miércoles, 12 de enero de 2011

Cuentas pendientes

Estos son algunos de los mejores discos del año pasado cuyas reseñas se me habían traspapelado.

Lucky Peterson – You can always turn around. Hace varios años Lucky Peterson apareció en la escena blusera. A comienzos de los setenta irrumpió como un niño prodigio, versátil con varios instrumentos, que se crió escuchando grandes músicos en el bar de su padre en Buffalo, y que finalmente tuvo el impulso de un prócer como Willie Dixcon. Desde entonces Lucky forjó una carrera excepcional, aunque con algunos altibajos. A fines del año pasado editó este disco magistral, en el que se luce con el piano, la guitarra acústica y la eléctrica, y en el que su poderío vocal alcanza rangos de excelencia. You can always turn around tiene la esencia de Chicago y sus temas son joyas del género como I believe I’ll dust my broom, Statesboro blues, Think y Why are people like that.

Jim Lauderdale - Patchwork river. Me costó mucho conseguir éste álbum y desde que lo tengo lo escuché una y otra vez. Me resultó difícil dejarlo afuera de la lista de los diez mejores del año, así que podría ser el bonus track de esa selección. Es música pura, orgánica, surgida de los campos, de las raíces más profundas de la cultura norteamericana. Lauderdale es un verdadero fenómeno, a pesar de que no es un artista masivo. Su primer álbum lo editó en 1991 y desde entonces grabó casi un disco por año. También colaboró con músicos de la talla de Lucinda Williams, Dwight Yoakam, Solomon Burke y Elvis Costello. Patchwork river es, tal vez, su mejor trabajo. Las canciones tienen el sello de Robert Hunter, letrista de los Grateful Dead, lo que le da a Patchwork river el espíritu renovado de Workingman’s dead.

Nick Curran - Reform school girl. Bienvenidos al nuevo mundo del viejo rock and roll. Si Nick Curran hubiera nacido en los cincuenta hoy sería una leyenda. Pero su tiempo es otro y lo que él hace hoy es una especie de revisionismo histórico de lo que Little Richard o Eddie Cochran hicieron en su tiempo. Pero las influencias de Curran no se limitan al r&r clásico: también se nutre de la música de T-Bone Walker, Johnny “Guitar” Watson y Earl Hooker. Para quienes no lo conocen, Curran alternó su carrera solista con otros proyectos: integró una de las formaciones de los Fabulous Thunderbirds, junto a Kim Wilson, y tuvo una banda pseudo punk llamada Degüello. Reform school girl es un álbum crudo, chirriante, potente y furioso. Rock and roll en estado puro.

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