Esta es una de las interpretaciones más viscerales y sentidas de la historia del blues. Ocurrió en Berlín, en 1966, durante el American Folk Blues Festival. La presentación está a cargo del gran Roosevelt Sykes y la banda está conformada por Little Brother Montgomery en piano, Jack Myers en bajo y Fred Below en batería. La introducción vocal de Otis Rush en I can’t quit you baby alcanza un registro estremecedor y se sostiene por unos segundos, que uno desea que no se acabe nunca. Es de una profundidad y un sentimiento incomparable. También lo es el solo que despunta pasados los 2:40. Su marca registrada, su zurda mágica. La banda suena ajustada y muy compenetrada. El público, todos rubios y muy bien vestidos, lo escuchan absortos. El aplauso final es efusivo, a pesar de que ninguno haga una profusa manifestación de júbilo. Es apenas una interpretación que resume la vida y obra de este gran artista que contribuyó, como pocos, a la universalización del blues.
Si bien su discografía es un tanto dispersa, tuvo algunos grandes éxitos, además de I can’t quit you baby, Double trouble y All your love (I miss loving), que pegaron especialmente en Inglaterra en la década del sesenta e influenciaron a grandes guitarristas como Eric Clapton, Peter Green, Jimmy Page y Jeff Beck.
Rush tocaba con una guitarra para diestros y por eso el sonido distintivo de su fraseo. Dueño de un tono único y un vibrato especial, al principio de su carrera utilizó la Fender Stratocaster y luego pasó a la Epiphone Riviera y más tarde cambió por la Gibson ES-355.
En 2003, Otis Rush sufrió un derrame cerebral y no pudo volver a tocar. En todo este tiempo estuvo acompañado por su mujer, Masaki Rush, la misma que este sábado 29 de septiembre confirmó que el guitarrista había fallecido. Fue un largo y tortuoso camino el que debió atravesar la pareja durante tres lustros hasta el inexorable final. Sin embargo, hace dos años, en el Festival de Blues de Chicago, tuvo su merecido tributo en vida. Encabezado por Michael Ledbetter y Mike Welch particparon músicos como Bob Stroger, Billy Flynn, Ronnie Earl y muchos más. Otis apareció en el escenario en su silla de ruedas. La ovación fue interminable.
Hace más de 20 tuve el honor de estrecharle mano y presenciar un show suyo en un bar de Nueva York. Fue uno de esos momentos que se dan unja sola vez en la vida. Lo recuerdo con sus anteojos negros, su clásico sombrero, una camisa roja y saco azul. Y su sonrisa. Enorme y blanca. Tocó su clásico repertorio y me hizo volar.
Otis Rush pasó a la inmortalidad y por eso su música nunca morirá.
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