lunes, 31 de octubre de 2016
El arcángel del blues
Antes de salir a escena los músicos se juntan en círculo y Gabriel Delta levanta el vaso de plástico con vino tinto y brinda por el show que está por empezar. "Vamos tranquilos ¡A disfrutar!", arenga con su español italianizado. Los vasos chocan en el aire y algunas gotas salpican sus rostros extasiados. Los cuatro suben las escaleras de metal que los llevan hasta el escenario de Velma Café y, tras la presentación, se corre el telón y descargan un brote eléctrico fenomenal con la canción No more time on you, de su disco Brothers.
Velma está repleto y es la revancha de Gabriel Delta tras su show de 2014, en el que una tormenta impidió que gran parte de los que habían comprado entradas anticipadas pudieran asistir al show. La banda, esta vez, está conformada por Pehuén Innocenti en hammond, Sergio Mayorano en bajo y Gabriel Cabiaglia en batería, este último es el único de los cuatro que tocó aquella vez en el Samsung Studio. Gabriel Delta había anticipado que en esta presentación iba a interpretar temas de Brothers y algún que otro cover y por eso, ni bien terminada la primera canción, cumple con su palabra y se adentra en el mundo de Albert King para una candente versión de I'll play the blue for you, a la que le sigue un blues lento y arrastrado de su autoría, Blues don't hurt me, en el que Innocenti desgrana su primer solo de hammond.
Su guitarra Esus, diseñada exclusivamente para él por la marca Graal, tiene un sonido filoso y potente que va ganando en intensidad a medida que sus dedos entran en calor. En el cuarto tema, The painter, la banda eleva el sonido a otra dimensión. El influjo de Albert King reaparece con Breaking up somebody's home y a continuación vuelve sobre sus composiciones y regala la balada Skyless angels.
"Este es un pequeño tributo al más grande de todos nosotros que vivimos acá y alguna vez agarramos una guitarra", dice Gabriel Delta antes de lanzar los primeros acordes de El viejo. A Pappo no lo nombra, pero no hace falta. Todos saben a quién se refiere. Luego cambia su guitarra por una Epiphone Sheraton 335, se coloca el slide en el dedo meñique e invita a escena a Sandra Vázquez para interpretar It's time of revolution y Rollin' & tumblin', con pasitos de baile incluidos. La armónica se pierde un poco entre el combo sonoro, en el que predomina el peso del bajo, y por eso Gabriel Delta le pide a la banda que baje los decibeles para que el solo fluya con más nitidez. "Y ahora otra canción de mi último disco, Happiness, que más que una canción es un deseo", anuncia el arcángel del blues antes de embarcarse en su melodía más atractiva.
Antes de que Sandra Vázquez vuelva con su armónica a escena para interpretar Cadillac assembly, también de Albert King, Gabriel Delta baila con Juu-Jaa, un instrumental con espíritu latino que grabó en su disco Kusiwan. El final es inminente y la banda contraataca con todo lo tiene y la poderosa Blues everywhere rebota en cada rincón del lugar. No se hacen esperar para el bis y ante el clamor del público se despiden con la elocuente Time for goodbye en la que el cantante y guitarrista rompe una cuerda en el solo final.
Gabriel Delta, el arcángel del blues, el mensajero, se reencuentra con su gente y sus raíces. Es apenas el primer paso de un desembarco que será paulatino y que lo llevará, muy pronto, a girar por todo el país, para pregonar su mensaje a través de sus canciones, algo que este emblema de la guitarra blusera argentina merece sin ningún lugar a dudas.
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