domingo, 11 de enero de 2015

Pendientes del año pasado Vol. 2


Sugar Ray Norcia & The Bluetones – Living tear to tear. El sexto álbum del armoniquista para Severn Records es de una exquisitez extrema. Cada acorde, cada riff, cada tono está cuidado hasta el punto de la obsesión. El disco sintetiza la tradición de grandes músicos y bandas de la Cota Este, de estilo refinado, encabezados por Ronnie Earl, Duke Robillard y Roomful of Blues. La formación de los Bluetones incluye a Monster Mike Welch en guitarra, un ex niño prodigio que reluce con una técnica formidable; a Anthony Geraci en hammond, de amplia trayectoria, especialmente acompañando a Ronnie Earl; a Michael “Mudcat” Ward, toda una institución en bajo y contrabajo, que también tocó con Earl, Hubert Sumlin y Ron Levy, entre otros; y Neal Gouvin en batería que, cómo no podía ser de otra manera, integró la formación de los Broadcasters. Seis de los doce temas del disco fueron compuestos por Norcia y el resto por los miembros de la banda. En todos hay un sutil balanceo entre el blues de Chicago, el boogie, el shuffle, con algunas líneas jazzeadas, y unos solos de armónica lacerantes y profundos. Por este disco, Norcia está nominado a seis premios de la Blues Foundation, que se otorgarán en mayo: mejor álbum, mejor banda, mejor armoniquista, mejor canción (Things could be worse), mejor álbum tradicional y mejor artista masculino de blues.

Duke Robillard – Calling all blues. El disco número 30 de Duke Robillard tiene todo lo que este gran maestro de las seis cuerdas siempre supo ofrecer. Buenas canciones, tremendos solos y mucho swing. Respaldado por Bruce Bears (teclados), Brad Hallen (bajo) y Mark Teixeira (batería) despliega todo su know how con la guitarra, tanto eléctrica como acústica, con púa y hasta con slide. En Blues beyond the call of duty sobresale la dulce voz femenina de Sunny Crownover y la sección de vientos de Roomful of Blues se suma en algunos temas para darle un marco de mayor intensidad. Es brillante el track inicial, Down in Mexico, con un estilo Memphis bien festivo, y también lo es Confusion blues, que Bears canta como si estuviera poseído por el legendario Mose Allison. En Motor trouble, Robillard despliega un boogie aceitoso y luego sigue con Nasty guitar, un rock and roll como los de ZZ Top, aunque suavizado por el aporte vocal de Cronower. Además, se reversiona a sí mismo con Temptation, tema que grabó en 1994, pero aquí lo lleva a un clima de humo, whisky y jazz. Este nuevo disco es un aporte más de este notable guitarrista al blues contemporáneo que no se puede desaprovechar.

James Jones Trio – Tuned in. Estos jóvenes de Danville, Illinois, al sur de Chicago, se definen como “una banda de blues tradicional”, representantes de la nueva generación. James Jones, en guitarra y voz, es el Messi del trío, mientras que sus pilares son el baterista Aaron Bouslog y el bajista Mitchell Killough. Jones tiene una técnica notable que reluce tanto cuando encara con la acústica y el slide, como en Born a rebel, o con la strato. Su solos pueden ser puñales afilados o tenues caricias. La joya del disco es One more drink, en la que muestra toda la influencia que tiene de Robben Ford, pero en donde claramente busca establecer su propio sonido. Heavy hand touch es un shuffle hecho y derecho en el que su guitarra oficia de guía en un sendero rítmico contagioso. Mitchell's groove es un apasionado testimonio instrumental de tintes jazzeros en el que exhibe todos los recursos que tiene a mano, no solo en los punteos, sino también en el manejo de tiempos y climas. En algún punto, el resto de las canciones suenan parecidas, como si le faltara dar un paso más allá. De todas maneras, es un disco cuidado y muy agradable de escuchar. El futuro dirá cuánto más podrá dar James Jones.

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