lunes, 17 de octubre de 2016

Dos caras del blues local

Jorge Senno - La noche que quedó grabada. Jorge Senno es el músico que mejor combina el country blues con el blues autóctono. Y su flamante disco en vivo, que se financió de forma colectiva a través de Panal de Ideas, es un fiel reflejo de eso. Con el slide desgarrando las cuerdas metálicas de una guitarra dobro, Senno abre el show con una profunda versión instrumental de Eliseo blues. En Cardo ruso, al artista lo acompañan Franco Capriati (armónica), Facundo López Burgos (guitarra de 12 cuerdas), Freddy Prochnik (bajo) y Martín Beckerman (batería) -la base de gran parte del álbum- para comenzar a enarbolar la bandera del "sonido Senno". Conduciendo por Berlín Oriental es otro ejemplo de ello, el fraseo de su voz tiene una marcada influencia de Manal, mientras que sus solos con slide nos llevan sin escalas a orillas del Mississippi. En Rock de Matías suma a Rubén de León y Daniel Manzini, de La Banda del Paraíso, quienes jerarquizan su presentación por ser una porción de la historia del rock nacional. Ruta 25 es un road trip musical memorable con una hermosa melodía. Le sigue Un día volaré con el acordeón de Matías Foreiter. Barraca Peña blues es su tema más emblemático y aquí la interpreta muy bien acompañado por Franco Capriati y la bella Cristina Dall en piano. Otro invitado de renombre es Caburo, la voz del blues rosarino, quien canta En el cosmos no hay error con mucha prestancia. La última parte del show que quedó grabado se nutre de canciones del rock nacional que son parte del ADN de Senno. Claudia Puyó entona una versión campestre de su Perfumes clandestinos y otra más folkie de Por probar el vino y el agua salada, de Charly García, para cerrar su participación en clave más blusera con Todo el día me pregunto, de Manal, y Despiertate nena, del Flaco Spientta. El álbum, que tiene su correlato en DVD, termina con el Blues de la amenaza nocturna con la voz de Rubén de León, la guitarra de Claudio Kleiman, el piano de Cristina Dall, los coros de Marcelo Ponce y Viviana Dallas, y otro solo con slide muy sentido de Senno. La noche que quedó grabada es una celebración a su trayectoria y sus influencias, pero más que nada es su consolidación como nexo entre dos estilos de blues muy distintos.

Ximena Monzón - My harp my soul. En un plano distinto está el disco debut de Ximena Monzón. My harp my soul tiene diez temas, nueve de ellos covers de blues tradicional con un fuerte anclaje en Chicago. La primera canción, que da nombre al disco, es una composición de Mauro Bonamico, bajista de la banda, que tiene un swing muy particular en el que la voz y la armónica de Ximena encajan a la perfección. Sigue con una versión candente de Scratch my back, en la que ella distorsiona su voz con el micrófono de la armónica, lo que le da un toque más crudo, mientras que Santiago Espósito y Federico Verteramo crean surcos sonoros estelares con sus guitarras. Blues never die (El blues nunca muere), de Otis Spann, es un alegato más que elocuente de su sentimiento blusero, que interpreta con mucha pasión, en el que las guitarras y la armónica ocupan el espacio vacío del piano de la versión original. En Something you got, Ximena muestra su costado soulero y se luce con hermosas armonías vocales. Con Blue Carnegie, un instrumental de Jimmy Reed, y Walter's boogie, de Walter Horton, Ximena y la banda vuelven al blues más denso de Chicago. En Baby please don't go distorsiona su voz otra vez y crea un efecto hipnótico, mientras que en Everybody's fishin' lleva el blues a su expresión más festiva con el excelente coro que conforman sus músicos. Además del gran trabajo de los dos guitarristas, la sección rítmica se nutre del pulso soberbio del bajista Mauro Bonamico y de la solidez de los bateristas Germán Pedraza y Rodrigo Benbassat, quienes alternan en ocho de los diez temas. Los dos tracks restantes son acústicos: Ximena es acompañada por Mauro Bonamico en guitarra en Stranger blues y Rainin' in my heart, esta última de Slim Harpo. My harp my soul no solo es un muy buen álbum de blues tradicional sino que sintetiza el esfuerzo y el trabajo de una artista joven que no para de crecer.

1 comentario:

Oscar Castro dijo...

No escuché el de Senno aún, pero Ximena se merece lo mejor. Es una locomotora de laburo.