domingo, 9 de diciembre de 2012

Norah Jones en el Luna Park

Fotos Mariano Valdivieso
Decenas de grullas de papel flotan encima del escenario. El Luna Park está repleto y no hay que esperar ni siquiera un minuto de más para ver a la mujer que nos convoca. Con una puntualidad que envidiarían hasta los ingleses, Norah Jones pisa el escenario cuando el reloj marca las 21. Lleva un vestido azul que le llega hasta las rodillas, zapatos rojos de taco alto y aros colgantes. Luce un flequillo estilo pin-up con colita, que le da un aspecto más natural y dulce que el de la portada de su último disco, Little broken hearts, en el que se muestra sexy y misteriosa.

Comienza sentada al piano con Cold, cold heart, el clásico de Hank Williams, que grabó hace diez años para su álbum debut, Come away with me. Ese es apenas un anticipo de lo que se vendrá: una mezcla de baladas, country, arreglos jazzeros y pop. Durante la hora y media exacta que durará el show, Norah Jones interpretará temas de todos sus discos, alternando entre el piano, la guitarra eléctrica y el teclado wurlitzer.

Su voz está en un registro impecable, suena hasta mejor que en sus discos. Sorprende con un solo de guitarra apasionado en All a dream, uno de los tracks de su último trabajo, que sólo será opacado por el punteo furioso del guitarrista Jason Roberts en Sinkin’ soon, del álbum Not too late, de 2007. Insisto: Norah Jones es una cantante extraordinaria, tal vez esa sea su mejor virtud, pero no se conforma sólo con eso: busca en las armonías vocales un plus y alcanza momentos fabulosos, especialmente en temas con melodías exquisitas como Say goodbye o Happy pills, esta última con retazos de su época junto a Peter Mallick.

La banda deja el escenario y ella se queda sola frente al público. Otra vez sentada al piano, con el ánimo calmo, toca The nearness of you, un tema que Hoagy Carmichael compuso en 1937, y -su ya clásico- I don't know why. Su costado más country fluye con Creepin’ in, de Feels like home (2004). Norah Jones no logra vencer su timidez y se dirige al público apenas para presentar a sus músicos y anunciar que al día siguiente dará otro show y que probablemente cambiará el set list.

Los bises llegan cuando son las 22.20. Ella y sus músicos vuelven al escenario y se juntan alrededor de un micrófono bidireccional. Norah Jones sostiene una guitarra acústica mientras que Jason Roberts muestra una hermosa y brillante national steel guitar. Josh Lattanzi cambia el bajo eléctrico por un contrabajo, el tecladista Pete Remm toma un acordeón y el baterista Greg Wieczorek se para junto a ellos con un redoblante para un final acústico. Como si fueran una banda callejera, en una esquina de Austin, Texas, interpretan Sunrise y Come away with me.

La noche del sábado está muy agradable y Norah Jones no desentona con el clima. Es su tercera visita al país -las anteriores fueron en 2004 y 2010- y como siempre lo hace logra enamorar al público con sencillez y buenas canciones.

5 comentarios:

Marcos Lenn dijo...

Grande Martin! Abrazo

Anónimo dijo...

En el 2010 también vino!

Anónimo dijo...

Zzzzzzz

Milena dijo...

Excelente recital! y muy buena crónica!! Al parecer el Viernes hizo un cover de los Grateful Dead

Anónimo dijo...

MLS se llama el cover