Slim es una especie de Snoop Doggy Dog del blues.
Su verdadero nombre es Clarence Sims. Nació en Nueva Orleans allá por 1935 y en los sesenta se instaló en San Francisco. Allí, con la cárcel de Alcatraz y el Golden Gate como testigos, desarrolló una carrera regenteando mujeres y también cantando blues. Fillmore Slim se convirtió en un verdadero cafiolo, un pimp a la vieja usanza. Tuvo bajo su ala a miles prostitutas y el dinero que ganó lo invirtió en autos caros, trajes coloridos, zapatos de cocodrilo y alhajas. Esos años de su vida quedaron reflejados en el documental American Pimp.
En 1980 fue detenido por intentar comprar un pasaporte falso para viajar a Francia y pasó cinco años preso. Cuando salió se instaló en Oakland y se dedicó de lleno a la música. Su carrera se fue extendiendo de a poco a lo largo de EE.UU., siempre alimentada por sus andanzas. Desde entonces editó cinco discos: Born to sing the blues (1985), Other side of the road (2000), Funky mama’s house (2004), The game (2004) y The Legend of Fillmore Slim (2009). En cada uno de ellos están bien patentes sus influencias: T-Bone Walker, Johnny "Guitar" Watson, Elmore James y Freddie King.
Su apodo proviene de su época dorada, en la que ganaba fortunas con las mujeres y había logrado una buena reputación tocando en el Fillmore Theatre, donde fue telonero de B.B. King y Dinah Washington, entre otros. Tiempo antes, en 1955, cuando era conocido como Clarence “Guitar” Sims, en su paso por Los Angeles, mantuvo una relación con Etta James, antes de que ella se hiciera famosa.
"El blues es juntar algodón, trabajar en los campos, vivir en la calle, y ustedes saben que yo hice todas esas cosas", dijo una vez. Las leyendas se construyen con el tiempo y si hay algo que Fillmore Slim supo hacer fue alimentar la suya. Bienvenidos a su mundo.
3 comentarios:
Martin, muchas gracias por darme la oportunidad de escuchar a estos tipos, desde Capilla del Monte (de vacaciones), mirando la luna en los cerros, con un Fond de Cave, pienso si falta algo más...
Jorge (Recital de BB King, remera de House of Blues)
grande Jorge. Te mando un abrazo!!!
que hallazgo, genial
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